Cómo enfrentar la muerte y duelo en tiempos del coronavirus
Andrea Grunau
9 de noviembre de 2020
La pandemia nos enfrenta con la muerte y el dolor, y eso nos hace sentir indefensos. ¿Qué podría ayudar en esos momentos? La consejera de duelo Mechtild Schroeter-Rupieper nos lo cuenta en entrevista con DW.
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Deutsche Welle: ¿Cómo experimenta el período del coronavirus en el acompañamiento y la terapia de duelo?
Mechthild Schroeter-Rupieper:Hemos estado cuidando a una familia durante meses. El padre, nacido en Turquía, fue al médico a finales de marzo, y se le prescribió algo para su resfriado. Por la noche, un colega del trabajo lo llamó y le dijo que tenía COVID-19. El padre se aisló en el apartamento. A la mañana siguiente tenía fiebre y fue recogido por la ambulancia. Murió allí dos semanas después.
¿La familia tuvo la oportunidad de verlo?
No, ni siquiera después de su muerte. Es una familia musulmana, el cuerpo del padre fue llevado del hospital a Turquía. La familia no pudo estar en el funeral. La fe musulmana juega un papel para ellos, ya que dice que no hay que estar triste por mucho tiempo. El hijo de 13 años me explicó que, para ellos, el padre está en una especie de espacio intermedio. Cuando lloramos, ese espacio se llena de nuestras lágrimas, y entonces él se ahoga. La madre dijo que nunca había rezado tanto como ahora, que eso la ayudaba. En algún momento empezó a llorar, y dijo que, a pesar de rezar, se encontraba muy mal.
Sí. Los enfermos y moribundos están siendo atendidos. Pero los familiares, aparte de sentir tristeza, están preocupados por la persona que está allí, porque pueden haber dicho en algún momento: 'te prometí que estaría a tu lado hasta el final. Prometí tomarte de la mano, cuidarte'. Y también sienten preocupación porque no saben si están cuidándolo bien, o si la persona tiene miedo. Eso pesa sobre los familiares, además de su propia congoja.
En su libro "Geht sterben wieder vorbei'?" ("¿Morir también pasa?") describe el dolor como un buen amigo, ¿cómo se entiende eso?
Necesito el dolor para que me pueda sentir mejor a largo plazo. Cuando me rompen el corazón, eso es como una herida abierta. Toma un tiempo para sanar. Necesito la pena para eso. Si lo suprimo, estoy bajo presión. El dolor me permite expresar de la pena, y también recibir afecto. ¿Dónde poner el amor que tengo por mi ser querido fallecido? En el dolor.
Ahora, que hay más muertes y más restricciones durante la pandemia, ¿qué deberíamos hacer?
Tenemos que acordar gestos como, por ejemplo: si no podemos ir a tu casa, quiero que sepas que siempre pensaré en ti a las 7:00 de la tarde y encenderé una vela. Después de todo, siempre estamos en otros lugares y podemos decirnos: 'Estoy pensando en ti'. También se pueden hacer cintas de la amistad para los enfermos, o para la abuela, y usar la misma que ellos, que es como una conexión, un puente.
¿Qué puede ayudar si no fue posible despedirse de un ser querido?
Deben saber que llorar es normal al escribir una carta así. Las cartas de despedida son cartas de amor. Van al corazón. No hay que tener miedo y pensar que uno no lo puede hacer. Parte de la tristeza es el llanto, y eso es el corazón, que se expresa, se derrama. El llanto se acaba después de un tiempo. Luego se podría volver a leer la carta en la tumba, o quemarla en un recipiente incombustible y esparcir las cenizas sobre la tumba. Los rituales de despedida ayudan a mucha gente.
Mechthild Schroeter-Rupieper es autora y fundadora del Servicio de Asesoramiento de Duelo Familiar. Ha trabajado con familias en duelo durante casi 30 años e imparte seminarios en varios países europeos.
(gg/cp)
Que descanse en paz: ritos funerarios en Alemania
Alemania tiene estrictas leyes de entierro y muchas tradiciones funerarias, incluyendo el "ágape fúnebre". DW le da detalles sobre las convenciones populares y las últimas tendencias.
Imagen: Imago/W. Otto
Cuando la vida llega a su fin
Unas 954.900 personas murieron en Alemania en 2018, según la oficina federal de estadísticas. A pesar de que el entierro en cementerios es obligatorio en casi todo el país, las prácticas están cambiando, y es común ver grandes áreas de hierba entre las tradicionales parcelas de entierro, que no son permanentes, sino alquiladas por un período de 15 a 20 años. Los alquileres a menudo no se renuevan.
