Niña o niño, rosa o azul: ¿por qué se encasilla a los bebés?
Anna Sacco
7 de agosto de 2019
Anna Saco, periodista de DW, está esperando su primer hijo. Todos le preguntan lo mismo: ¿niña o niño? ¿Por qué estamos tan centrados en el género? ¿Y cuáles son las consecuencias para los niños?
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Estatura, número de calzado o medida de la cintura: hasta la pubertad, la mayoría de los niños y niñas se desarrollan de la misma manera. Sin embargo, la clasificación niño o niña es tan importante para muchas personas, que expresan esa distinción a través de ciertos colores, ropas o accesorios. ¿Por qué?
La investigadora sobre sicología de desarrollo Stefanie Peykarjou conoce bien el tema de "la clasificación de cosas por categorías”, por ejemplo, "animal o persona”, "chico o chica”. Ella cree que esta conducta se desarrolla "muy pronto cuando somos bebés”. Nos ayuda a entender y prever lo que nos rodea: ¿Es una piedra o una hormiga? ¿Cómo se comporta algo o alguien?
Peykarjou añade que lo "importante es que no nos quedemos con esa primera clasificación automática que solemos realizar, sino que incorporemos un proceso mental abierto”.
En otras palabras, si la niña se llama Lisa y le gusta usar ropa y hacerse peinados hermosos, también puede ser traviesa. Tal vez prefiera jugar con autos en lugar de muñecas o con ambas cosas. "Pero cuando se clasifica a los pequeños constantemente como niños o niñas, y su entorno tiene claras expectativas hacia ellos, dicha actitud puede, por supuesto, afectar al desarrollo individual", asegura la psicóloga.
Juguetes dependiendo del género
La influencia del marketing de género es tan grande que es cada vez más difícil para los niños descubrir sus propios gustos e intereses. La experta en género Aline Oloff cree que dichas atribuciones por estereotipos en los primeros años de la niñez pueden influir más tarde en la elección de la profesión. "Si nos fijamos solo en el área de los juguetes, se les ofrece diferentes diseños y objetos, dependiendo de si son niñas o niños".
Que la brecha de género, es decir, la atribución inconsciente de preferencias, características y habilidades según el sexo comienza en la guardería, no es nada nuevo: los llamados "Experimentos del Bebé X", de la psicóloga Phyllis A. Katz de la década de los 70, mostraron que los adultos tratan de forma diferente a los niños dependiendo de su sexo: a "Mary" se le ofreció la muñeca con más frecuencia para jugar; a "Johnny", la pelota. En ambas ocasiones era el mismo bebé y llevaba siempre puesto, una ropa amarilla.
La cadena británica BBC realizó el mismo experimento y lo grabó en un video. Los resultados fueron idénticos: a la niña se le ofreció muñecas y peluches. Al supuesto niño se le ofreció juguetes para desarrollar habilidades motoras y espaciales.
Expectativas con muchas consecuencias
Los niños prefieren "hacer" y las niñas "cuidar”, son así "por naturaleza”. Este tipo de comentarios son como las profecías que llegan a cumplirse: los niños desde muy pequeños quieren corresponder a las expectativas que los demás han depositado en ellos.
En un experimento sobre habilidades motoras se demostró que las expectativas de los adultos difieren y aunque objetivamente no hubo diferencias entre niñas y niños, los padres tendían a sobrevalorar a los hijos y a subestimar a las hijas. Es decir que de ninguna manera se puede hablar de desarrollo libre e independiente de ambos géneros.
"Como niña, necesitas una autoconfianza superior a la media para no perder las ganas de divertirte con las cosas técnicas, cuando a tu alrededor están convencidos de que los niños son mejores en ese ámbito", dice Sascha Verlan, coautor de "Rosa-Hellblau-Falle" o "La trampa celeste y rosa", un libro sobre estereotipos de roles en la vida familiar cotidiana.
Ni rosa ni azul
Desde el momento en el que se sabe el sexo del bebé, los adultos comienzan a atribuirle ciertos roles antes de haber nacido: es un niño "activo”, porque da pataditas en la barriga y la niña es "más buena”, porque no se mueve tanto durante el embarazo. Con un niño, el padre puede jugar al fútbol y a una niña, la mamá la puede vestir con ropa linda.
Al fin y al cabo, nacimos en una sociedad que permanentemente clasifica a los pequeños en "niño” o "niña”. ¿Cómo se puede dejar de repetir este modelo? "Por un lado, dejando que los niños vivan sus preferencias y no sancionando a los niños pequeños cuando quieran jugar con muñecas, pintar o quieran comprarse unas zapatillas doradas”, aconseja Oloff.
La sicóloga Peykarou añade que "deberíamos prestar más atención a las particularidades de nuestro hijo que a su género”.
(rmr/er)
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Así crían a sus hijos los padres alemanes
Aunque en todo el mundo la paternidad enfrenta problemas similares, hay algunas cosas que se deben saber antes de enfrentarse a unos padres "made in Germany".
Imagen: Imago
¿Nombres tradicionales o inusuales?
