El despliegue policial superó con creces al del primero de mayo en Berlín. Unos 9 mil uniformados fueron emplazados en la capital alemana para prevenir desmanes en el 60 aniversario de la capitulación de la Alemania nazi, que puso fin a la II Guerra Mundial. Grande era el nerviosismo ante la provocación que suponía una marcha proyectada por la juventud del Partido Nacional Demócrata (NPD) contra la conmemoración oficial de esta fecha, que los neonazis se niegan a ver como un aniversario de la liberación.

Marcha abortada

Desde hace meses cundía en Alemania la preocupación por la imagen que pudiera darse en esta oportunidad si las huestes de incorregibles ultraderechistas copaban la calle, desvirtuando grotescamente el sentido de la conmemoración y pisoteando el sentir no sólo de los deudos de las víctimas, sino de la gran mayoría ciudadana. Entre otras providencias, se había tomado la de prohibir al NPD manifestarse en la zona de la Puerta de Brandeburgo y del monumento al Holocausto.

Pero no fue la policía ni una maniobra política lo que finalmente abortó la marcha neonazi, sino la gente que salió a las calles a protestar contra semejante desfile. Aproximadamente 10 mil personas bloquearon el paso de los ultraderechistas, cercándolos en una plaza céntrica del Este de Berlín. Ante la imposibilidad de avanzar por la ruta prevista, los dirigentes cedieron finalmente al consejo policial de retirarse.

Madurez democrática

El temido fiasco no se produjo. En cambio, la ciudadanía dio un ejemplo de civismo, al no quedarse de brazos cruzados y enrostrar la provocación. El presidente del sindicato de la Policía, Konrad Freiberg, afirmó que los 10 mil manifestantes pacíficos demostraron al mundo que Alemania se ha convertido en un Estado de Derecho democrático y maduro. Por su parte, el ministro del Medioambiente, Jürgen Trittin, subrayó que la gente dejó en claro, por medios pacíficos, que los "nazis que pretenden glorificar el mayor genocidio de la historia" nunca podrán volver a tener un papel significativo en Alemania.

La jornada se convirtió así en una verdadera fiesta de la democracia, título con que se desarrollaron actividades diversas en la zona de la Puerta de Brandeburgo. De acuerdo con los responsables, más de 100 mil personas tomaron parte en ellos desde el sábado. El presidente del Consejo Central de los Judíos en Alemania, Paul Spiegel, manifestó desde el estrado su alegría por la enorme cantidad de gente "que celebra el 8 de mayo de 1945 como el día de la liberación".