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Los neonazis y el NPD

14 de noviembre de 2011

¿Cuánto sabían los servicios secretos de los miembros de Clandestinidad Nacionalsocialista? ¿Hay nexos entre ellos? Todo eso está por aclararse. Mientras tanto, se reaviva el clamor por la prohibición del partido NPD.

Algunos políticos se oponen a abrir un nuevo proceso judicial contra el NPD hasta que se aclare el rol que los infiltrados del servicio secreto han jugado en sus filas.Imagen: AP

Las investigaciones en torno a los asesinatos y atentados terroristas perpetrados por el grupo Clandestinidad Nacionalsocialista (CN) entre 2000 y 2007 en varias ciudades alemanas tienen en vilo a la ciudadanía y a la clase política. Este caso podría revelar graves errores en el seno de los servicios secretos, que tuvo a los neonazis en la mira durante la década de los noventa y luego les perdió el rastro. O, peor aún, dejar al descubierto que los extremistas de derecha tenían cómplices en las fuerzas de seguridad del Estado.

¿Cuándo supieron las autoridades pertinentes de las actividades criminales de CN y cuánto sabían? ¿Cómo explicar que nadie pudo dar con el paradero del grupo durante los trece años que estuvo activo? ¿Eran sus miembros informantes de la Oficina Federal para la Protección de la Ley Fundamental de Alemania? Con el paso de los días, el asunto cobra dimensiones de escándalo, atiza candentes debates que han quedado inconclusos en el pasado y reaviva el clamor por la prohibición del Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD).

¿Fracasó el servicio de inteligencia alemán?

El ministro alemán del Interior, Hans-Peter Friedrich, hizo un llamado para que los servicios secretos y la policía cooperaran de una manera más efectiva a escala regional. “Resulta inquietante que no se haya identificado nexo alguno entre la serie de asesinatos que tuvieron lugar en toda Alemania y la escena de extrema derecha de Turingia”, subrayó Friedrich. Los tres integrantes de CN, conocidos como la “célula neonazi de Zwickau”, una localidad sajona, se movían en los círculos neonazis de Jena, una ciudad del Estado federado de Turingia.

Thomas Oppermann, presidente del Gremio Parlamentario de Control, que supervisa al servicio de inteligencia.Imagen: picture-alliance/dpa

Thomas Oppermann, presidente del Gremio Parlamentario de Control (PKG), que supervisa el trabajo del Ejecutivo y del servicio de inteligencia, acusó al segundo de haber fracasado en la lucha contra el extremismo de derecha y prometió aclarar las razones detrás de sus errores en el marco de las averiguaciones que comienzan este martes (15.11.2011). Él y otras personalidades calentaron aún más el debate al exigir la ilegalización del NPD. “Aunque no tenga relación directa con el grupo, el partido propicia la expansión de la ultraderecha en Alemania”, argumentó Oppermann.

Las críticas de la ministra de Justicia, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, a los organismos encargados de la seguridad nacional fueron más lejos; la política liberal propuso la reestructuración de la Oficina Federal para la Protección de la Ley Fundamental de Alemania. Sin embargo, Leutheusser-Schnarrenberger se opuso a abrir un nuevo proceso judicial contra el NPD hasta que se determine con precisión el rol que los infiltrados del servicio secreto han jugado en sus filas. Ese es el factor que ha impedido la prohibición del NPD en el pasado.

Piden de nuevo ilegalización del partido NPD

El presidente de la comisión parlamentaria para asuntos de Interior, Wolfgang Bosbach, desaconsejó iniciar esa moción en este momento. “Los dramáticos hallazgos de los últimos días no alteran para nada el hecho de que, desde 2003, cuando el Tribunal Constitucional de Alemania canceló repentinamente el proceso para prohibir al NPD, el Estado se haya en un verdadero dilema”, explicó Bosbach en una entrevista con un diario de Colonia. “Por un lado, la corte demanda que todos los infiltrados del servicio de inteligencia abandonen las estructuras del partido. Por otro, necesitamos la información que los agentes secretos nos proveen”, agregó el político conservador.

Wolfgang Bosbach, presidente de la comisión parlamentaria para asuntos de Interior.Imagen: picture-alliance/ dpa

A juicio de Bosbach, un nuevo proceso para ilegalizar al NPD duraría años y se correría el riesgo de dejar de obtener información valiosa, considerando el peligro que ese partido representa para el Estado alemán. “Si comenzamos a pedir la prohibición del NPD con cada vez mayor frecuencia y dicha prohibición no se consuma, el Estado termina dando la impresión de ser impotente”, acotó Bosbach.

El presidente del Consejo Central de los Judíos en Alemania, Dieter Graumann, echó leña al fuego al clamar por la ilegalización del NPD, y Aiman Mazyek, presidente del Consejo Central de los Musulmanes en Alemania, hizo lo mismo, al acusar al Estado germano de subestimar por demasiado tiempo el terrorismo de derecha en el país. “Sólo en este año se han producido veinte ataques contra mezquitas y otros contra centros culturales musulmanes y edificios residenciales ocupados por inmigrantes”, apuntó Mazyek.

El terrorismo de derecha ha sido subestimado

Los medios alemanes han insistido en que una violencia como la practicada por la “célula de Zwickau” no se había visto en muchos años. Mazyek disiente: “la violencia contra los inmigrantes comenzó con los ataques incendiarios de Mölln y Sollingen, a principios de los noventa, y ella no se ha disipado realmente desde entonces”. Los actos de violencia van desde graffitis con mensajes xenofóbicos hasta ataques físicos y asesinatos, explicó el representante de buena parte de la comunidad musulmana en Alemania.

Aiman Mazyek, presidente del Consejo Central de los Musulmanes en Alemania.Imagen: Privat

“Al parecer, el terrorismo de derecha pudo florecer en este país por el empeño de las autoridades en fijar su atención en los terroristas movidos por motivos religiosos. Las leyes de seguridad nacional, las de terrorismo y las de vigilancia se volvieron más rígidas en los últimos años, pero eso no hizo posible atrapar a los neonazis de Zwickau”, añadió Mazyek.

A finales de julio, tras el asesinato masivo de jóvenes socialistas a manos del extremista de derechas noruego Anders Behring Breivik, el ministro alemán del Interior, Hans-Peter Friedrich, declaró que no había indicios de actividades de terroristas de derecha en el país. Pero, desde la semana pasada, cuando se descubrió que un trío de neonazis asesinó a ocho pequeños empresarios turcos y a uno griego, e hizo explotar una bomba en una calle de Colonia habitada sobre todo por inmigrantes turcos, esa convicción parece haber perdido todo fundamento. Ninguno de esos casos ha sido resuelto hasta ahora.

Autor: Evan Romero-Castillo
Editor: José Ospina-Valencia

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