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Nicaragua y la RDA: hace 20 años murió una utopía

4 de noviembre de 2009

La RDA apoyó a la Revolución Sandinista en Nicaragua ofreciendo capacitación a gente joven, sin embargo la situación cambió dramáticamente con la caída del Muro de Berlín y luego el fin del Sandinismo.

Manifestaciones de los lunes en Leipzig.Imagen: dpa

La República Democrática Alemana (RDA) no representó gran interés para ningún país de Centroamérica, hasta que triunfó la Revolución Sandinista en 1979. Aunque la idea sandinista entonces no tenía mucho que ver con el marxismo de la entonces Alemania comunista, se establecieron contactos rápidamente. Alemania oriental suministró ayuda, invitando a estudiantes nicaragüenses a estudiar a Berlín oriental, para, a través de ellos influir ideológicamente en el nuevo Estado nicaragüense.

Uno de ellos fue Carlos Ampié Loria, quien viajó a la RDA con el firme propósito de ayudar a la revolución sandinista con su formación en Europa oriental. Sin embargo, poco después cayó el Muro de Berlín y también el sandinismo.

Carlos Ampié Loria se siente melancólico al escuchar la música de quien fuera la “voz de la revolución”, Carlos Mejía Godooy, “Es muy extraño pero cuando oigo Nicaragua, me acuerdo de la revolución y de lo bonito que fue aquel tiempo”, dice Carlos Ampié.

Ciudadanos germano occidentales dan la mano a oficiales germano orientales, la noche del 9 de noviembre de 1989.Imagen: AP

Los ideales de la revolución

La revolución prometió a la población alimentación básica, educación para todos y una distribución equitativa de la riqueza, ideales que también defendía Carlos Ampie Loria. El joven nicaragüense llegó a la RDA en 1984 con una beca para estudiar técnica de radio y televisión.

“Para nosotros estaba claro, queríamos aprender algo con lo que pudiéramos ayudar a nuestro país. Queríamos estudiar y regresar pronto”, afirma.

El entonces joven de 23 años estudió en Rostock, Leipzig y Dresde. Para él la RDA era el medio para alcanzar el objetivo de ayudar a la revolución. No le importó asumir ciertos sacrificios, como la inclemencia del tiempo, adaptarse a la costumbre de madrugar de los alemanes y a la comida abundante en papas, que le pareció extraña. Pero Carlos acabó adaptándose.

“Teníamos pocos problemas, hablábamos con todo mundo en la calle. Íbamos a los bares charlábamos con cualquiera. Yo llegué en septiembre y en noviembre ya tenía a mi primera novia. Tenía un nombre muy extraño para mí entonces. Ahora sé que Helga, como se llamaba ella, es un nombre muy tradicional en Alemania”, dice Ampie.

Celebraciones del 25 aniversario de la revolución que derrocó al dictador Anastasio Somoza.Imagen: AP

Expulsión de Somoza

El 19 de julio de 1979 el dictador Anastasio Somoza fue expulsado de Nicaragua por los sandinistas, que proclamaron la revolución socialista que tenía como objetivo la repartición de la tierra, la alfabetización y las reformas sociales. El espectro ideológico fue mucho más amplio que el marxismo leninismo existente en la entonces RDA. Sin embargo, la cúpula en el gobierno subrayó el espíritu común entre ambas naciones y con ello se convirtió en el primer país del bloque del Este que retomó relaciones diplomáticas con Nicaragua.

Berlín oriental apoyó proyectos en el país centroamericano y envió armamento para apoyar la lucha contra los “contras”. Así fue como la RDA se convirtió en el principal respaldo de Nicaragua en los años 80, hasta el 9 de noviembre de 1989.

Carlos Ampié Loria siguió la caída del Muro de Berlín por televisión desde Leipzig, donde vivía. No le sorprendió, pues a raíz de que trabajó en la construcción para ganar algo de dinero desde un año antes, tuvo la sospecha de que el sistema económico no funcionaba bien.

“En una ocasión durante todo un mes no tuvimos material para trabajar. Pese a ello llegábamos puntuales a la obra y pasábamos el día sentados en las grúas. Platicábamos y jugábamos cartas después de desayunar. Pese a ello nos pagaban como de costumbre a fin de mes, entonces me pregunté: ¿Cómo es posible esto? ¡Eso no puede ser!

Las manifestaciones de los lunes en Leipzig, fueron una presión que coadyuvó a la caída del Muro de Berlín.Imagen: AP

No todo estaba mal

Efectivamente eso no podía funcionar, el sistema acabó desplomándose. Pero cuando cayó el Muro de Berlín Carlos no se unió al júbilo callejero. Para él no todo estaba mal en la entonces Alemania comunista, como por ejemplo, el sistema educativo. Para Carlos, la muerte de la RDA fue el fin de una gran idea de igualdad y equidad.

“Me afectó profundamente, pues pensé que había muerto una utopía. Yo no fui de los que celebró pensando que habíamos alcanzado la libertad”, señala el nicaragüense.

El estado socialista al que Carlos había llegado seis años antes dejó de existir, y poco después le siguió la Nicaragua sandinista. Los sandinistas perdieron las elecciones del 25 de febrero de 1990. Al volver ese mismo año a Nicaragua, Carlos no fue bien recibido por el nuevo gobierno conservador.

Carlos Ampie Loria.Imagen: Carlos Ampie Loría

“Fue una gran decepción para todos lo que volvimos a Nicaragua ser recibidos casi como enemigos del Estado”, afirma. Todo fue muy difícil, desde arreglar los asuntos de la vida cotidiana hasta la búsqueda de empleo. Ya no se hablaba de la construcción de un nuevo país. En el 2005 Carlos volvió a Alemania, esta vez para quedarse definitivamente trabajando como escritor y traductor y no en misión política, pese a que su corazón sigue estando en Nicaragua. “Pese a todo lo que pasó, creo que estaría nuevamente dispuesto a comenzar un proyecto así en Nicaragua”, concluye.

Autora: Ina Rottscheid/ Eva Usi

Editora: Emilia Rojas Sasse

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