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Moscú envuelta en humo

Pablo Kummetz4 de agosto de 2010

El humo provocado por los incendios alrededor de la capital de Rusia cubre la metrópolis con un denso smog. Muchos sus habitantes se quejan de dolores de cabeza, náuseas, y problemas respiratorios.

Ruinas de edificios en Mokhovoe, abrasada por el fuego, a unos 135 km al sudeste de Moscú.Imagen: AP

En las últimas 24 horas se registraron 300 nuevos focos de incendio en Rusia, informó hoy (4.8.2010) el Centro Nacional de Crisis. "Nos preparamos para el peor desarrollo de los acontecimientos", dijo el ministro de Protección Civil, Sergei Shoigu.

Especialmente grave sigue siendo la situación de Nishni Novgorod, a unos 400 kilómetros al este de Moscú, donde se encuentra el centro de investigación nuclear de Sarov.

Restos del pueblo de Laskovsky, en la región de Ryazan, a unos 200 km al sudeste de Moscú.Imagen: picture-alliance/dpa

La situación en torno a la instalación, tras el envío de dos efectivos más a la zona, se relajó, dijo Stepanov. Se está intentando contener el avance de las llamas con técnicas pesadas y aviones de extinción.

La cifra de muertos se sitúa en 48. Por primera vez, las autoridades dieron datos también sobre la destrucción de los tesoros culturales. En el pueblo de Jevlashevo, en la zona de Pensa, a unos 560 kilómetros al suroeste de Moscú, se quemó la iglesia ortodoxa rusa del arcángel Miguel, perdiéndose el altar y los iconos del siglo XIX.

Escenas propias de una guerra

La aplanadora de fuego avanza imparable por toda Rusia y deja el país más grande del mundo plagado de escenas propias de una guerra: ruinas, residentes desesperados tras perder su casa, tierra quemada y cadáveres de animales. Rusia está en llamas.

Las autoridades reconocen ya que se trata de una catástrofe nacional. En diversas regiones declararon el estado de excepción. Y el presidente Dmitri Medvedev firmó un decreto para permitir la ayuda extranjera. El país afronta una "gran tragedia", dijo el jefe del Kremlin.

Muchos observadores creen que la situación es incluso peor de lo que dicen las autoridades. Caritas International comenzó a distribuir ropa, alimentos y artículos de higiene para las víctimas en Voronesh y Zaratov. La organización humanitaria teme que haya más muertos de los más de 48 confirmados oficialmente.

Las cifras difundidas por Defensa Civil sobre incendios y territorios arrasados cambian casi hora a hora. Lo cierto es que las llamas ya consumieron un territorio dos veces más grande que la isla de Mallorca.

¿Pronto escasez de cereales?

Tampoco se salvaron los cultivos: según el Ministerio de Agricultura, el desastre se llevó por delante más de 20 millones de toneladas, cerca de una cuarta parte de la cosecha en 2009. En círculos económicos se cuenta con un encarecimiento de los cereales en los próximos meses.

En la región de Omsk ya se vivieron las primeras escenas de gente comprando por precaución harina y trigo sarraceno, muy consumido por los rusos. Los precios de muchos alimentos aumentaron un 15 por ciento en una semana, según el diario "Nesavissimaya Gazeta".

El primer ministro, Vladimir Putin, visitó diversas regiones afectadas con el objetivo de cimentar la imagen de un Estado protector y atento a los problemas de su población. El ex presidente prometió que las viviendas destruidas serán reemplazadas con otras nuevas en noviembre, a más tardar.

"¡El Estado tiene la culpa!"

Pero las críticas a la gestión del desastre siguen creciendo. "¡El Estado tiene la culpa!", gritaron al primer ministro varios residentes desesperados durante una visita.

La organización ecologista WWF denunció que la política de protección de bosques seguida por el gobierno fue totalmente fallida.

Muchas zonas arrasadas necesitarán al menos una década para regenerarse, lamentó el experto Nikolai Shmatkov. Las llamas también destruyeron la fuente de alimentación para muchos animales.

Shmatkov acusó al Kremlin de haber contribuido de forma insuficiente a la lucha contra el cambio climático. La nube de humo en parte tóxico que cubre Moscú desde hace días es también consecuencia de la progresiva evaporación de los pantanos, que comenzó ya en tiempos de la Unión Soviética.

La turba arde muy rápido y el calor se conserva por mucho tiempo. Por eso la idea de inundar las turbas comienza a ganar terreno por primera vez en la estrategia de Putin.

dpa

Editor: Pablo Kummetz