Gran multa para club que usó muñecas sexuales como público
21 de mayo de 2020
El FC Seúl fue muy criticado por haber desplegado decenas de muñecas para llenar la galería durante el partido contra el Gwangju FC, ya que las personas reales aún no están autorizadas para ir al estadio.
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El FC Seúl fue condenado a una multa récord de 100 millones de wons (74.000 euros) por haber colocado muñecas hinchables en las gradas vacías de su estadio, anunció la Liga de Fútbol Surcoreana, estimando que el club "ha humillado profundamente a sus hinchas femeninas".
El club de la capital surcoreana fue el centro de las críticas por haber desplegado decenas de muñecas para llenar en parte el vacío de sus tribunas durante un partido contra el Gwangju FC (ganado 1-0 por los locales), ya que los hinchas de carne y hueso no están autorizados a acudir a los partidos por la pandemia del nuevo coronavirus
Algunas muñecas llevaban camisetas y pancartas con el logotipo de un vendedor de juguetes sexuales y su imagen dio la vuelta al mundo. La K-League decidió infligir la mayor multa impuesta hasta ahora en sus 38 años de historia.
El club trató de argumentar que desconocía que se tratase de objetos sexuales, pero la K-League aseguró que "debería haber reconocido fácilmente su uso". "La polémica alrededor de este incidente (...) ha humillado y dañado profundamente a las aficionadas de sexo femenino y ha atacado la integridad de la liga", añadió la liga en un comunicado.
El FC Seúl aceptó la sanción, presentó sus disculpas y prometió que no se volvería a repetir unos hechos como estos.
Según la prensa, la empresa que distribuye estas muñecas contactó con la K-League para proponerle suministar gratuitamente sus productos para llenar las gradas vacías. Después se lo ofreció al club de la capital.
La K-League, el campeonato surcoreano de primera división, se reanudó el 8 de mayo sin público en los estadios, por lo que la mayoría de clubes han decorado sus gradas con pancartas, banderas o la imagen en cartón de sus aficionados.
JU (efe, afp)
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Coronavirus: cuando la emergencia nos vuelve creativos
La crisis desatada por el nuevo virus ha hecho que muchas personas extremen los recursos para enfrentar de la mejor manera el nuevo escenario en el que tendremos que acostumbrarnos a vivir.
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Quiero pasta a la boloñesa, pero con plexiglás
El plexiglás también es protagonista en este restaurante de Milán. El "Gaga Café" separó con paredes de plástico transparente a los comensales y a las mesas de los pasillos, para evitar posibles contagios. Pese a todas las medidas, la mascarilla igual es obligatoria, aunque hay que quitársela para beber o comer, eso es evidente.
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Disfrutando de la cena en el invernadero
En algunos lugares ya la gente puede salir a cenar en restaurantes, después de varias semanas de estar impedida de ello. En el centro cultural Mediamatic, de Ámsterdam, los clientes pueden comer, al menos momentáneamente, en los cinco pequeños invernaderos instalados para evitar al virus. El concepto ha sido bien recibido y todas las mesas están reservadas hasta fines de junio.
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El sueño del mar
Sentarse a orillas del mar y mirar las olas: muchos turistas piensan que esa es la mejor sensación de las vacaciones. En tiempos de coronavirus, la gente que antes se sentaba sobre la arena, ahora debe quedarse en casa. Por eso las ventas de muebles para balcones y jardines han aumentado, según los vendedores. El lema es: si no puedes sentarte en la playa, entonces siéntate en el jardín.
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Peluquerías llenas, aunque sin café
Después de una pausa forzada de seis semanas, este peluquero de Essen recibe a sus primeros clientes. Pero las cosas han cambiado: ahora las mascarillas son obligatorias, un panel de plástico transparente separa los lavaderos y se acabó el café para acompañar la espera. A los clientes parece darles igual: en muchas peluquerías las reservas están agotadas.
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Dar el "sí" ante 30 autos
¿Quién dijo que no podían celebrarse matrimonios en tiempos de coronavirus? En un autocine de Düsseldorf, en Alemania, esta joven pareja se atrevió a dar el sí ante decenas de invitados, que escucharon la ceremonia en la radio de sus automóviles. Tras la oficialización del matrimonio, hicieron sonar sus bocinas. Fue la primera boda de este tipo en el país, pero hay más en carpeta.
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Aplausos en silencio
También artistas como el comediante Bülent Ceylan han recurrido a los autocines, con bastante éxito. En Viernheim, Alemania, el Festival Car-Watch llenó el estacionamiento del Rhein-Neckar-Zentrum. No todos están contentos: los bocinazos de los automovilistas ya provocan malestar entre los residentes. Por ello, este espectador eligió una forma de expresión menos escandalosa.
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Islas negras en la oficina
Así podrían ser las oficinas del futuro: las marcas negras en el piso muestran la zona a la que ningún compañero de trabajo puede ingresar, para así mantener la distancia necesaria (2 metros) y evitar contagios. Tras los monitores, el plexiglás ofrece protección adicional. El problema es que, para lograr lo que logró esta empresa de Ámsterdam, se requiere mucho espacio.
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Esperar en fila y ordenados
No solo dentro de los edificios se debe mantener la distancia, al menos por los próximos meses. En una estación de metro de Niza, en Francia, está marcado en el piso dónde debe esperar cada pasajero. Medidas similares se han tomado en distintos lugares del mundo. Por desgracia, estas señales no evitan las aglomeraciones al abordar el tren.
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Pistas para peatones
También en las calles comerciales de Dinamarca las personas deben respetar ciertas normas. O deberían hacerlo. En Aalborg, por ejemplo, los peatones deben actuar como si fueran vehículos y siempre avanzar por la derecha. De esta forma se evita que haya encuentros demasiado cercanos. Está por verse si esto servirá para que la gente lo respete.
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En la muy poblada ciudad de Hong Kong la distancia entre uno y otro es tan estrecha que todo sirve para protegerse, incluso una botella recortada, que evita la llegada a la cara de cualquier salpicadura proveniente de la boca de otro ciudadano. No se sabe si es cómodo, pero sin duda es un invento creativo y barato.
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Mantener la distancia es una cosa, evitar las infecciones por contacto es otra diferente. Muchas personas abren las puertas con los codos o con las manos cubiertas con la manga, pero ese lujo solo pueden dárselo los que tengan mucho control sobre sus extremidades. Este abridor de puerta evita que se toque el picaporte con la mano, y resuelve el problema.
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