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Mujeres luchan contra el acoso sexual verbal en Alemania

Tatsiana Weinmann
16 de marzo de 2021

La muerte de la británica Sarah Everard reavivó el debate sobre el acoso sexual verbal en el espacio público. Aunque eso todavía no esté penalizado en Alemania, la activista Antonia Quell lucha para que sea castigado.

Acción callejera en Nueva York contra el acoso sexual verbal en la vía pública.
Imagen: Spencer Platt/Getty Images

Por estos días, el caso del secuestro y asesinato de Sarah Everard, una joven ejecutiva londinense, conmociona a Reino Unido. El policía de élite Wayne Couzens fue acusado del crimen de la joven, lo que reabrió el debate sobre la inseguridad que afecta a las mujeres en Europa, también en la calle.

"Hola cosita", "Preciosa, ven para acá": todavía hay hombres que piensan que decir ese tipo de frases a las mujeres en la vía pública es hacerles un cumplido. Sin embargo, a muchas mujeres y personas trans les molesta escuchar tales frases, a veces en forma de piropos, ruidos de besos o silbidos lanzados por hombres al pasar, por no mencionar la ofensa que representan los gestos de matices sexistas hasta obscenos. Este tipo de violencia machista es a menudo un preámbulo para la violencia física.

En Argentina, por ejemplo, el acoso sexual callejero es considerado un delito. En Alemania, sin embargo, y en otros países del mundo, todavía no está penado por la ley. Muchas mujeres están tratando de llamar la atención sobre ese problema de violencia de género en Instagram, a través de acciones en las que describen sus peores experiencias escribiéndolas con tizas de colores en la calle.

El acoso sexual verbal se observa generalmente en forma de comentarios de tenor sexual, silbidos, o gestos indecentes y ofensivos que algunos hombres hacen a una mujer en el espacio público. Este tipo de acoso por parte de hombres sucede tanto en la vía pública como en internet, en forma de expresiones inadecuadas hacia personas que son percibidas y tratadas como un objeto sexual.

El acoso sexual verbal aún no está penalizado en Alemania

Hasta el momento, ese tipo de manifestaciones de acoso sexual verbal en el espacio público no tiene consecuencias legales en Alemania. Pero eso es algo que la estudiante Antonia Quell, de 20 años, quiere cambiar. En agosto de 2020 inició una petición online dirigida al Ministerio alemán de Justicia y Familia, y también al Gobierno nacional, y esta ya fue firmada por más de 65.000 personas.

Antonia Quell, activista alemana que lucha por la penalización del acoso sexual verbal en el espacio público.Imagen: Antonia Quell

"No todo hombre lo hace, pero toda mujer lo conoce. El acoso sexual verbal, en inglés catcalling, no debe ser confundido con un cumplido. Se trata de un gesto de abuso de poder o de dominación”, explica la petición.

La condición para que el acoso sexual sea visto como figura delictiva y sea a penalizado en Alemania es que exista un contacto físico de carácter sexual. Por eso, la petición exige que también el acoso sexual verbal sea incluido como delito por la legislación.

El Código Penal alemán prevé castigos por ofensa: una multa o, en casos especiales, una pena de prisión de hasta dos años. En algunos casos, el artículo correspondiente del Código Penal también contempla como delito el acoso sexual verbal callejero. "Ese es el caso cuando la frase dicha es explícitamente humillante”, dice a DW Anja Schmidt, de la Universidad de Halle-Wittenberg. Por ejemplo, cuando una mujer o una persona transexual es humillada y reducida a objeto sexual".

Pero las frases como: "¡Qué lindo cuerpo tienes!” no son considerados como acoso sexual verbal en ese artículo. De acuerdo con la ley alemana actual, ese tipo de frases no son caracterizadas como delito, ya que, por definición, solo hay delito si hay contacto físico. Pero la situación mejoraría para las mujeres si el acoso sexual verbal fuera considerado como un delito por sí mismo, opina la jurista, especializada en el área de investigación del Derecho Penal Sexual.

La activista Antonia Quell, por su parte, propone que los piropos callejeros se multen, como en Francia, donde este tipo de acoso verbal es penado por la ley desde 2018 con multas de hasta 750 euros. El piropeo también es ilegal en Portugal, Bélgica y Países Bajos.