Imagen: Imago/W. Otto
Menos entierros tradicionales
Con altos costos de entierro y un interés decreciente en invertir y atender tumbas, los alemanes eligen cada vez más una opción menos costosa, particularmente en zonas urbanas: la cremación. Pero un ataúd u otro contenedor es un requisito. No se puede simplemente dispersar los restos cremados en el patio. En general, deben sellarse en una urna y enterrarse en un cementerio o bosque designado.
Imagen: Kai Nietfeld/picture-alliance/dpa
El recipiente correcto
Las cenizas se colocan en una cápsula, que luego se inserta, a menudo por motivos decorativos, en urnas de cerámica, metal, madera o biodegradables. En 2015, el estado más pequeño de Alemania, Bremen, se convirtió en el único en liberalizar la regla que estipula el entierro en un cementerio y comenzó a permitir que las cenizas de un ser querido fueran esparcidas o enterradas en terrenos privados.
Una alternativa a la tumba tradicional es el entierro de una urna biodegradable o de madera en las raíces de un árbol en el cementerio o en un bosque declarado expresamente como un cementerio. No se permiten velas, flores o fotos, porque no se requiere un cuidado individual: es solo naturaleza, paz y tranquilidad. Y está abierto todo el año. Este tipo de entierro existe en Alemania desde 2001.
Imagen: Arno Burgi/picture-alliance/dpa
Hágalo usted mismo
Un ataúd ya hecho cuesta mínimo 1.000 euros. Pero algunas funerarias y expertos ofrecen talleres de construcción de ataúdes. Un ataúd de madera de cuatro metros cuadrados hecho a mano cuesta unos pocos cientos de euros, definitivamente más barato. Construir su propio atáud puede ser una experiencia terapéutica, aunque la idea todavía no ha calado mucho en Alemania.
Imagen: Christian Lohse
Sin capillas ardientes
Los funerales públicos o privados en funerarias en los que se expone el ataúd abierto o cerrado son comunes en muchos países, pero no tanto en Alemania. Otra opción es el embalsamamiento realizado por un experto, llamado tanatopractor. Sin embargo, esta no es una práctica habitual.
Imagen: Roland Mühlanger/Imago
Mi más sentido pésame
El servicio postal emite sellos especiales para cartas de condolencia tradicionales y avisos de defunción. La fecha del funeral o memorial se anuncia en obituarios en el periódico, a veces muy personales y creativos, y a menudo con una foto, o a través de una carta personal. Los deudos también indican si prefieren un arreglo floral o una donación a una obra de beneficencia.
Imagen: Dagmar Breitenbach/DW
Afligirse, socializar y comer
Después de un funeral o servicio conmemorativo, familiares, amigos, vecinos y colegas, generalmente por invitación personal de los deudos, van a un lugar cercano para el "Leichenschmaus". Tradicionalmente hay café, té, sopa, bocadillos y pastel.
Imagen: Daniel Karmann/picture alliance/dpa
Aprendiendo el oficio
En 2005, Alemania abrió un centro de capacitación para futuros directores funerarios en la ciudad bávara de Münnerstadt. En práctica y teoría, los alumnos pasan tres años aprendiendo el oficio, incluyendo cómo aconsejar a las familias, hacer arreglos funerarios y preparar los cuerpos para el entierro. Personas de lugares tan lejanos como China y Rusia han tomado clases avanzadas en esta academia.
Imagen: C. Löwinger
Aspectos prácticos
En el único cementerio de práctica en Alemania, creado en 1994 también en Münnerstadt, los futuros expertos funerarios aprenden cómo operar excavadoras especiales para cavar las tumbas y cómo enterrar las urnas. Según la asociación que creó el recinto, la profesión requiere "un alto grado de responsabilidad hacia las personas, tanto fallecidas como dolientes".
Imagen: Rosina Eckert
Cultura sepulcral
Alemania tiene un museo dedicado por completo a la muerte "en todas sus facetas": el Museo de Cultura Sepulcral, en Kassel, exhibe ataúdes, carrozas fúnebres y diseño de productos tradicionales que abarcan siglos. Un carruaje funerario de 1880 y un vehículo fúnebre de 1978 se pueden ver en el patio del museo.