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Negociaciones de desarme: tan importantes como antes

17 de mayo de 2009

Estados Unidos y Rusia quieren abrir un nuevo capítulo en sus relaciones. Ambas partes ponen de manifiesto su voluntad de seguir adelante con las planeadas negociaciones de desarme, pese a las recientes discrepancias.

¿Un nuevo impulso para la distensión?Imagen: AP

Rusia y Estados Unidos inician este lunes (18.05.09) una nueva ronda de negociaciones de desarme. Éstas resultan urgentes, dado que el tratado START de reducción de armas estratégicas, sellado en 1991, expira a fines de este año y se requiere otro acuerdo que lo reemplace. Pero el tema del desarme parece también hecho a la medida para el relanzamiento de las entretanto frías relaciones entre Washington y Moscú, que desea el presidente estadounidense, Barack Obama. “Éste es un tema ideal”, señala Fjodor Lukjanow, jefe de redacción de la revista Rusia en la Política Mundial, agregando: “aquí hay virtualmente una garantía de éxito”.

Obama y Medvedev: encuentro en Londres.Imagen: picture-alliance/ dpa

Cuando el jefe del Kremlin, Dimitri Medvedev, se reunió por primera vez con Obama en la cumbre del G20, en Londres, éste llevaba propuestas de desarme en su equipaje. Si Rusia y Estados Unidos llegan a un acuerdo, los nuevos límites máximos quedarían un tercio por debajo de los actuales. George Bush y Vladimir Putin habían acordado en 2002, en el tratado SORT, un límite de 2200 ojivas. Ambas partes se han dado cuenta de que la disuasión también es efectiva con un número de armas nucleares mucho menor que las actualmente disponibles.

Los intereses de Moscú

Pero, para Moscú, no se trata únicamente de cantidades. El Kremlin necesita un tratado que reemplace al START. No en último término porque los acuerdos de desarme son el único medio de que dispone Moscú para controlar el potencial de armas estratégicas de Estados Unidos. “De otra forma, existe el peligro de que Estados Unidos simplemente deje que expire el tratado y haga después lo que se le antoje”, opina el politólogo Lukjanov, puntualizando que así “tendría plena libertad de acción”.

Fjodor Lukjanow.Imagen: DW / Sergej Morosow

START I, SORT, KSE, INF: Rusia y Estados Unidos están ligados por una serie de tratados militares desde el término de la Guerra Fría. No obstante, desde entonces la correlación de fuerzas se ha modificado notablemente. En cuanto a las armas convencionales, Estados Unidos lleva entretanto una enorme ventaja. Tanto más importante es para el Kremlin su arsenal nuclear. Por eso, Lukjanov considera que las ojivas atómicas son “la principal garantía de seguridad”.

Reforma militar

El presidente Medvedev se propone modernizar las Fuerzas Armadas mediante una amplia reforma. En los próximos años serán dados de baja 200.000 oficiales y el número de soldados se reducirá aproximadamente a la mitad. De ese modo, Rusia sigue los pasos que ya han dado muchos países occidentales, despidiéndose de los enormes ejércitos pensados para guerras globales como la II Guerra Mundial. Ahora la tendencia apunta hacia ejércitos más rápidos y móviles, que también puedan ser utilizados en conflictos locales y regionales. El Kremlin ha sacado también las conclusiones de la guerra de Georgia, en el pasado mes de agosto. En esa oportunidad, Rusia tenía una fuerza muy superior, pero el conflicto armado también puso en evidencia para la cúpula militar los problemas de sus tropas: las cadenas de mando eran demasiado largas y muchas unidades sólo eran parcialmente operativas.

En lo tocante a la defensa del país, el presidente Medvedev confía más que nada en las armas nucleares. “Éstas deben cumplir de manera fiable todas sus funciones, para garantizar la seguridad militar de nuestro estado”, señaló en marzo de 2009 ante un grupo de generales. Probablemente tenía en mente sobre todo los misiles intercontinentales Topol-M, el orgullo del ejército ruso. Este cohete fue probado, con éxito, en 2004. Entretanto, se estima que el ejército cuenta con cerca de 50 unidades.

“Rusia puede fiarse principalmente de los Topol y Topol-M de su arsenal atómico”, indica el experto en temas militares Alexander Nikitin, director de Centro de Estudios Euroatlánticos, de Moscú, acotando que otros misiles ya han quedado anticuados. En consecuencia, la posición de Moscú en la correlación de fuerzas nucleares sería más fuerte en el papel que en la realidad.

El sistema antimisiles estadounidense

Al margen de detalles técnicos, como cuáles serían los sistemas portadores que abarcaría el nuevo tratado, lo que más polémica causará en las negociaciones será la defensa antimisiles estadounidense. Aunque el presidente Obama haya dado indicios de disposición a llegar a acuerdos en torno al sistema defensivo impulsado por su predecesor, George W. Bush, Rusia piensa que dichos planes -que incluyen la instalación de bases en Polonia y la República Checa- apuntan en su contra. Si Estados Unidos llega realmente a construir el sistema según lo proyectado, no habrá un desarme serio con Rusia, estima el politólogo Lukjanov.

Ocurre que el sistema de defensa antimisiles podría servir para interceptar cohetes atómicos rusos. “En consecuencia, Rusia contribuiría a hacer más efectivo dicho sistema si reduce su potencial nuclear”, explica Lukjanov. Mientras menos misiles existan, más probable resulta que todos ellos pudieran ser interceptados. Esa es otra de las razones por las cuales Medvedev demandó en abril, en Helsinki, renunciar al emplazamiento de armas en el espacio, entre las cuales se contaría también el sistema antimisiles, desde el punto de vista ruso.

A muy largo plazo, podría incluso pensarse en desistir por completo de las armas nucleares. En la nueva estrategia de seguridad rusa se indica que Moscú aspira, al igual que el presidente Obama, a un mundo libre de armas atómicas. Pero, entretanto, el Kremlin sigue confiando en su potencial nuclear.

Autor: Erik Albrecht

Editora: Claudia Herrea Pahl

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