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Murió Markus Wolf, el "hombre sin rostro"

10 de noviembre de 2006

Exactamente en el aniversario de la caída del muro, falleció en Berlín el jefe de los servicios secretos de la antigua RDA, una de las figuras clave del espionaje internacional durante la Guerra Fría.

Markus Wolf, esta vez con rostro frente a antigua frontera de Alemania.Imagen: AP

A la edad de 83 años murió en Berlín uno de los protagonistas de la guerra fría. Markus Wolf, estuvo durante casi 30 años al frente de los servicios secretos exteriores de la Alemania del este. Casi 4.000 agentes estaban a su cargo en lo que se considera una de las mejores redes de espionaje de la época.

Günter Guillaume infliltrado hasta la cúpula gubernamental.Imagen: picture-alliance/dpa

Espionaje de alto nivel

La red de Wolf extendía sus brazos a los más altos niveles de la política occidental. Sus agentes lograron infiltrarse incluso en la cúpula del gobierno de la Alemania Federal. En la cancillería, consiguió reclutar a Günter Guillaume hasta que éste fue desenmascarado en 1974.

Fue el caso más grave de espionaje registrado en el Gobierno de Alemania y una de las razones que provocaron la retirada del entonces canciller Willy Brandt. Tras la caída del muro de Berlín, Wolf llegó a calificar este hecho como "una gran derrota".

"El hombre sin rostro"

Wolf comenzó su andadura al huir a Rusia escapando del régimen nazi. Su talento sorprendió a las autoridades soviéticas y se libró de participar en la guerra. Tras la contienda, regresó a la Alemania ocupada por la Unión Soviética donde empezó su carrera en el servicio de inteligencia. Dirigió el espionaje exterior a partir de 1952. Pero nadie tuvo una foto de él hasta 1978. Esta capacidad de camuflaje le valió durante años el apodo del "hombre sin rostro".

Con una red móvil de múltiples extensiones y omnipresente en Occidente, Wolf consiguió llegar con sus agentes hasta el cuartel general de la OTAN en Bruselas, donde infiltró un agente que estuvo enviando material durante 20 años hasta ser descubierto en 1989.

El espía Romeo

En su círculo, Wolf también era conocido por la "Estrategia Romeo". Como si de una imitación de James Bond se tratase, durante su servició en Bonn, antigua capital de Alemania Federal, embaucaba con sus encantos a solitarias secretarias de cargos importantes en organismos públicos y las convertía directa o indirectamente en colaboradoras de la Stasi.

En 1986, Wolf se retiró voluntariamente como jefe de los servicios de espionaje, según algunos, por su descontento con el sistema. Wolf calificó posteriormente este proceso como "el mal camino hacia la comprensión". Tras la caída del muro, la justicia de la Alemania reunificada comenzó a perseguirlo y huyó pidiendo asilo político en Moscú hasta que se entregó en 1991.

A su entrada en Alemania, el fiscal esperaba en la frontera para encausarlo. Fue condenado en 1993 a seis años de prisión por traición a la patria. Cuatro años después fue revocada la sentencia y Wolf quedó en libertad condicional. Wolf pasó su última época como espía retirado dedicándose a escribir libros.

Con su muerte, termina la carrera de uno de los personajes más controvertidos de la Guerra Fría, Un hombre que apoyó una dictadura en nombre de una supuesta "justicia" y nunca mostró arrepentimiento, pero supo sacar conclusiones
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