El documento oficial los describe como "musulmanes". Las Naciones Unidas desaconsejan todavía por la falta de garantías el regreso de los 700.000 huidos a Bangladesh tras una brutal campaña militar.
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El Gobierno de Birmania anunció este domingo (15.04.2018) la repatriación de una familia compuesta por cinco miembros que había huido a Bangladés, al igual que cerca de 690.000 personas de la misma etnia, tras la operación militar iniciada en agosto. Esta sería el primer retorno de la población rohinyá que abandonó sus hogares y pertenencias en el estado occidental de Rakáin una vez desatada la crisis humanitaria.
Los cinco familiares regresaron "esta mañana" -en referencia al sábado- a un campo de desplazados en la ciudad de Taungpyoletwei, apunta el Comité de Información gubernamental, encabezado por la líder de facto del Gobierno birmano, la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, en una publicación en su perfil de Facebook.
La familia -compuesta por dos varones y tres mujeres- es descrita en el escrito oficial como "musulmanes" y señala que las autoridades de inmigración determinarán "si alguna vez vivieron en el país". La publicación es acompañada por una decena de fotografías en las que se ve a la familia siendo sometida a revisión médica, mientras pasan el proceso burocrático o con una especie de identificación temporal para los repatriados.
El éxodo rohinyá del territorio birmano comenzó el pasado 25 de agosto tras el asalto contra puestos oficiales por parte de un grupo insurgente de esta misma etnia y la consiguiente respuesta del Ejército, acusado por oenegés de cometer todo tipo de abusos, incluidas ejecuciones, violaciones y quema de casas. La ONU dijo que la campaña suponía una limpieza étnica, pero Myanmar ha negado la acusación, diciendo que sus tropas atacaron a los militantes rohinyá. Además, desaconseja todavía el regreso por la falta de garantías.
LGC (EFE/AFP)
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No hay niñez para los rohinyás en Cox's Bazar
Tiene 12 años. Aun así, el rohinyá refugiado Nur Hafes cuida a su familia. Durante la huida desde Myanmar hacia Bangladesh su papá se fue. Ahora su mamá está sola con él y sus hermanos.
Imagen: Reuters/A. Abidi
El sostén de la familia
Nur Hafes, de 12 años, busca personas en el campo de refugiados de Palong Khali que quieran darle un poco de dinero si los protege con su paraguas del penetrante sol. Da una mirada hacia los sacerdotes musulmanes, quienes a veces distribuyen las donaciones que han recolectado en sus comunidades. Él todavía no es un adulto y, sin embargo, debe cuidar a una familia de nueve.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Un euro al día es un buen día
“A veces hago 50 o 100 takas, a veces llego a casa con las manos vacías”, dice Nur. Un taka es equivalente a un centavo de euro. Por 50 takas se compran alrededor de 250 gramos de chiles verdes en los mercados de los campos . Un pollo cuesta alrededor de 150 takas.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Sola con ocho hijos
Nur es el mayor de ocho hermanos. Cuando el ejército llegó a la aldea de los abuelos, el padre de Nur huyó sin la familia. No lo han visto desde entonces. La huida a Bangladesh cerca de la ciudad de Cox's Bazar ha dejado a la madre Rabia sola con los niños. Los ancianos hacen todo lo posible para ayudar a Rabia a mantener a flote a la familia en el campo de refugiados.
Imagen: Reuters/A. Abidi
"El ejército incendió casas"
Hace dos meses, Rabia y los niños fueron expulsados de su pueblo natal en la provincia de Rakáin, Myanmar. "El ejército incendió casas donde todavía había gente", recuerda la madre de 33 años. "He visto tanta gente con heridas de bala". La familia huyó a casa de sus abuelos, pero solo un día después llegaron los soldados.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Dependientes de la ayuda humanitaria
Como la mayoría en el campo de refugiados cerca de Cox's Bazar, Nur y su familia dependen de la ayuda humanitaria. Desde su casa solo pudieron llevar la ropa que tenían puesta, documentos de identidad, un par de fotos y una manta para protegerse de la lluvia. Como cabeza masculina de la familia, Nur acostumbra estar al frente ante las organizaciones de ayuda.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Sobreprecio en los campos de refugiados
Por lo general, solo se distribuyen alimentos básicos a los refugiados (aceite, lentejas, cebollas) y a menudo no lo suficiente. Es por eso que los campos de Cox's Bazar tienen una gran cantidad de comerciantes que, por ejemplo, venden chiles verdes o nueces, como también anticonceptivos y cigarrillos. La mayoría de los productos cuestan más que en los mercados de las ciudades vecinas.
Imagen: Reuters/H. McKay
Nur ya trabajaba en Myanmar
Antes de huir de Myanmar, Nur vendía productos que su padre compraba al por mayor. Como apátridas, los rohinyás tenían poco acceso al sistema educativo antes de que el conflicto estallara y eran discriminados en el mercado laboral.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Los más jóvenes están desnutridos
A pesar de sus esfuerzos y la ayuda humanitaria, a la familia de Nur a menudo le falta lo más esencial. Los dos hijos más pequeños de Rabia, Fátima, de un año y medio (en la foto) y Mohammed, de ocho meses, sufren de desnutrición, al igual que muchos de los niños en los campos. Se estima que el 60 % de los refugiados rohinyá son menores de edad. Muchos sufren de enfermedades como diarrea.
Imagen: Reuters/A. Abidi
"Ya no se comporta como un niño"
"Es joven, pero entiende que tiene una responsabilidad. Ya no se comporta como un niño", dice Rabia sobre Nur. Sus deseos para su futuro son sencillos: espera que pueda montar un negocio como comerciante en Bangladesh. Pero a veces él sueña con otra vida, una educación adecuada, tiempo para jugar fútbol con amigos, y así poder ser un niño.