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"Mubarak sólo echa más leña al fuego"

11 de febrero de 2011

La negativa del presidente egipcio a abandonar el poder podría causar más caos y violencia en lugar de una transición ordenada hacia la democracia, opina la prensa.

Manifestantes en la Plaza de la Libertad (10/2/2011).Imagen: AP

Der Standard, de Viena: “Este intento de Mubarak de apaciguar los ánimos sólo echó más leña al fuego en la Plaza de la Libertad, tan segura de la victoria. En su visión irreal de los acontecimientos, el presidente egipcio cree seguramente que después de él viene el caos. Sin embargo, es él quien lo está provocando. La revolución egipcia se encuentra en una peligrosa bifurcación de caminos, en la que otra vez se plantea la cuestión de la actitud del ejército. ¿Sostendrá al viejo dictador? ¿Disparará a las masas de manifestantes para lograr ese cometido? O seguirá esperando sentado que Mubarak anuncie con mayor claridad lo que se puede esperar de él?”

“Egipcios, indignados con rodeos del déspota”

The Times, de Londres: “Después de 30 años en el poder, está claro que Mubarak no está dispuesto a dimitir. Lo que sorprende es que, en un momento decisivo, se le ocurra pronunciar un discurso tan carente de sentido. Es posible que esté apoyado rey Abdullah II de Arabia Saudí. El rey intentó osadamente sustraerse a la influencia de EE. UU. y declaró que pondría todos los medios a disposición, en caso de que el Gobierno de Obama recortase su ayuda económica. La Casa Blanca debe ahora insistir en que en Egipto se produzca una total suspensión del estado de sitio y en que sigan llevando a cabo reformas. El Cairo tiene que mantener conversaciones con todos los grupos opositores para acordar con ellos una transición ordenada hacia la democracia. Los manifestantes juraron que van a continuar hasta que Mubarak se vaya. Están indignados, y con razón, con los rodeos del déspota.”

“Está en juego el presitigio de EE. UU. en el mundo árabe”

La Stampa, de Turín: “Hosni Mubarak aprecia más el apoyo de Arabia Saudí que la crítica de Washington, y el presidente estadounidense, Barack Obama, se enfrenta a un nuevo desafío, ya que Riad y El Cairo aprovechan para utilizar la crisis actual en su beneficio. (…) A Obama sólo le queda renunciar una vez más a lo que anunció frente a la Casa Blanca, es decir, su intención de hablar con Hosni Mubarak. En lugar de eso, se reúne en el Salón Roosevelt con el Consejo de Seguridad de EE. UU., en uno de los encuentros más delicados desde el comienzo de su administración. En su agenda figura el desafío planteado a EE. UU. por Hosni Mubarak, que fue, hasta el 25 de enero de 2011, el aliado más importante del país del norte en el mundo árabe. No es sólo el prestigio del futuro democrático de Egipto lo que está en juego, sino también el prestigio de EE. UU. en la región.”

“Choque de dos trenes a gran velocidad”

Süddeutsche Zeitung, de Múnich: “Mubarak trató desesperadamente de encontrar una opción para quedarse y siguió aferrándose al poder, ciego ante los hechos. No quiso comprender las señales, enviadas por un miembro de las mismas Fuerzas Armadas egipcias, que están en condiciones de tomar el poder en el país, siendo la única institución que cuenta con los instrumentos necesarios para garantizar el orden. Los tanques en la Plaza de la Libertad eran una advertencia acerca de que el aparato militar dispone de más medios de coacción que unos torturadores. (…) El objetivo de los militares es restablecer el orden y la estabilidad. Quieren que se produzca una transición sin manifestaciones y sin huelgas. Es seguro que los generales no tolerarán la anarquía, ya que, junto con la autoridad presidencial, no es posible sacrificar también la autoridad militar. Pero también es seguro que, luego de la terca negativa de Mubarak, aumentará la brutalidad de las protestas. Es el inexorable choque de dos trenes aproximándose a gran velocidad.”

“La transición aún no ha empezado”

El País, de Madrid: “El 'rais' no es una pieza fácil de abatir. Su capacidad de resistencia y de maniobra es mayor de lo que todo el mundo esperaba. (…) Era enorme la decepción entre los manifestantes, que ayer abarrotaban la plaza, a pesar de que Mubarak realizó un soberbio ejercicio de adulación, empezando por anunciar el castigo de los responsables de la represión en los últimos días y por pedir perdón a las familias de las 300 víctimas mortales producidas por la policía y los provocadores del régimen. (…) El cinismo del rais, inmediatamente percibido por la plaza de Tahrir, llegó al extremo de calificar como legítimas las aspiraciones de los ciudadanos que protestan. Siendo su continuidad en el poder el principal escollo, Mubarak se erigió en su discurso en imprescindible garante de los cambios que deberán producirse hasta las próximas elecciones. (…) A partir de ahora será más difícil eludir el dilema entre reprimir a los manifestantes o echar de una vez al rais. Las próximas horas van a ser de nuevo muy tensas. La protesta va a continuar. La transición todavía no ha empezado.”

CP/ dpa

Editor: Pablo Kummetz

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