Al cada vez más frecuente hostigamiento y recaptura de presos políticos, excarcelados este año y, en teoría, protegidos por una amnistía, se suman ejecuciones sumarias y asesinatos selectivos de campesinos opositores.
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Cerca de 700 personas que fueron encarceladas en 2018 en Nicaragua por protestar contra el presidente Daniel Ortega salieron de prisión este año, como parte de una negociación entre el gobierno y la oposición. Sin embargo, muchos de ellos sufren ahora amenazas de paramilitares, asedio de la Policía, retención migratoria y varios ya han sido recapturados.
Los principales organismos de derechos humanos del país llaman la atención sobre el fenómeno, que atribuyen a una "nueva fase de la represión” para acallar la disidencia y evitar una nueva rebelión cívica.
"Hay un hostigamiento permanente a los ex presos políticos, porque Ortega pretende destruir su liderazgo”, dijo a DW la abogada Vilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).
Este organismo sigue trabajando en el país aunque con mínimos recursos, pues fue intervenido y saqueado por la Policía en diciembre pasado, cuando Ortega clausuró nueve ONGs a las que acusó de "terroristas” y "golpistas”.
Núñez dijo que el país vive "una nueva etapa de la represión”, que consiste en la persecución e intimidación de personas que participaron en las protestas, en especial, expresos que se convirtieron en figuras mediáticas.
Nuevo liderazgo
Los líderes estudiantiles y expresos Edwin Carcache, Nahiroby Olivas y Chéster Navarrete han denunciado asedio policial frente a sus viviendas en Managua, León y Masaya, mientras el joven Byron Estrada fue retenido y sometido a interrogatorios de oficiales de Migración en la frontera con Costa Rica.
En la misma frontera también retuvieron, a mediados de agosto, durante más de cinco horas, a Olesia Muñoz, activista opositora de Niquinohomo, junto al líder gremial de los panaderos, Ermis Morales, según denunciaron a la prensa.
Y la estudiante belga-nicaragüense Amaya Coppens, que estuvo presa nueve meses, dijo que fue detenida por policías que, sin dar explicaciones, requisaron su vehículo. También su casa en la ciudad de Estelí (norte) fue rodeada y asediada por patrullas este mes.
La Policía instaló patrullas el fin de semana frente a la vivienda de los hermanos Esteban Lesage, tres jóvenes músicos de la ciudad de Jinotepe (sur) que estuvieron presos por su participación en las protestas.
Estos hostigamientos ocurren a pesar de que todos los exprisioneros están, en teoría, amparados por una Ley de Amnistía, que el Parlamento dominado por los sandinistas aprobó a mediados de junio.
"No es casual que las víctimas sean excarcelados que tuvieron mayor protagonismo. Ortega tiene miedo de que se conviertan en la cabeza de un liderazgo nuevo, de gran fuerza y sin vinculación con partidos políticos, lo que les da más credibilidad y simpatía”, señaló Núñez.
Ejecuciones sumarias
Otra situación que preocupa a los defensores de derechos humanos es el aumento de los asesinatos en zonas rurales de Nicaragua, especialmente de personas involucradas en protestas en 2018.
"Esto es sumamente grave. Se está reeditando el fenómeno de las ejecuciones extrajudiciales al amparo de una amnistía”, observó la presidenta del Cenidh.
En 1990, la flamante presidenta Violeta Chamorro, que derrotó a Ortega en las urnas y lo desplazó del poder, decretó una amplia amnistía, que cubrió por igual a los soldados del Ejército como a los "contras” antisandinistas, y proclamó una "reconciliación nacional”.
Sin embargo, varios "contras” aparecieron muertos en carreteras y y poblados del interior. Su principal jefe, Enrique Bermúdez ("Comandante 380”), fue ejecutado en 1991 frente a un hotel en Managua, un sonado crimen que nunca se aclaró y que fue atribuido a la seguridad del Estado sandinista, que operaba aún con Ortega en la oposición.
En las últimas semanas, el Partido Liberal denunció que varios de sus representantes y alcaldes municipales en el norte han sido "perseguidos y asesinados” por presuntos activistas sandinistas. Según la prensa, una decena de personas ligadas a la oposición fueron ejecutadas en la frontera con Honduras.