Imagen: Christin Klos/dpa/picture alliance

No hay que confundir acoso sexual verbal con flirteo

Según una encuesta de la Fundación Europea para Estudios Progresistas (FEPS, por sus siglas en inglés), dos tercios de las mujeres en Alemania fueron acosadas al menos una vez con silbidos en la calle en los últimos dos años. Más de un 40 por ciento, con frases, chistes, ofensas sexistas y gestos de tenor sexual. Un tercio de ellas son mujeres de menos de 25 años.

"Hay casos diferentes. Por supuesto, que a una persona le puede gustar recibir cierto tipo de atención. Si alguien se alegra de eso, es su derecho”, subraya Antonia Quell en entrevista con DW. Pero también se debe escuchar a quienes eso les resulta desagradable o han tenido malas experiencias al respecto. "Durante años se han visto ese tipo de acontecimientos, y también se cuentan en el círculo de amistades. Creo que todas las mujeres que viven en ciudades conocen ese fenómeno”, explica la activista alemana.

También Antonia Quell tuvo que escuchar ese tipo de frases de acoso más de una vez. Una noche, cuando volvía para su casa en bicicleta, un automóvil con dos hombres dentro se le adelantó. Uno de ellos le ofreció una botella desde la ventanilla para que tomara un trago. Pero Antonia les recomendó alejarse. Entonces los hombres la insultaron. Y a ese tipo de insultos frecuentemente sigue la violencia física.

Debate sobre el seguimiento y obtención de pruebas

Antonia Quell quiere modificar la interpretación del acoso sexual verbal en Alemania. Sobre todo, quiere que se reconozca que ese tipo de comportamiento va contra la ley. Eso es decisivo, según ella. De acuerdo con los comentarios hechos por quienes firmaron la petición de la estudiante, muchas personas se han mostrado solidarias con esa iniciativa.

Pero también hay quienes la critican. Algunos dudan de que la sociedad alemana esté lista para eso. Otros piensan que se trata de un problema de interpretación, y que el acoso es una percepción personal. Además, dicen que un delito como el acoso sexual verbal daría lugar a la desconfianza, las amenazas y la venganza. Otros temen chicanas contra los hombres que no tienen nada que ver con el acoso. También se discute acerca de la definición correcta de acoso sexual verbal. Por otra parte, muchos dudan de que el acoso verbal callejero pueda ser probado, y que se investigue y castigue a los perpetradores.

Al respecto, Antonia Quell opina que el problema del seguimiento y obtención de pruebas existe en casi todos los delitos, y más aún en los de ofensa o acoso sexual, y que eso no es un argumento válido. "No es mi tarea aclarar cómo perseguir ese delito. Eso es tarea del Gobierno y del Poder Judicial”, señala.

Para la abogada Anja Schmidt, depende de la situación y de la forma de expresarse. Si el acoso sexual es solo verbal, se necesitan declaraciones de testigos. Si para el acoso sexual verbal se utilizan las redes sociales, entonces es importante documentarlo.

"Aparte de eso, es necesario sensibilizar a las autoridades que investigan esos delitos y a los jueces en los tribunales acerca de este tipo de violencia específica de género que no es física”, subraya.

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La petición ya sorteó su primer obstáculo

Según Anja Schmidt, más allá de las sanciones legales, este tipo de toma de posición social contra el acoso sexual verbal, como la petición o las acciones en Instagram, son importantes para aumentar la concientización acerca de esta forma de irrespeto específico de género.

La petición ya fue firmada por una cantidad suficiente de personas para que un comité especial del Parlamento alemán se ocupe del tema. Si el Bundestag llegara a la conclusión de que el marco legal existente relacionado con el acoso sexual verbal es insuficiente, puede sugerir un debate parlamentario al respecto.

Recientemente, una campaña similar tuvo éxito: en julio de 2020, el Parlamento alemán caratuló como delito la toma de fotografías y las filmaciones de mujeres por debajo de la falda, en inglés upskirting. Ahora, quien incurra en ese delito puede ser multado, o recibir una pena de cárcel de hasta dos años. Eso también comenzó con una petición online hecha por dos mujeres del sur de Alemania.

(cp/rml)

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