Muere Albert Speer, arquitecto e hijo de ministro de Hitler
16 de septiembre de 2017
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El reconocido urbanista y arquitecto Albert Speer, hijo del también arquitecto y ministro de Armamento de Hitler, ha muerto a los 83 años de edad, publicó este sábado (16.09.2017) el Süddeutsche Zeitung en su edición digital. Según señala el diario, la familia precisó que el arquitecto murió hace unos días en Fráncfort, su ciudad de adopción.
El periódico Bild, por su parte, precisa que Speer sufrió una caída y fue operado poco después de urgencia, pero sin éxito. Speer, el mayor de los seis hijos del ministro de Hitler Albert Speer, nació en 1934 en Berlín y creció en Berchtesgaden, en el sur de Alemania.
Cuando tenía doce años, en 1946, su padre, que murió en 1981 en Londres, fue condenado en los juicios de Núremberg a veinte años de prisión por crímenes de guerra. Se fue a vivir con sus abuelos a Heidelberg y tras aprobar la educación secundaria, fue carpintero; más tarde acabó el bachillerato, estudió Arquitectura en Múnich y se dedicó al urbanismo.
En 1964 fundó su propio gabinete en Fráncfort y desde 1970 era miembro de la Academia Alemana de Urbanismo y Planificación Regional. Entre los proyectos más importantes de Speer, figuran el rascacielos Torre Victoria en Mannheim, el diseño para la Expo 2000 de Hannover, el desarrollo del barrio europeo en el recinto de la antigua estación de mercancías de Fráncfort y el nuevo edificio del Banco Central Europeo.
En China, Speer -que en 2003 obtuvo la Placa Goethe que otorga la ciudad de Fráncfort a personalidades de la vida cultural y científica- asumió en 2006 la planificación de una gigantesca ciudad del automóvil con 300.000 habitantes cerca de Changchun. Asimismo, planificó los estadios para los Mundiales de Fútbol de Sudáfrica 2010 y Qatar 2022 y participó también en el diseño del centro para la cantera del Bayern Múnich.
Durante toda su vida, Speer trató de distanciarse una y otra vez de la ideología y los crímenes de su padre. (EFE)
Cuando ardió el cielo en Colonia
Los británicos llamaron "Operación Milenio" al bombardeo aéreo del 30 de mayo de 1942 sobre Colonia. Para la ciudad fue la "Noche de los mil bombarderos". En menos de dos horas la milenaria Colonia quedó irreconocible.
Imagen: Getty Images/Hulton Archive
Ruinas en torno a la catedral
Incluso en medio del bombardeo total se salvó la catedral. Algunos dicen que fue porque la respetaron. De hecho, sus dos torres sirvieron a los pilotos como punto de referencia en la clara noche de mayo de 1942. Seguramente, lo que la salvó fue su construcción gótica. Los grandes ventanales y los arbotantes derivaron hacia el exterior la onda expansiva de las bombas, suponen los expertos.
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La ciudad antigua
Ni se pudo ni se quiso reconstruir toda la ciudad, a partir de 1945, en su estilo original. Tal era la escasez de viviendas, después de que cayeran, víctima de las bombas, 3.330 casas y 41.000 pisos, que se optó por construir rápido y barato. Pero no en la orilla del casco antiguo. Los turistas que visitan cada día esa parte de la ciudad pueden hacerse una idea de cómo era la antigua Colonia.
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Cuando la guerra entró en casa
El 31 de mayo de 1942, a partir de exactamente de las 00:47, murieron 469 personas en torno a la catedral de Colonia. Las estadísticas han registrado con precisión: hasta las 03:10 am cayeron 20 minas aéreas, 864 bombas, 110.000 varillas incendiarias y 1044 bombas de fósforo. Más de 45.000 personas perdieron sus hogares.
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El final de la antigua Colonia
La noche del 30 de mayo dejó cicatrices que todavía perduran en la faz de la antigua colonia romana, una de las mayores ciudades comerciales y universitarias de la Edad Media. A pesar de eso, la catedral y la orilla del Rin transforman a Colonia en una ciudad que atrae a millones de turistas cada año.
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El "bombardero Harris"
Arthur Harris, apodado "bombardero Harris", fue el "padre" de los bombardeos contra ciudades alemanas. Su táctica para doblegar a la población mediante ataques contra civiles es todavía cuestionada en Gran Bretaña. Sólo tiempo después se le erigió un monumento, más bien sin darle mucha publicidad. Como militar activo, se le negó un escaño en la Cámara de los Lores.
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Pilotos de la noche de los mil bombardeos
Winston Churchill solía llamar cada mañana al puesto de mando de los bombarderos para preguntar por el éxito de los ataques aéreos nocturnos sobre Alemania. La frialdad con la que el general de la Fuerza Aérea Arthur Harris iba a trabajar era, para el mismo Churchill, demasiado. "Estoy harto de los ataques a Colonia", le dijo una vez. "Los coloneses también", le espetó Harris.
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"Carga para Colonia"
Un bombardero Lancaster recibe su carga mortal para un ataque aéreo nocturno sobre Alemania. Los historiadores no se han puesto de acuerdo en si la "guerra total" desde el aire fue, en última instancia, decisiva en la contienda. También para la Royal Air Force fue una sangría. Uno de cada dos tripulantes nunca volvió a casa.
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Peligrosos resabios de guerra
Todavía hay artificieros en actividad. Una y otra vez, los operarios de excavadoras encuentran "llamativos hallazgos" que sobresalen incluso en la superficie del terreno. Frecuentemente deben evacuarse grandes áreas de Colonia. Nadie sabe cuántas bombas sin detonar quedan todavía por descubrir. Arthur Harris lo resumió así: "¿Querían la guerra total? Pues les hemos dado lo que estaban pidiendo".