Myanmar y Bangladesh dialogarán sobre la crisis rohinyá
21 de noviembre de 2017
Myanmar y Bangladesh iniciarán mañana en Naipyidó un diálogo ministerial sobre la crisis humanitaria de los cientos de miles de rohinyá refugiados en el segundo de esos países.
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El encuentro fue anunciado este martes (21.11.2017) durante la 13 conferencia ministerial del foro de cooperación Asia Europa (ASEM), celebrada en esta capital.
La líder de facto de Myanmar, Aung San Suu Kyi, evitó precisar en rueda de presa el plazo que será necesario para alcanzar un acuerdo bilateral que permita el regreso en condiciones seguras de los más de 600.000 miembros de esa comunidad islámica que han tenido que encontrar refugio en el país vecino.
"Lo antes posible", dijo Suu Kyi, al ser preguntada por los periodistas.
Myanmar y Bangladesh han mantenido contactos previos para resolver ese drama humanitaria pero la próxima reunión de Naipyidó, que en principio se extenderá al jueves, será la primera ocasión en que ambos países aborden la crisis a nivel ministerial.
El jefe de la democracia de Bangladesh, Mahmud Ali, que ha participado en la conferencia de ASEM, permanecerá con ese objetivo en esta capital; aunque no se ha informado oficialmente, su interlocutora previsible es la propia Suu Kyi, que además de líder de facto del Gobierno ocupa la cartera de Exteriores.
La pesadilla de los rohinyá
02:06
Tanto la ONU como la UE han animado reiteradamente a Myanmar y Bangladesh a iniciar negociaciones para resolver la crisis rohinyá.
Más de 600.000 rohinyás permanecen refugiados en Bangladesh después de que el Ejército de Myanmar emprendiera una persecución contra esa comunidad tras la muerte en agosto de una decena de uniformados en un ataque del llamado Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA), contra puestos militares y policiales en el estado de Rakáin, en el oeste del país y hogar de ese grupo étnico.
Al menos 400 personas murieron y unos 300 poblados fueron arrasados en la operación de represalia contra esa comunidad islámica en un país donde el budismo, en ocasiones en su versión más radical, es el credo del noventa por ciento de los habitantes.
Según fuentes de organizaciones humanitarias, la operación militar del Ejército incluyó, como "un arma de guerra", la violación múltiple de mujeres rohinyá por parte de los soldados.
CP (efe, rtr)
Niños rohinyá: abusados, secuestrados, huérfanos
La grave situación de los musulmanes rohinyá, obligados a escapar de las atrocidades cometidas por militantes y el Ejército en Myanmar, es difícil de digerir. Los niños son los más vulnerables, como muestran estas fotos.
Imagen: DW/J. Owens
Disparados y apuñalados
Desde agosto, más de 600.000 rohinyás han huido de Myanmar a Bangladesh. “El día que los militares vinieron, quemaron la aldea y le dispararon a mi madre cuando intentaba escapar. Mi papá no podía caminar, entonces lo apuñalaron. Lo vi con mis propios ojos”, dice Mohammed Belal, de 10 años, quien logró escapar.
Imagen: DW/J. Owens
Perseguidos por el trauma
La hermana de Mohammed, Nur, también vio la matanza. Ella y su hermano viven ahora en un refugio para niños sin compañía en Bangladesh. Ella puede jugar ahí y comer regularmente, un fuerte contraste con su viaje desde Myanmar, donde ella y su hermano casi se mueren de hambre. Pero la niña sigue siendo perseguida por el trauma de las últimas semanas. “Extraño a mis padres, mi hogar, mi país”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Conflicto de profundas raíces
El conflicto, el cual ha tenido lugar en los últimos 70 años y tiene sus raíces en la organización social del país después de la Segunda Guerra Mundial, ha cobrado más de 2.000 víctimas desde 2016, incluyendo la madre de Rahman, de 12 años (arriba). "Incendiaron mi casa y mi madre estaba enferma, así que no pudo irse", dice.
Imagen: DW/J. Owens
Salven a los niños
Dilu-Aara, de 5 años, llegó al refugio con su hermana después de ver a los militares asesinar a sus padres. “Estaba llorando todo el tiempo y las balas volaban sobre nuestras cabezas. De alguna forma escapé”. La agencia internacional Save the Children está ayudando a los menores que llegan a Kutupalong sin sus padres. Los niños representan hasta el 60% de los refugiados rohinyás en Bangladesh.
Imagen: DW/J. Owens
Cazados como animales
Jaded Alam está entre los cientos de niños que llegan a Kutupalong sin sus padres. Afortunadamente, su tía cuida de él, y muy bien, reconoce Jaded, quien creció en una aldea llamada Mandi Para, donde le encantaba jugar fútbol. Todo cambió cuando los militares atacaron. “Nos dijeron que nos fuéramos de nuestra casa. Cuando estaba corriendo con mis padres, les dispararon. Murieron en el acto”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Secuestro de niños
No todos han sido separados durante el escape. Rahman Ali ha estado registrando el refugio por semanas después de que Zifad, su hijo de 10 años, desapareciera. Los rumores sobre el secuestro de niños ha rondado el refugio por años y Rahman teme que su hijo haya caído presa de los traficantes de personas. “No puedo comer, no puedo dormir. ¡Estoy tan enojado! Es como si me hubiese vuelto loco”.
Imagen: DW/J. Owens
"Mi mente no es normal"
Cuando comenzó el tiroteo, Sokina Khatun hizo todo lo que pudo para proteger a sus hijos, pero no pudo salvar a Yasmine, de 15 años, y Jamalita, de 20, quienes estaban en una aldea vecina en el momento. “Les cortaron la garganta en frente de sus abuelos”, dice. “Estaba paralizada, no podía sentir el dolor. Ahora mismo, mi mente no es normal”, dice. Ella logró rescatar a nueve de sus niños.
Imagen: DW/J. Owens
Atacados, violados y robados
Yasmine cree que podría tener 15 años, pero luce considerablemente más joven. En su aldea, solía jugar con canicas y correr por los campos vecinos, pero recuerdos diferentes la persiguen ahora: el ataque de las fuerzas de Myanmar, la golpiza y asesinato de sus amados padre y hermanos y la violación por parte de un grupo de soldados que también la robaron: “Sentí mucho dolor en mi cuerpo”, dice.