La de Chester Bennington, cantante principal de Linkin Park, fue una de las voces más emblemáticas del género nu-metal, popular a principios de siglo. Hallado muerto en su residencia, se sospecha que se quitó la vida.
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El cuerpo sin vida de Chester Bennington, cantante principal de la banda estadounidense Linkin Park, fue hallado en su casa de Palo Verde, California, poco antes de las 9 de la mañana (hora local) de este jueves (20.7.2017). Aunque el médico forense que confirmó su deceso en Los Angeles no precisó la causa de su muerte, la prensa especializada en arte y espectáculo apunta a que el vocalista se suicidó ahorcándose. Bennington, de 41 años, estaba casado y tenía seis hijos, producto de dos matrimonios consecutivos.
La Policía fue informada sobre el hallazgo al recibir una llamada desde la casa del artista. Poco después, cuando el músico Mike Shinoda –el otro cantante de Linkin Park– comentó el suceso en la red social Twitter, la noticia se hizo viral. La de Bennington fue una de las voces más emblemáticas de la fusión musical conocida como nu-metal, popular a comienzos del siglo XXI por la hasta entonces inusual mezcla de hip hop, funk, rock alternativo y grunge con heavy metal. Bennington también cantó para Stone Temple Pilots (2013-2015) y Dead by Sunrise.
Lamentando su partida en diversos foros online, los admiradores de su trabajo recuerdan que Bennington había hablado abiertamente sobre su tendencia a la depresión, un intento de suicidio, y su pasada adicción al alcohol y a ciertas drogas. También señalan la coincidencia del día de su muerte –20 de julio– con la fecha de cumpleaños de Chris Cornell, con quien tenía una relación muy cercana. Cornell, líder de la banda Soundgarden, habría cumplido 53 años si no se hubiera quitado la vida en mayo de 2017.
Linkin Park publicó su álbum más reciente el año pasado; el video promocional de la canción Talking to myself comenzó a circular pocos minutos después de que se diera a conocer el hallazgo del cadáver de Bennington. Su disco Hybrid theory, que incluía el éxito In the End, se publicó en octubre de 2000 y vendió más de diez millones de copias solamente en Estados Unidos. Tras aquel hito, siguieron Meteora (2003), Minutes to midnight (2007), A thousand suns (2010), Living things (2012), The hunting party (2014) y One more light (2016).
Linkin Park, que ha vendido más de setenta millones de discos y ha ganado dos premios Grammy, se benefició en su momento del auge de la cadena de televisión MTV y también del apogeo de YouTube como plataforma para la difusión de videos musicales (los suyos han sido contemplados más de 1.000 millones de veces). Bennington hizo incursiones en el cine (Crank, Crank: High Voltage, Saw 3D: the final chapter).
ERC ( EFE / dpa )
Los cantantes y sus flirteos con el cine
Pocos consiguen sobresalir simultáneamente por su calidad como cantantes y actores de cine. Astros de la ópera y el pop han intentado dar el salto a la gran pantalla para terminar estrellándose contra sus limitaciones.
Imagen: picture-alliance/United Archives
Sting
Gordon Sumner –mejor conocido como Sting– es venerado por la crítica como compositor y vocalista; pero no como actor. Aunque a lo largo de los años ha intentado ejercitar su músculo histriónico, el cantante británico sigue siendo recordado por uno de sus primeros y peores trabajos en el séptimo arte: su rol en “Duna”, de 1984.
Imagen: picture-alliance/United Archives
Serge Gainsbourg
La teatralidad con que cantaba Serge Gainsbourg, quien es reconocido como un genio musical, lo distinguía de otros vocalistas franceses. Pero esa intensidad que transmitía con su voz no fue celebrada de la misma manera cuando se puso frente a las cámaras. De hecho, tras asumir el papel de un gángster en “Cannabis”, lo único que recibió elogios fue su trabajo para la banda sonora de la película.
Imagen: picture-alliance/dpa
Luciano Pavarotti
A Luciano Pavarotti, que sobre una tarima era un monstruo, le bastó una película –“Yes, Giorgio”, de 1982– para saber lo que sentía un pez fuera del agua. Aunque le tocó interpretar a un personaje no muy alejado de su experiencia como cantante de ópera, su actuación no convenció ni siquiera a sus admiradores. En el filme, Pavarotti pierde su voz y termina enamorado de la doctora que lo trata.
Imagen: picture-alliance/United Archives
Enrique Iglesias
En 2003, la estrella pop española Enrique Iglesias (der.) probó suerte con el cine... y perdió. En “Érase una vez en México” se le asignó el papel de galán, pero su talento se vio opacado por completo por el de todos sus colegas. Después de esa producción, a Iglesias sólo se le ofrecieron apariciones puntuales en dos series de televisión.
Imagen: picture-alliance/dpa/dpaweb/Columbia
Nena
En 1982, un año y medio antes de que su canción “99 globos rojos” se convirtiera en un éxito de difusión y ventas a escala internacional, la alemana Nena interpretó a una estudiante de secundaria en la película “Gib Gas – Ich will Spass” (Acelera, que quiero divertirme). Sólo sus más grandes admiradores recuerdan su incursión en la industria cinematrográfica.
Imagen: picture-alliance/United Archives/IFTN
Madonna
El enorme éxito comercial de Madonna como cantautora y el esfuerzo que la estadounidense ha invertido en mejorarse como vocalista contrasta con la suerte que ha corrido como actriz, a pesar de que ha intentado lucirse en la gran pantalla varias veces. Ella brilla en sus video clips –de eso no hay duda–; pero, en los largometrajes, su estrella se apaga.