Cadena de delaciones
"De fines de junio a inicios de agosto se reportaron dos asesinatos de campesinos por semana. En todos los casos hubo disparos por armas de guerra y huellas de tortura, y todos fueron adjudicados a paramilitares”, explicó a DW Haydeé Castillo, defensora de derechos humanos y directiva de la opositora Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB).
Activistas liberales en la provincia de Jinotega (norte) han dicho que los paramilitares estarían coordinados con organismos barriales sandinistas, con la Policía y con la inteligencia del Ejército, en una "cadena de delaciones” para descubrir y "neutralizar” a opositores.
"Las ejecuciones sumarias y los asesinatos selectivos en el campo están mostrando una nueva oleada represiva, que ahora significa aplicar la pena de muerte a todo aquel que piense diferente”, advirtió Castillo.
"Si no los pueden asesinar, los encarcelan o los empujan al exilio”, añadió la opositora, que tuvo que abandonar el país por amenazas. Según el último reporte de la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más de 80.000 nicaragüenses han abandonado el país a causa de la crisis de 2018.
Castillo dijo que estas "ejecuciones sumarias” constituyen crímenes de lesa humanidad y pidió a la Organización de Estados Americanos (OEA) que aplique "con suma urgencia” el artículo 21 de la Carta Democrática, a fin de que el gobierno de Nicaragua sea separado del organismo hemisférico.
El Consejo Permanente de la OEA se reunirá el próximo miércoles 28 para tratar la crisis de Nicaragua, y es posible que ese día quede formada una comisión especial encargada de contribuir a una salida pacífica para este país.
(cp)
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Nicaragua, 39 años de una revolución extraviada
Daniel Ortega evocó este 19 de julio el aniversario 39 de la revolución contra el dictador Anastasio Somoza en 1979. Pero ante el asesinato de cientos de manifestantes, el sandinismo ha degenerado en salvajismo.
Imagen: picture-alliance/AP/C. Venegas
Masaya: del júbilo al lamento
La vicepresidenta Rosario Murillo recordó "el triunfo de la revolución". Nicaragua está en una crisis que ha dejado centenas de muertos en protestas contra el régimen de su esposo, Daniel Ortega, otrora guerrillero del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Aquí el entierro del estudiante de ingeniería Gerald Vásquez, asesinado en Managua.
Imagen: picture-alliance/AP/A. Zuniga
Masaya: "Territorio libre de dictador"
El "repliegue" es una fiesta fundamental del sandinismo, que conmemora la estrategia clave que sirvió para derrocar a Somoza. Esta sería la primera vez desde 1980 que el oficialista FSLN no hace el recorrido de casi 30 kilómetros desde Managua hasta Masaya, encabezado por Ortega. Masaya declaró a su ciudad "territorio libre del dictador", en referencia a Ortega.
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Ortega y la represión
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina del Alto Comisionado de ONU para Derechos Humanos (Acnudh) han responsabilizado al Gobierno de Daniel Ortega de graves crímenes: asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, tortura y detenciones arbitrarias. Aquí, Daniel Ortega con escuadra de ataque contra masivas manifestaciones de protesta comenzadas el 18 de abril.
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Dictador, por tradición
Anastasio Somoza, nació en León el 5 de diciembre de 1925. Fue presidente de Nicaragua de 1967 a 1972, y de 1974 a 1979. Fue el último miembro de la dinastía Somocista, luego de su padre y hermano, que ejerció el poder dictatorial en Nicaragua desde 1934. Ante la presión de la revolución sandinista, se fué al exilio a Asunción, Paraguay, en donde fué asesinado el 17 de septiembre de 1980.
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Revolución sandinista: ¿En dónde quedaron los ideales?
La revolución liderada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (llamado así en memoria de Augusto César Sandino) puso fin a la dictadura de la familia Somoza. Derrocó al tercero de los Somoza, Anastasio Somoza Debayle, sustituyendo su régimen por un gobierno democrático de perfil de izquierda progresista.
Imagen: picture-alliance/dpa
Una oportunidad de oro tirada por la borda
El nuevo gobierno de Nicaragua estaba impulsado por fuerzas socialdemócratas, socialistas, marxistas-leninistas y de la Teología de la Liberación. La idea de introducir reformas socioeconómicas y políticas del Estado, incluyendo la sanidad, la educación y reparto equitativo de la tierra, cautivó a muchos, dentro y fuera del país. Fidel Castro, aquí con Daniel Ortega, fue uno de sus impulsores.