¿Quiere que su hijo destaque o sea uno más del montón? La elección del nombre del bebé es como decidirse por el diseño de un tatuaje, salvo que la elección la hacen los padres, pero el que cargará con las consecuencias será el hijo. En todo caso, nunca ha sido una buena idea criticar la elección del nombre de una persona. Marie y Elias fueron los favoritos en Alemania en 2016.
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Amamantar en público
Aunque por diversos factores no todas las madres pueden hacerlo, amamantar es una práctica muy extendida en Alemania. Los alemanes no tienen problemas con los desnudos, así que en general dar pecho en público no genera conflictos. Sin embargo, no existe una ley que proteja a las madres lactantes. Cada dueño de tienda puede decidir que no se dé pecho en su local, y algunos pocos lo hacen.
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Amamantar a niños creciditos
Este es otro tema en el que a nadie le gusta ser juzgado. Es posible ver a madres amamantando a niños de tres años en un parque. Sí, es una excepción, pero puede ocurrir. Como el permiso maternal se paga durante 12 meses en Alemania, y hasta 14 meses si es compartido por ambos padres, muchas madres tratan de cortar la lactancia antes de volver al trabajo, pero no existe una norma al respecto.
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Cuidado de los niños
Y ya que estamos en eso de volver al trabajo, la organización del cuidado de los niños es otro asunto estresante. Si bien muchos se sienten felices con hallar un lugar cerca de casa, para algunos padres alemanes esta decisión es crucial para la formación académica de los chicos. Por ejemplo, si buscan alguna "filosofía" de educación alternativa; deben buscar bien dónde comenzar la vida preescolar.
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Vacunación
Algunos padres rechazan las vacunas, que no son obligatorias en Alemania. Según la OCDE, el 96 por ciento de los niños están cubiertos por este prodigioso avance de la ciencia, aunque otros estudios sostienen que la cifra es menor. Esta creencia irracional solo funciona si hay suficiente gente vacunada. Sin ir más lejos, gracias a los antivacunas Berlín enfrentó una epidemia de sarampión en 2014.
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El arte de llorar
Los niños se despiertan varias veces en la noche y los padres se agotan. Siguiendo el llamado "método Ferber", muchos se han hecho seguidores del libro "Jedes Kind kann schlafen lernen" ("Los niños pueden aprender a dormir"), que recomienda dejar que los niños lloren sin prestarles atención hasta que se cansen y vuelvan a dormirse. Algunos lo encuentran excelente; otros lo califican de tortura.
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Dormir con mamá y papá
Aquellos que se oponen a ese método para dormir prefieren la paternidad cercana, un sistema promovido por el pediatra estadounidense William Sears. Éste recomienda, entre otras cosas, dormir cerca del bebé, el llamado "colecho", otro tema que genera controversia. Alemania organizó su primer Congreso de Paternidad Cercana en 2014, con el respaldo del Ministerio Federal de Asuntos Familiares.
Imagen: imago/imagebroker
Pañales de tela, desechables... o sin pañales
Los pañales son otro asunto difícil para los padres. Pese a que hay muchos modelos de uso sencillo en el mercado, algunos padres optan por los pañales de tela. Si parece trabajo extra, piense en quienes prefieren la versión que se hace llamar más "ecológica". Se trata de quienes no ponen pañales a sus hijos. Es un método poco extendido, pero cada vez gana más adeptos.
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¿Comida casera o envasada?
Para algunos, es posible saberse excelente padre por la forma en que, amorosa y esforzadamente, preparan la comida de sus pequeños. Todo orgánico, por supuesto. Y los accesorios donde se sirve el puré que alimentará al rey del hogar deben ser comprados en tiendas de comercio justo. Por cierto, mirarán con malos ojos a los que compran comida envasada, aunque cuando hay que viajar... igual sirven.
Imagen: Fotolia/victoria p
Educación alternativa
En los 60 del siglo pasado, los alemanes reflexionaron sobre la educación y llegaron a usar conceptos como "formación antiautoritaria", que busca promover la libertad de pensamiento de los niños. La influencia de estos movimientos se siente en el país hasta hoy. Más allá de las teorías populares, cada padre desarrolla su propio estilo de crianza, y nadie quiere escuchar que está equivocado.
Imagen: colourbox/S. Darsa
TV y otros aparatos electrónicos
Hay aplicaciones y programas de TV extraordinarios a la medida de los niños. Muchos chicos de un año son más hábiles con un smartphone que sus abuelos. Aunque no hay consenso entre los padres germanos sobre el uso de los medios digitales en los menores, la mayoría se sentirá mejor si restringe el contacto de sus bebés con una pantalla, aunque disfruten del descanso que otorgan estos aparatos.
Imagen: picture-alliance/dpa
Azúcar
Otra forma que tienen los alemanes de demostrar cuán buen padres son es a través del número de años que vivieron sus hijos sin haber entrado en contacto con los dulces. Y esto en un país donde el helado diario es casi un ritual en verano. Por cierto, el segundo hijo suele gozar de los malvados caramelos antes que su predecesor... los padres, tras un tiempo, pierden sus estrictos principios.