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Muertos y goles

Steffen Leidel - CP (15.01.2004)

La participación de jugadores alemanes en el Mundial del '78 en Argentina es cuestionable, ya que los crímenes de la dictadura eran conocidos por todos.

Argentina sale victoriosa en el Mundial de Fútbol de 1978, mientras la Junta Militar reprime, tortura y mata.Imagen: Leidel

Antes del Mundial de Fútbol de 1978, las organizaciones de derechos humanos de todo el mundo ya denunciaban las torturas y asesinatos que se estaban cometiendo en Argentina. Sin embargo, la Liga de Fútbol Alemana y mucho jugadores germanos no dejaron de disfrutar de la "Fiesta del Deporte".

Alemania estaba entusiasmada con el Mundial de Fútbol en la lejana Argentina. Con gran expectativa viajó el equipo germano, dirigido por el entrenador Helmut Schön, hacia el Río de la Plata. Después de todo, Alemania tenía que defender el título, obtenido en 1974. Pero la euforia fue desapareciendo a medida que las denuncias sobre secuestros, torturas y muertes iban in crescendo.

Amnestía Internacional llamó a realizar una campaña contra el Mundial de Fútbol en Argentina, cuyo lema era :"Fútbol sí, torturas no". Parecía haber llegado el momento justo para dirigir la atención internacional a los delitos cometidos por la Junta Militar. "Nunca quisimos boicotear el Mundial. Lo importante era evitar que la Junta utilizara políticamente el torneo, como lo hizo Hitler con los Juegos Olímpicos de 1936", dice Konstantin Thun, quien entonces era estudiante y miembro del Consejo Directivo de Amnesty International de Alemania. También en otros países como Holanda, España o Suecia hubos fuertes protestas. En Francia, el actor Yves Montand y el filósofo Jean Paul Sartre abogaban por el boycott al Mundial de Fútbol como la única "respuesta consecuente y responsable" a los crímenes contra los derechos humanos cometidos por la Junta Militar. Según Thun, el compromiso por la defensa de los derechos humanos era en muchos países más fuerte que en Alemania.

El próximo paso de Amnesty International fue enviar una carta a casa de cada uno de los jugadores, donde se les informaba que en varias ciudades argentinas, no muy lejanas a los estadios de fútbol, cientos de personas estaban siendo torturadas y masacradas, y que, hasta aquel momento, habían desaparecido más de cien ciudadanos europeos, de los cuales 17 eran alemanes. Konstantin Thun, quien redactó dicha carta, cuenta que en ella se solicitaba a los deportistas firmar una petición hecha al gobierno germano con el fin de que éste promoviera acoger asilados de Argentina, así como apoyar la recuperación del estado de derecho en ese país.

Berti Vogts en la picota

No todos los jugadores quisieron firmar la petición. Alguno demostraron total desinterés. El semanario "Stern" interrogó a los jugadores si los afligía que en Argentina se aplicaran torturas, a lo cual uno de ellos, Manfred Kaltz, jugador del Deportivo Hamburgo respondió: "No, no me aflige que allí se torture. Tengo otros problemas en los que pensar". "No quiero hablar sobre el tema, dijo Rainer Bonhof, del Borussia Mönchengladbach, "En Rusia sucede lo mismo y allí se celebrarán los Juegos Olímpicos en 1980".

Una declaración que provocó gran indignación fue la del capitán del equipo, Berti Vogts. En una entrevista televisiva se le preguntó si había reflexionado sobre la situación política del país donde iba a celebrarse el Mundial de Fútbol, a lo que respondió ofendido: "¿Me haría Usted la misma pregunta si el Mundial se celebrase en la Unión Soviética"? Esta pregunta desencadenó una fuerte discusión mediática. El matutino conservador "Frankfurter Allgemeine" comentó la respuesta de Vogts como una "insolencia", y opinaba que la agresividad con la que Vogts se había expresado podía ser interpretada como justificación a los sucesos en Argentina.

La Liga Alemana de Fútbol distrae a la opinión pública

"Al menos hubo algunas reacciones positivas", recuerda Thun. Algunos jugadores se mostraron preocupados por los crímenes de la dictadura en Argentina, pero sin criticarla abiertamente. "Si digo que es lo que está pasando en Argentina es una cochinada, corremos peligro de que nos den de palos y que la pasemos muy mal", dijo Manfred Burgsmüller, jugador del Dortmund.

Sepp Maier, del FC Bayern Munich fue más valiente: "No le voy a dar la mano al General (Videla). Voy a esconder las manos detrás de la espalda". Pero no le quedó más remedio que darle un apretón de manos al dictador, por orden del Presidente de la Liga Germana de Fútbol (DFB), Hermann Neuberger. "Le apretábamos muy fuerte la mano, para que le doliera cuando llegase al número once", rememora Sepp Maier entrevistado por DW-WORLD. Quien llegó más lejos fue Paul Breitner, jugador del Braunschweig. En "Stern" exhortaba: "¡Nieguen el apretón de manos a los generales!" Breitner reprochaba a la Liga y al entrenador Helmut Schön el haber omitido influir políticamente en los hechos acaecidos en Argentina. Tanto la Liga como el entrenador reaccionaron indignados a la crítica de Breitner, quien no participó del Campeonato Mundial.

"Queremos viajar a la Argentina para jugar al fútbol", dijo el Presidente de la Liga Alemana, Hermann Neuberger, y agregó que había que ser muy cuidadoso con el término "Dictadura". Asimismo Helmut Schön declara, conciliador: "No hemos visto ninguna dictadura explícita". En el aspecto deportivo, el Campeonato Mundial de Fútbol de 1978 no resultó ningún éxito para Alemania. Argentina resultó campeón, y Alemania figuró en uno de los últimos lugares.

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