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"Mubarak no cederá fácilmente"

30 de enero de 2011

Pese al toque de queda y al caos en las calles de Egipto, las manifestaciones continúan. Deutsche Welle conversó con Ronald Meinardus, director de la alemana Fundación Friedrich-Naumann en El Cairo.

"Libertad", piden los manifestantes en las calles de El Cairo.Imagen: AP

En el corazón de El Cairo, en la plaza Tahrir, 7.000 personas permanecían manifestándose una hora después de iniciado el toque de queda, según reportan testigos. Deutsche Welle se puso al habla este domingo con el Ronald Meinardus, periodista y antiguo colaborador de este servicio de noticias, actual director en El Cairo de la Fundación Friedrich-Naumann para la Libertad (FNF), vinculada al Partido Liberal Democrático alemán (FDP).

Meinardus calificó de precaria la situación de la seguridad en la capital, sobre todo en los suburbios, donde la policía se ha retirado por completo. Las embajadas han sido evacuadas y el ejército ocupa posiciones en esquinas e intersecciones claves.

Las áreas urbanas y comerciales se hallan vigiladas por comités de ciudadanos que enfrentan, entre otros, intentos de saqueos de bandas llegadas desde los barrios más pobres y afectados por la enorme brecha social que divide a la población egipcia, dijo Meinardus a Deutsche Welle.

Sobre la situación política, mediática y la postura deseable de la comunidad europea e internacional, Meinardus conversó con el periodista Andreas Illmer.

Deutsche Welle: señor Meinardus, ¿cuáles considera usted que son los posibles escenarios de futuro en Egipto? ¿Cómo podría evolucionar la actual situación?

Ronald Meinardus: Creo que hay dos escenarios posibles, llamémosles 'el blanco' y 'el negro'. El primero sería uno en el que el presidente Mubarak renunciaría, y el segundo uno en que se aferre al poder y todo este asunto se prolongue y extienda de alguna manera. En este momento, tengo la sensación de que el escenario positivo u optimista en el que él se va es el menos probable y de que tendremos que estar preparados para lidiar con esto durante los próximos días o quizás semanas.

La protesta en Egipto es espontánea: detrás no hay ni grupos políticos ni organizaciones, dice Ronald Meinardus.Imagen: dapd

¿Qué pasaría si Mubarak renuncia? ¿Se daría un vacío de poder y aún más caos?

Hay mucha especulación con respeto a esto, pero nadie sabe nada, probablemente tampoco la gente más cercana al poder.

El Gobierno – que solemos llamar autoritario y eso por buenas razones – insiste en su legalidad y en que el señor Mubarak ha sido elegido conforme a que se establece en la Constitución egipcia, con lo que descarta la renuncia sólo porque lo demande la calle.

Que ahora el señor Omar Suleimán ocupe la posición de vicepresidente (un cargo nombrado por Mubarak por primera vez en sus 30 años de gobierno), es interpretado por muchos como una señal. Y se trataría efectivamente una salida a esta crisis en el sentido de la constitución egipcia. Pero, al mismo tiempo, la realidad política es que Omar Suleimán no es reconocido por los manifestantes como un (posible) presidente legítimo.

Así que asumo que muchos manifestantes y opositores egipcios continuarán protestando porque ellos lo que le están pidiendo al presidente es que se retire y al régimen que se desintegre.

¿Cuán organizada está la oposición? Todos hemos oído hablar de los Hermanos Musulmanes pero, ¿existen otros grupos contrarios al régimen?

Ésta no es una revuelta organizada, sino espontánea. No está dirigida por grupos, partidos u formaciones. Y eso hace las cosas más difíciles. No existen los voceros, no hay personas con las que el Gobierno pueda negociar. Incluso Mohamed El Baradei habla en su propio nombre y no está nada claro si cuenta con el apoyo de los manifestantes. Es popular en los medios, particularmente en los occidentales porque tiene un dominio fluido y elocuente del inglés, pero eso no significa que lo sigan las masas que protestan.

Miles de egipcios desafían el toque de queda y salen a la calle a protestar contra el Gobierno.Imagen: AP

Pero, incluso si las protestas no han sido organizadas por grupos opositores, ¿existe en Egipto una oposición que estaría lista para actuar si el Gobierno llegase a colapsar?

