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Científico pierde ante filósofo apuesta sobre conciencia

13 de julio de 2023

Hace 25 años, Christof Koch y David Chalmers hicieron una apuesta sobre si la conciencia podía explicarse científicamente. Ahora se ha elegido al ganador.

Científicos revelan los resultados de experimentos que prueban cómo nuestro cerebro da lugar al pensamiento consciente.
Científicos revelan los resultados de experimentos que prueban cómo nuestro cerebro da lugar al pensamiento consciente.Imagen: Andrew Ostrovsky/PantherMedia/IMAGO

A finales de los años noventa, dos académicos que asistían a la Asociación para el Estudio Científico de la Conciencia (ASSC), tras unas copas en un bar alemán, hicieron una apuesta. Christof Koch, neurocientífico, le apostó a David Chalmers, filósofo, que en 2023 se conocerían los mecanismos por el que las neuronas del cerebro producen la conciencia. Chalmers pensaba lo contrario.

Ambos científicos coincidieron una vez más públicamente el 23 de junio, en la 26ª reunión anual de la ASSC celebrada en Nueva York, donde declararon ganador a Chalmers.

"Siempre fue una apuesta relativamente buena para mí y audaz para Christof", dice Chalmers, que ahora es codirector del Centro para la Mente, el Cerebro y la Conciencia de la Universidad de Nueva York. Pero también dice que éste no es el final de la historia, y que la respuesta llegará con el tiempo: "Se ha avanzado mucho en este campo".

En la década de 1980, el investigador Koch, que ostenta el título de investigador meritorio en el Allen Institute for Brain Science de Seattle (Washington), comenzó su búsqueda de las huellas neuronales de la conciencia. En ese momento, los avances tecnológicos, como la resonancia magnética funcional (IRMf) y la optogenética, despertaron su optimismo sobre la posibilidad de resolver el misterio de la conciencia en un futuro cercano. 

Koch, que en aquel entonces era un joven profesor adjunto en el Instituto Tecnológico de California, cautivado por todas estas técnicas, pensó, con confianza, que el misterio de la conciencia podría resolverse. "Pensé: ¿dentro de 25 años? Ningún problema", aseguró Koch.

Durante muchos años, la apuesta, que daría al ganador unas cuantas botellas de buen vino, cayó en el olvido. Pero hace unos años, Per Snaprud, un periodista científico de Estocolmo que había entrevistado a Chalmers en 1998, volvió a sacar el tema a la luz.

 

Experimentos "adversarios" para probar diversas hipótesis sobre la conciencia

Lo que finalmente ayudó a zanjar la apuesta fue una serie de estudios de investigadores rivales de la conciencia, puestos en marcha por Koch y Chalmers, que colaborarían en experimentos diseñados para poner a prueba las ideas de cada uno sobre cómo el cerebro genera la conciencia.

Algunos de los resultados de estos estudios, que ponía a prueba dos de las principales hipótesis sobre la base neuronal de la conciencia, se dieron a conocer en la conferencia.

Los experimentos se realizaron en seis laboratorios independientes para poner a prueba las principales teorías de la conciencia: el espacio de trabajo global (GWT) y la integración de la información (IIT). Estas teorías difieren en su explicación de la base neural de la conciencia: la GWT se centra en un conjunto de estructuras cerebrales, mientras que la IIT la considera una función computacional.

Los investigadores esperaban saber este año cómo las neuronas dirigen la conciencia.Imagen: Kiyoshi Takahase Segundo/PantherMedia/IMAGO

En rasgos generales, ambas teorías brindan a los investigadores áreas específicas del cerebro para examinar más detenidamente. La IIT sugiere que los signos de la conciencia se encuentran en el córtex posterior, mientras que la GWT plantea que la conciencia implica la corteza prefrontal, donde la información se transmite a través del cerebro interconectado.

Sin embargo, los resultados presentados en la reunión demostraron que ambas teorías siguen siendo incompletas y que los neurocientíficos aún no comprenden completamente la naturaleza de la conciencia. Por lo que, en un gesto amigable, Koch subió al escenario y obsequió a Chalmers una caja de buen vino durante el evento principal.

"Esto nos dice que ambas teorías deben revisarse", declaró, por su parte, a Nature Lucia Melloni, neurocientífica del Instituto Max Planck de Estética Empírica de Fráncfort (Alemania) y una de las investigadoras participantes. Pero "el alcance de esa revisión es ligeramente diferente para cada teoría".

Melloni destaca que es poco común que los defensores de teorías opuestas estén dispuestos a someter sus ideas a pruebas realizadas por investigadores independientes. "Eso requiere mucho valor y confianza por su parte". En su opinión, proyectos de esta naturaleza son cruciales para el progreso científico, ya que permiten un debate abierto y una evaluación objetiva de las predicciones de diferentes teorías.

Editado por Felipe Espinosa Wang.

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