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Negociaciones UE-CAN: “aún quedan concesiones por hacerse”

20 de mayo de 2009

La tercera ronda de negociaciones entre la Unión Europea y Ecuador, Perú y Colombia concluye con avances, pero sin que pueda fecharse la firma de tratado alguno, dice el jefe negociador europeo, Rupert Schlegelmilch.

Unión Europea y los países andinos: intensas negociaciones.

Rupert Schlegelmilch dirige a la parte europea en las negociaciones con los tres países de la Comunidad Andina de Naciones que aún apuestan por la firma de un tratado de libre comercio con la UE. La tercera ronda de estos contactos acaba de finalizar en Bruselas. DW-WORLD le preguntó a Schlegelmilch por sus resultados, sus implicaciones y sus perspectivas.

DW-WORLD: La tercera ronda de conversaciones ha concluido, ¿con éxito?

Rupert Schlegelmilch: Por lo general, yo creo que sí ha sido una ronda exitosa. Este tipo de negociaciones son muy complejas, con montones de grupos trabajando paralelamente, pero, teniendo en cuenta los avances logrados, se puede decir que hemos dado pasos importantes.

¿Habrá acuerdo este año?

Con las fechas hay que tener mucho cuidado. Nosotros vamos a intentar que las negociaciones se cierren este año y entre los países andinos parece haber voluntad política suficiente para ello: algunos de nuestros colegas latinoamericanos hablan incluso de un fin antes del verano. Pero todavía quedan concesiones por hacerse y no estamos en condiciones de prever cuándo habremos terminado.

Ecuador tendrá que aclarar la compatibilidad entre su nueva Constitución y lo negociado con Europa.Imagen: picture-alliance /dpa

¿Se podrían ratificar acuerdos con algunos países y con otros no?

Nuestra intención es que los acuerdos sean ratificados, en la medida de lo posible, paralelamente con los tres países: por desgracia Bolivia ya no se encuentra entre ellos. Pero podría suceder que se firmen por separado, si vemos que unos ya están listos y otros necesitan algo más de tiempo. Los ecuatorianos tienen que aclarar aún si las normativas negociadas hasta el momento son compatibles con su nueva Constitución. Perú y Colombia se encuentran, por así decirlo, al mismo nivel.

Y la estrategia “bloque a bloque”, ¿se da por dilapidada?

No, la estrategia “bloque a bloque” está congelada, pero no muerta. Nuestro objetivo sigue siendo establecer relaciones contractuales con toda la región, quizás no a corto, pero sí a medio y largo plazo. Desde 2003 disponemos de un acuerdo político y de cooperación que pronto habrá sido ratificado por todo el bloque, y esperamos que a él se le sumen en algún momento los tratados económicos. Pero tenemos que ser pragmáticos y respetar a quienes, por ahora, no quieren negociar con nosotros, como Bolivia.

Pero ese pragmatismo, ¿no va en contra del fomento de los procesos de integración en América Latina, uno de los principios que se había fijado la UE?

Nosotros no queremos hacer nada que pueda ser contraproductivo para la integración latinoamericana, y no creemos que las negociaciones que estamos llevando a cabo lo sean.

La CAN le ha dado el visto bueno a los contactos comerciales bilaterales, siempre y cuando no socaven la “normativa andina”, y a ese respecto somos muy cuidadosos con no incluir en las negociaciones nada que pudiera ir en contra, limitar o debilitar las reglamentaciones que se ha dado la CAN, y en consecuencia hemos reajustado los principios de nuestro mandato. No vamos a ir todo lo lejos que podríamos para evitar tensiones entre los países andinos, pero pensamos que esas tensiones habrían aparecido igualmente si la postura de unos Estados hubiera impedido a los otros la firma de un acuerdo con nosotros.

¿Dónde quedan los derechos humanos y las reformas políticas y sociales? ¡Siga leyendo!

El diálogo no sólo puede ser comercial.Imagen: picture-alliance/ dpa

Si se llega a la firma de los acuerdos, ¿con qué carta va a ejercer la UE presión en el campo de lo social y lo político? ¿Se colocan los intereses económicos por encima del resto?

“Presión” es algo que la UE no quiere ejercer de ningún modo. Y está claro que tenemos nuestros intereses económicos, igual que nuestros socios tienen los suyos, y que eso es lo que nos impulsa a ambos a seguir negociando: el acceso a los mercados es algo muy relevante, más aún en tiempos de crisis.

¿Y dónde quedan las reformas y el respeto a los derechos humanos?

Como ya he dicho antes, contamos con un acuerdo de 2003 que cubre precisamente esos ámbitos, lo que quiere decir que no partimos de cero. Pero también en los tratados económicos hemos incluido referencias al desarrollo sostenible, con las que pedimos a nuestros socios que se comprometan con las convenciones fundamentales de instituciones como la Organización Mundial del Trabajo y con los tratados más importantes en materia medioambiental, de modo que no se produzca una caída en picado de los estándares sociales y ecológicos. Nos queda muy claro que tenemos que hablar de estas cuestiones y que el diálogo no puede ser exclusivamente comercial.

¿Se determinan también en los acuerdos mecanismos de control que aseguren el cumplimiento de esos estándares?

Precisamente ésa es una de las cuestiones que discutimos con más intensidad en las negociaciones: cómo lograr credibilidad. Las palabras vacías sobre el papel no sirven. Aquí es importante que haya un debate público, la sociedad civil ha de ser escuchada y sus reivindicaciones tienen que verse reflejadas en los tratados. Esta labor no es para nada fácil, el diálogo al respecto con los países andinos es constructivo, pero aún no hemos encontrado la solución. De lo que estamos convencidos, y en este punto nos diferenciamos de los estadounidenses, es que estas cuestiones no pueden imponerse por la fuerza.

El banano, la caña de azúcar y la carne de vacuno: temas "sensibles".Imagen: dpa

Volvamos a lo económico: los temas “sensibles” aquí son los productos agrarios y los servicios, ¿se han producido avances al respecto?

De momento, hemos definido la situación. La cuestión de los productos agrarios es muy sensible a ambos lados del Atlántico y el objetivo ahora es lograr un equilibrio de intereses. En cuanto a los servicios, éste es un tema muy importante para Europa y lo decimos abiertamente. Hay muchas empresas europeas que esperan poder ofrecer sus servicios en el mercado latinoamericano y a este respecto hemos avanzado bastante: se puede decir que vamos por el buen camino.

Estos acuerdos, ¿podrían impulsar las negociaciones en el seno de la Organización Mundial del Comercio?

En nuestra opinión, serían una señal positiva, pero no hay que sobrevalorar sus efectos. Si solucionamos la cuestión del banano, la OMC estaría contenta, pero las dificultades en Ginebra proceden de la necesidad de poner de acuerdo a 150 países, y no a la UE y a un par de Estados.

Sobre todas estas negociaciones comerciales, ¿qué influencia ejerce la actual crisis?

Por un lado, existe un interés de que estos acuerdos salgan adelante para demostrar que, incluso en tiempos de crisis en los que por todas partes se lanzan conatos de proteccionismo, es posible practicar una política económica racional. Pero, precisamente cuando las preocupaciones a corto plazo son tan grandes y cada cual tiene bastante con ocuparse de lo que pasa en su propia casa, esto es aún más difícil de aplicar. Cuando la gente teme el desempleo y la competencia, no resulta fácil explicarles por qué hay que abrir los mercados y por qué el proteccionismo no protege a nadie, sino que agrava aún más la situación. Lo mismo vale para la OMC.

Autora: Luna Bolívar Manaut

Editor: Enrique López Magallón

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