Ésa es una de las grandes preguntas. Es el mismo problema que vimos con la transición en Túnez. El régimen, el Partido Nacional Democrático, ha monopolizado la política egipcia durante muchos años y ha evitado el funcionamiento de una oposición como la conocemos en los países occidentales; ha ahogado toda actividad política.

Sin embargo, creo que hay más vida política en Egipto de que la que jamás hubo en Túnez. Aquí existen los partidos, incluso otros más allá de los Hermanos Musulmanes. Está el tradicional partido Baaz, que ocupó el poder durante la primera mitad del siglo pasado, y hay además pequeños partidos socialistas.

Pero estas formaciones no juegan un papel destacado en las protestas. El proceso político paralelo a las manifestaciones no está teniendo lugar, en parte porque el Gobierno se encarga de impedirlo. Eso demuestra que no nos encontramos al final del proceso, sino quizás muy al comienzo.

Usted ha dicho que el escenario más probable es que Mubarak se aferre al poder. ¿Qué significa eso? ¿Se darán los manifestantes por vencidos?

No, lo que he dicho es que Mubarak no cederá fácilmente. Su estrategia parece centrarse en mostrar fuerza. Justo ahora, el toque de queda está entrando en efecto y las fuerzas armadas vuelan sobre El Cairo, haciendo mucho ruido y mostrando que el Gobierno es poderoso. Mubarak se ha reunido hoy con las fuerzas armadas. Las dos personas que ha nombrado (como parte del nuevo gabinete), el vicepresidente y el nuevo primer ministro, son militares.

La gran pregunta ahora es si el ejército usará la fuerza. Algunos periodistas están convencidos de que optará por disparar contra los manifestantes, pero eso todavía no ha sucedido. Ha habido violencia por parte de la policía, pero no del ejército.

La policía ya ha usado la violencia contra los manifestantes. Si lo hará el ejército egipcio es la gran incógnita.Imagen: dapd

El canal de televisión Al-Yazira ha sido prohibido hoy en Egipto. Algunos medios alemanes especulan con eso podría deberse a que el ejército planea proceder contra los manifestantes y no quiere que haya imágenes…

Sí, las oficinas de Al-Yazira han sido cerradas, aunque siguen transmitiendo en inglés vía satélite. En mi opinión, la cadena es a veces poco ecuánime y parcial, pero lo cierto es que Al-Yazira ha irritado mucho al Gobierno egipcio, como a otros de la región, sobre todo porque no se trata de un consorcio occidental, sino de uno árabe, con origen en Qatar.

Y si usted entra en las casas o los coffee shops egipcios, lo que oirá y verá es Al-Yazira. Por eso que el Gobierno la ha suspendido, igual que supendió el servicio de Internet e incluso de telefonía. Éste últimos está funcionando ahora nuevamente, pero no hay indicaciones de que se vaya a suceder lo mismo con los otros dos.

¿Cómo cree usted que debería actuar Alemania o la Unión Europea en los próximos días?

Creo que Alemania y la UE tienen, en todo caso, una responsabilidad o posición secundaria detrás del Gobierno de Estados Unidos. Y es evidente que Barack Obama y Hillary Clinton se están tomado esto muy en serio y empezando a reconsiderar su apoyo financiero al Gobierno egipcio, que es mucho mayor que el alemán.

En mi opinión, se debería hacer ver al Gobierno egipcio desde todos los rincones de Occidente que esta situación es insostenible y que lo se necesita ahora es una transición pacífica y democrática. Esto no debe quedar en retórica, sino alcanzar una dimensión concreta, que involucre la ayuda de cientos de millones que Egipto recibe también de Europa.

Aún se habla del rol de Egipto en conflicto palestino-israelí, de que quizás a Estado Unidos le convenga la estabilidad del Gobierno de Mubarak, en aras de la estabilidad de la región…

Creo que debemos reconsiderar nuestra creencia de que apoyar dictadores sirve para garantizar estabilidad. Los gobiernos democráticos de hoy día deben apoyar a los movimientos democráticos, y no a las dictaduras.

Autor: Andreas Illmer (RML)

Editora: Luna Bolívar Manaut

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