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Murió el enfant terrible de la pintura alemana

Eva Usi28 de mayo de 2007

Jörg Immendorff fue discípulo de Beuys y amigo y retratista oficial del ex canciller Gerhard Schröder. Recurría a orgías y excesos de cocaína para olvidar su enfermedad.

Jorg Immendorff, en una imagen en su taller.Imagen: picture-alliance/dpa
Café Alemania, una obra que lanzó al artista a la fama.Imagen: Kunstmuseum Bonn


En el mundillo del arte era llamado "el monarca de la pintura". Jörg Immendorff declinaba toda interpretación de su obra. "Como observador no busco historias en una pintura, lo que busco es magia", solía decir sobre sus cuadros de gran formato en los que a menudo aparecían figuras históricas. El conjunto de cuadros titulado "Café Alemania", lo lanzó a la fama a finales de los años 70. Las pinturas de gran formato abordan la división alemana, desde la Segunda Guerra Mundial hasta 1990, pero más que un fenómeno alemán, en ellas el pintor plasma sus impresiones sobre dos países que eran frontera de dos potencias enfrentadas.

Artista de protesta

Nacido en 1945 en la localidad de Bleckede, en Baja Sajonia, Immendorff estudió con Teo Otto y Joseph Beuys en la Academia de Arte en Düsseldorf. Empezó su carrera en los años 60 dándose a conocer inicialmente como artista de protesta. Pronto se situó como uno de los principales exponentes del neoexpresionismo alemán con un tono satírico en su obra.

Con la muerte de Immendorff, Alemania pierde uno de sus artistas más renombrados, un creador multifacético cuya obra alcanzó un prestigio internacional. Pese a ser amigo y retratista oficial del excanciller Gerhard Schröder, Jörg Immendorf tenía más fama en el exterior que en Alemania misma. En 1997 recibió el premio Marco del Museo de Monterrey, México, por su obra Accumulation 2. Su obra recorrió varios países de América Latina.

El ex-canciller alemán, Gerhard Schröder, posa al lado del retrato realizado por Jörg Immendorff.Imagen: picture-alliance/ dpa

Fama internacional

En 1985, una gran exposición con los principales exponentes del neoexpresionismo alemán llevó obras de Immendorff y de otros 16 artistas germanos al Museo de Arte Moderno de Chapultepec, México. La muestra provocó gran interés en el medio artístico por su agresividad, fuerte colorido y temas descarnados. En el 2003, otra muestra con obras de la colección del Deutsche Bank llevó obras de Immendorff y otros representantes del neoexpresionismo alemán nuevamente a México, y posteriormente a Brasil, Argentina y Chile.

A partir de los años 90 comenzó una nueva fase creativa marcada por su interés en el dadaísta Kurt Schwittler, la escritora y crítica de arte estadounidense Gertrude Stein y el pintor cubano- francés Francis Picabia. Condenado a muerte tras diagnosticarle en 1998 una variante de la esclerosis conocida como la enfermedad de Lou Gehring, el pintor reconoció recurrir a la cocaína para enfrentar sus ataques de terror. En el año 2000 se casó con su alumna búlgara, Oda Jaune, 30 años más joven que él.

La obra de Immendorff, considerada como la vanguardia pictórica alemana.Imagen: picture-alliance/ dpa

Orgías y cocaína

En el 2003 Immendorff saltó a los titulares de la prensa al ser encontrado por la policía en un hotel de lujo de Düsseldorf en medio de una orgía. El pintor yacía desnudo en la cama con nueve prostitutas a su alrededor. También fue encontrada una bolsa con 56.000 euros y 12 gramos de cocaína en un cenicero.

El artista reconoció todos los cargos contra él y dijo en su defensa que tan sólo estaba dando vida a sus fantasías eróticas de inclinación oriental, pero que nunca llegó a mantener relaciones sexuales. Immendorf reconoció que durante los dos últimos años había celebrado por los menos unas 27 fiestas similares. El artista, visiblemente pálido y nervioso, explicó ante el Tribunal de Düsseldorf que esas fiestas obedecían al impulso provocado por su avidez de vivir.

Jörg Immendorff, posa junto a su esposa, Oda Jaune.Imagen: dpa

El sentido de la vida

Una de las últimas obras del artista fue la ilustración de una Biblia que tuvo una edición limitada a 105.000 ejemplares que contenían 25 gráficas del pintor. Pese a no considerarse religioso, Immendorff dijo que la Biblia es más actual que nunca cuando uno la toma como símbolo de la búsqueda del sentido de la vida del hombre.

La enfermedad que padeció durante la última década, que atrofia progresivamente los músculos, lo confinó a una silla de ruedas. El invierno pasado, la Nueva Galería Nacional de Berlín acogió una gran retrospectiva con la obra del artista con motivo de su 60 aniversario.

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