Myanmar se defiende ante la CIJ por acusación de genocidio
11 de diciembre de 2019
Aung San Suu Kyi aseguró que la denuncia presentada ante el organismo internacional responde a una mirada incompleta y engañosa sobre lo que es un conflicto armado interno.
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Aung San Suu Kyi, consejera de Estado de Myanmar, se presentó en la Corte Internacional de Justicia para defender al Ejército de su país frente a la acusación interpuesta por Gambia, que acusa actos de genocidio contra los rohinyás.
En la ocasión, la también premio Nobel de la Paz, defendió la actuación del Ejército de su país contra la minoría musulmana, a pesar de las acusaciones expuestas en la CIJ. Parte de sus afirmaciones apuntaron a una visión engañosa de lo que, según ella, ocurre en su país.
Suu Kyi detalló que "se han implementado medidas de seguridad en la zona de conflicto", asegurando que "en su país no se toleran las violaciones de derechos humanos". Sobre el problema denunciado, la líder definió como "conflicto armado interno" los enfrentamientos en el estado de Rakhine, al oeste del país, y describió varios ataques a los que han hecho frente varias comisarías de policía, que habrían tenido como objetivo a miles de agentes.
En el mismo sentido explicó que el término "operaciones de limpieza" utilizado por los militares para las actuaciones de respuesta en Rakhine "ha sido distorsionado", porque "en la lengua de Myanmar significa liberación de localidades en busca de terroristas".
Según Suu Kyi, el alto tribunal de la ONU no debe intervenir porque Myanmar ya ha iniciado las investigaciones necesarias respecto de las actuaciones más graves denunciadas, las que se encuentran en manos en los tribunales. "Si los militares han cometido delitos, serán procesados por la Justicia militar, tal y como dice la Constitución de Myanmar", aseguró.
El día anterior fue el turno del ministro de Justicia de Gambia, Abubacarr Tambadou, querellante en la demanda interpuesta en la ONU en este caso, denuncia que cuenta con el apoyo de los 57 países de la Organización para la Cooperación Islámica. En esa alocusión, Tambadou solicitó la Corte exija el cese de la barbarie, además de la implementación de medidas cautelares para proteger a los rohinyás. A lo que Suu Kyi solicitó por su parte que "el tribunal no las aplique porque podrían agravar el conflicto", adviritió.
mn (efe, afp)
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Niños rohinyá: abusados, secuestrados, huérfanos
La grave situación de los musulmanes rohinyá, obligados a escapar de las atrocidades cometidas por militantes y el Ejército en Myanmar, es difícil de digerir. Los niños son los más vulnerables, como muestran estas fotos.
Imagen: DW/J. Owens
Disparados y apuñalados
Desde agosto, más de 600.000 rohinyás han huido de Myanmar a Bangladesh. “El día que los militares vinieron, quemaron la aldea y le dispararon a mi madre cuando intentaba escapar. Mi papá no podía caminar, entonces lo apuñalaron. Lo vi con mis propios ojos”, dice Mohammed Belal, de 10 años, quien logró escapar.
Imagen: DW/J. Owens
Perseguidos por el trauma
La hermana de Mohammed, Nur, también vio la matanza. Ella y su hermano viven ahora en un refugio para niños sin compañía en Bangladesh. Ella puede jugar ahí y comer regularmente, un fuerte contraste con su viaje desde Myanmar, donde ella y su hermano casi se mueren de hambre. Pero la niña sigue siendo perseguida por el trauma de las últimas semanas. “Extraño a mis padres, mi hogar, mi país”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Conflicto de profundas raíces
El conflicto, el cual ha tenido lugar en los últimos 70 años y tiene sus raíces en la organización social del país después de la Segunda Guerra Mundial, ha cobrado más de 2.000 víctimas desde 2016, incluyendo la madre de Rahman, de 12 años (arriba). "Incendiaron mi casa y mi madre estaba enferma, así que no pudo irse", dice.
Imagen: DW/J. Owens
Salven a los niños
Dilu-Aara, de 5 años, llegó al refugio con su hermana después de ver a los militares asesinar a sus padres. “Estaba llorando todo el tiempo y las balas volaban sobre nuestras cabezas. De alguna forma escapé”. La agencia internacional Save the Children está ayudando a los menores que llegan a Kutupalong sin sus padres. Los niños representan hasta el 60% de los refugiados rohinyás en Bangladesh.
Imagen: DW/J. Owens
Cazados como animales
Jaded Alam está entre los cientos de niños que llegan a Kutupalong sin sus padres. Afortunadamente, su tía cuida de él, y muy bien, reconoce Jaded, quien creció en una aldea llamada Mandi Para, donde le encantaba jugar fútbol. Todo cambió cuando los militares atacaron. “Nos dijeron que nos fuéramos de nuestra casa. Cuando estaba corriendo con mis padres, les dispararon. Murieron en el acto”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Secuestro de niños
No todos han sido separados durante el escape. Rahman Ali ha estado registrando el refugio por semanas después de que Zifad, su hijo de 10 años, desapareciera. Los rumores sobre el secuestro de niños ha rondado el refugio por años y Rahman teme que su hijo haya caído presa de los traficantes de personas. “No puedo comer, no puedo dormir. ¡Estoy tan enojado! Es como si me hubiese vuelto loco”.
Imagen: DW/J. Owens
"Mi mente no es normal"
Cuando comenzó el tiroteo, Sokina Khatun hizo todo lo que pudo para proteger a sus hijos, pero no pudo salvar a Yasmine, de 15 años, y Jamalita, de 20, quienes estaban en una aldea vecina en el momento. “Les cortaron la garganta en frente de sus abuelos”, dice. “Estaba paralizada, no podía sentir el dolor. Ahora mismo, mi mente no es normal”, dice. Ella logró rescatar a nueve de sus niños.
Imagen: DW/J. Owens
Atacados, violados y robados
Yasmine cree que podría tener 15 años, pero luce considerablemente más joven. En su aldea, solía jugar con canicas y correr por los campos vecinos, pero recuerdos diferentes la persiguen ahora: el ataque de las fuerzas de Myanmar, la golpiza y asesinato de sus amados padre y hermanos y la violación por parte de un grupo de soldados que también la robaron: “Sentí mucho dolor en mi cuerpo”, dice.