Myanmar y Bangladesh acuerdan el regreso de los rohinyá
23 de noviembre de 2017
Todavía permanecen más de 620.000 refugiados en pésimas condiciones en campos de refugiados rohinyás en el lado bangladesí luego de haber huido de la represión birmana.
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Myanmar y Bangladesh llegaron a un acuerdo y firmaron una declaración de intenciones para el retorno de los refugiados musulmanes rohinyá a la provincia birmana de Rajine, informó este jueves (23.11.2017) el Ministerio de Relaciones Exteriores de Myanmar en su página de Facebook.
Según la ONU, la de los rohinyás es la crisis humanitaria que más rápidamente se está extendiendo en el mundo en la actualidad, por lo que la decisión de Myanmar de aceptar la vuelta de los centenares de miles de personas que huyeron a Bangladesh es fundamental para su resolución.
Según los medios, Bangladesh enviará en primer lugar documentación personal sobre los refugiados al país vecino.
Representantes bangladesíes hablaron de "un primer paso". Más de 600.000 rohinyás huyeron desde finales de agosto de Rajine
por la violencia del Ejército de Myanmar. La ONU consideró las operaciones una "limpieza étnica". Los rohinyá son considerados habitualmente como la minoría más perseguida del mundo.
La antigua Birmania, de mayoría budista, considera a los rohinyá como inmigrantes ilegales y les niega desde hace décadas la nacionalidad pese a que algunos llevan viviendo en el territorio desde el siglo XIX.
Continúa el éxodo de rohinyá
01:27
El éxodo actual no fue el primero, sino que en Bangladesh ya vivían anteriormente 300.000 refugiados rohinyá. Las condiciones de vida en los campamentos desbordados son catastróficas.
Desde el miércoles los dos países negociaban una posible solución en Naipyidó, capital de Myanmar. No está claro sin embargo si los rohingya querrán volver voluntariamente después de que sus pueblos fuesen quemados y sus familiares asesinados por soldados y multitudes enardecidas.
CP (dpa, rtr)
Niños rohinyá: abusados, secuestrados, huérfanos
La grave situación de los musulmanes rohinyá, obligados a escapar de las atrocidades cometidas por militantes y el Ejército en Myanmar, es difícil de digerir. Los niños son los más vulnerables, como muestran estas fotos.
Imagen: DW/J. Owens
Disparados y apuñalados
Desde agosto, más de 600.000 rohinyás han huido de Myanmar a Bangladesh. “El día que los militares vinieron, quemaron la aldea y le dispararon a mi madre cuando intentaba escapar. Mi papá no podía caminar, entonces lo apuñalaron. Lo vi con mis propios ojos”, dice Mohammed Belal, de 10 años, quien logró escapar.
Imagen: DW/J. Owens
Perseguidos por el trauma
La hermana de Mohammed, Nur, también vio la matanza. Ella y su hermano viven ahora en un refugio para niños sin compañía en Bangladesh. Ella puede jugar ahí y comer regularmente, un fuerte contraste con su viaje desde Myanmar, donde ella y su hermano casi se mueren de hambre. Pero la niña sigue siendo perseguida por el trauma de las últimas semanas. “Extraño a mis padres, mi hogar, mi país”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Conflicto de profundas raíces
El conflicto, el cual ha tenido lugar en los últimos 70 años y tiene sus raíces en la organización social del país después de la Segunda Guerra Mundial, ha cobrado más de 2.000 víctimas desde 2016, incluyendo la madre de Rahman, de 12 años (arriba). "Incendiaron mi casa y mi madre estaba enferma, así que no pudo irse", dice.
Imagen: DW/J. Owens
Salven a los niños
Dilu-Aara, de 5 años, llegó al refugio con su hermana después de ver a los militares asesinar a sus padres. “Estaba llorando todo el tiempo y las balas volaban sobre nuestras cabezas. De alguna forma escapé”. La agencia internacional Save the Children está ayudando a los menores que llegan a Kutupalong sin sus padres. Los niños representan hasta el 60% de los refugiados rohinyás en Bangladesh.
Imagen: DW/J. Owens
Cazados como animales
Jaded Alam está entre los cientos de niños que llegan a Kutupalong sin sus padres. Afortunadamente, su tía cuida de él, y muy bien, reconoce Jaded, quien creció en una aldea llamada Mandi Para, donde le encantaba jugar fútbol. Todo cambió cuando los militares atacaron. “Nos dijeron que nos fuéramos de nuestra casa. Cuando estaba corriendo con mis padres, les dispararon. Murieron en el acto”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Secuestro de niños
No todos han sido separados durante el escape. Rahman Ali ha estado registrando el refugio por semanas después de que Zifad, su hijo de 10 años, desapareciera. Los rumores sobre el secuestro de niños ha rondado el refugio por años y Rahman teme que su hijo haya caído presa de los traficantes de personas. “No puedo comer, no puedo dormir. ¡Estoy tan enojado! Es como si me hubiese vuelto loco”.
Imagen: DW/J. Owens
"Mi mente no es normal"
Cuando comenzó el tiroteo, Sokina Khatun hizo todo lo que pudo para proteger a sus hijos, pero no pudo salvar a Yasmine, de 15 años, y Jamalita, de 20, quienes estaban en una aldea vecina en el momento. “Les cortaron la garganta en frente de sus abuelos”, dice. “Estaba paralizada, no podía sentir el dolor. Ahora mismo, mi mente no es normal”, dice. Ella logró rescatar a nueve de sus niños.
Imagen: DW/J. Owens
Atacados, violados y robados
Yasmine cree que podría tener 15 años, pero luce considerablemente más joven. En su aldea, solía jugar con canicas y correr por los campos vecinos, pero recuerdos diferentes la persiguen ahora: el ataque de las fuerzas de Myanmar, la golpiza y asesinato de sus amados padre y hermanos y la violación por parte de un grupo de soldados que también la robaron: “Sentí mucho dolor en mi cuerpo”, dice.