Imagen: Imago/ZUMA Press
Cáfe de Nicaragua, símbolo de la solidaridad alemana y el "comercio justo"
Fueron miles los jóvenes alemanes que creyeron en lo bueno de derrocar una dictadura e instaurar un Estado de derecho con justicia social. Mientras el gobierno social-liberal del canciller Helmut Schmidt proporcionó millonarias ayudas a Nicaragua, el extinto Helmut Kohl las congeló en 1983, pero reactivó la cooperación para el desarrollo sin exigir elecciones libres.
Imagen: GEPA
Daniel Ortega, el eterno candidato del FSLN
El 4 de noviembre de 1984 se celebraron elecciones, no exentas de polémica y con el boicot de partidos de la oposición, en las que el candidato del FSLN, Daniel Ortega, obtuvo el 67% de los votos y el FSLN fue el partido mayoritario en el Parlamento con 61 escaños de un total de 96. Estás elecciones legitimaron, según algunos observadores extranjeros, al gobierno sandinista.
Imagen: Imago/Xinhua
Cardenal y el experimento de la Teología de la Liberación
Un rasgo propio de la Revolución Sandinista, además de la lucha marxista, fue el papel de la Teología de la Liberación. La salvación material de los pobres fue antepuesta a la espiritual. Predecesor del movimiento en Nicaragua fue monseñor Octavio José Calderón y Padilla, critico de las injusticias de los Somoza. Ernesto Cardenal y Fernando Cardenal dieron forma al movimiento católico liberador.
Imagen: Imago
Los "contras", Violeta Chamorro y la injerencia estadounidense
La oposición armada fue organizada por Estados Unidos, que formó la llamada "contra" y hundió al país en una guerra civil. El FSLN perdió las elecciones de febrero de 1990 frente a la Unión Nacional Opositora, presidida por Violeta Chamorro, apoyada por Washington. Aquí, con el canciller Helmut Kohl el 19 de febrero de 1991 en Bonn. Con su gobierno terminó el llamado "período revolucionario".
Imagen: picture-alliance/dpa
Los Ortega - Murillo
José Daniel Ortega Saavedra nació en La Libertad el 11 de noviembre de 1945. Su primer mandato fue entre 1979 y 1990, retomándolo en 2007. Su partido, el FSLN, es acusado de cometer múltiples fraudes electorales. Rosario Murillo es esposa y vicepresidenta. La pareja gobierna con mano dura en un mundo de esoterismo, sectarismo neopentecostal y dictadura.
Imagen: Getty Images/AFP/I. Ocon
Amnistía Internacional: el Gobierno de Ortega "dispara a matar"
Así concluye un informe de Amnistía Internacional, en voz de una activistas de derechos humanos, la nicaragüense Bianca Jagger. Según AI, el Gobierno de Ortega está implementando “una estrategia de represión violenta contra las protestas sociales que se registran desde abril a la fecha".
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Herrera
Con la ayuda de Chávez, de Maduro y el petróleo de los venezolanos
Ortega es el principal aliado político y económico del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en Centroamérica, y lo fue de su predecesor, el fallecido Hugo Chávez. Según el Banco Central nicaragüense (BCN), mientras en el primer semestre de 2016 la ayuda venezolana fue de 172,1 millones de dólares, en el mismo espacio en 2017 solo alcanzó los 63,5 millones. La mayoría son préstamos petroleros.
Imagen: DW/A. Saez
18 abril: se inician las protestas pacíficas
Unas 60 personas que protestan contra una reforma al seguro social son atacadas con piedras y tubos por pandillas del régimen de Daniel Ortega y su mujer. Incidentes similares se extienden a todo el país. Daniel Ortega deroga la polémica reforma y acepta dialogar, pero rechaza "cesar la represión". No se vislumbra un fin. Naciones Unidas ha pedido elecciones anticipadas.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/A. Zuniga
Masaya: ciudad de las flores y los ataques de las pandillas de Ortega
Masaya está a 27 km de Managua. La Ciudad de las Flores es ahora escenario de ataques a periodistas, prelados y manifestantes. El nuncio apostólico Stanislaw Waldemar Sommertag y el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez ,fueron golpeados por pandillas oficialistas. Allí se conmemora el Repliegue, una marcha para recordar la masacre de la Guardia somocista contra civiles y sandinistas en 1978.