Nadie sabe quién va a ganar en Francia
14 de abril de 2017El pintoresco pueblo de Donzy, en el medio de Francia, votó en los últimos 30 años casi exactamente igual al resto del país. Pero las cosas parecen ser distintas esta vez, dice el productor de foie gras Frederic Coudray, quien hace 20 años trabaja aquí.
"El estado de ánimo nunca ha sido más sombrío", le dijo a DW. "Aquí la gente está harta, todos se quejan, quieren un nuevo presidente. En el campo muchos sienten que los políticos se olvidaron de ellos”, añade.
Tras cinco años en el poder, el socialista Francois Hollande es el presidente más impopular de la historia francesa. Según las encuestas, menos del uno por ciento tiene una opinión favorable de él.
Más información:
Francia: justicia pide levantar la inmunidad a Marine Le Pen
Francia espera un déficit en 2017 del 2,8 % del PIB
Su mandato estuvo repleto de inicitativas mal coordinadas, promesas de campaña incumplidas y escándalos financieros y privados.
Económicamente hablando tampoco hay mucho para destacar. El 1.1 por ciento de crecimiento en 2016 estuvo por debajo de la media europea y el desempleo se mantiene alto, en torno al 10 por ciento.
El electorado de izquierda se siente defraudado por la política económica de Hollande, a la que ven entregada a los patrones del mercado. Una controversial reforma laboral desencadenó el año pasado meses de violentas protestas.
El criador de patos espera que este desencanto traiga a Emmanuel Macron al poder. El exministro de Economía se proclamó candidato independiente desde su nuevo movimiento centrista "En Marche!" (¡En marcha!) y parece probable que pase a la segunda vuelta. Su postura pro-empresarial y pro-europea atrae a Coudray. "Me gusta que combine propuestas de derecha e izquierda. Además, es el único que realmente defiende a la Unión Europea, que, después de todo, nos trajo 70 años de paz", opinó.
¿Una oportunidad para la extrema derecha de Le Pen?
Pero no todos coinciden con Coudray. "Muchos aquí están a favor de la extrema derecha del Frente Nacional. Y lo dicen fuerte en las calles y los cafés, ya no es un tema tabú. Es increíble como las cosas han cambiado”, señala.
Uno de ellos es Jacques Bouet, que trabaja en la fábrica de foie gras. A sus 43 años considera que está cansado de los escándalos políticos. El último de ellos fue el del candidato de centro derecha, Francois Fillon, quien fue acusado de pagarle a su esposa e hijos con fondos públicos un millón de euros por un trabajo que nunca hicieron. El escándalo sacó al candidato de la pole position y ahora compite con el candidato de la izquierda, Jean Luc Melenchon, por el tercer puesto. El candidato socialista Benoit Hamon está en el quinto puesto.
"Estoy enojado con lo que está pasando con la política”, dice Bouet. Y agrega: "Mi jefe y yo trabajamos duro para financiar a esta gente. Simplemente no los quiero más, tenemos que probar algo nuevo. Debemos probar con Marine Le Pen. Y no, no me avergüenza decirlo”.
Pero Le Pen tiene también su propio escándalo. Se acusa a su partido de haber contratado personal con dinero de la Unión Europea. La líder del partido se mostró entonces como la víctima de un sistema que la intenta derribar con acusaciones falsas.
Las encuestas predicen que Le Pen saldrá primera en las elecciones del 23 de abril, pero que será necesaria una segunda vuelta. Allí, perdería.
Sobrevuelan las dudas
Pero tal vez la conclusión a sacar de la situación en Donzy sea que todo está todavía en el aire. Eso es, al menos, lo que Cécile Kreweras siente. La familia del pensionista ha vivido en el pueblo durante décadas.
"La campaña es muy confusa y sorprendente. Y los debates televisivos no han aclarado las cosas. Es realmente difícil recordar cuál de los 11 candidatos ha presentado qué propuesta", dijo.
"Estoy convencida de que mucha gente decidirá en el último momento, literalmente, cuando estén de pie en la cabina de votación", concluye.
Autor: Lisa Louis (DG/MS)