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No hubo "Milagro en Teherán"

11 de junio de 2019

El viaje del titular alemán de Exteriores a Irán muestra que Europa no juega en el Medio Oriente más que un papel secundario. No obstante, estos esfuerzos diplomáticos son necesarios, dice Matthias von Hein.

Bundesaußenminister Heiko Maas in Teheran
El ministro de Exteriores alemán Heiko Mass en su encuentro con el presidente de Irán Hassan Rohani, en Teheran.Imagen: picture-alliance/AA/Iranian Presidency

Heiko Maas, ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, llegó a Teherán con las manos vacías. Y así regresó. El "Milagro de Teherán" no se ha materializado; no se ha salvado el acuerdo nuclear ni la región ha cambiado repentinamente el rumbo hacia una desescalación del conflicto. No había expectativas demasiado altas en relación con este "viaje hacia la crisis", como lo llamó la portavoz de Maas. Para empezar, el verdadero responsable de la escalada en el Golfo no estuvo presente en la mesa de conversaciones: Estados Unidos.

Según lo previsto, la campaña estadounidense de "máxima presión" ahoga cada vez más a la economía iraní. Las exportaciones de petróleo se derrumbaron, la inflación es galopante y la moneda va en caída libre. La presión en la caldera de la política interna iraní sigue aumentando. El resultado: Irán está llegando lentamente al final de su "paciencia estratégica". Teherán pide concretamente ayuda con las sanciones estadounidenses, o mejor dicho, su derogación. De lo contrario, amenaza con violar sus obligaciones en virtud del acuerdo nuclear, enriqueciendo uranio por encima del nivel aprobado, a partir del 7 de julio.

Europa no tiene nada que ofrecer a Teherán

Matthias von Hein, DW.

Heiko Maas no pudo más que remitir a la bolsa de cambio europea INSTEX, fundada en enero, para eludir las sanciones financieras de Estados Unidos. Sin embargo, hasta ahora, no se ha procesado ninguna transacción a través de INSTEX. Aunque los europeos están comprometidos con el acuerdo nuclear, por buenas razones, cuando intentan mantener el acuerdo vivo contra los deseos de la administración de los Estados Unidos, se muestran completamente indefensos. No están en condiciones de cumplir con el intercambio económico y comercial con Irán, prometido a cambio de una renuncia controlada a las armas nucleares. El temor de las empresas a ser blanco de las autoridades financieras estadounidenses, especialmente de los bancos o compañías con inversiones en Estados Unidos, es demasiado grande.

Además, la situación se complica por el hecho de que Washington parece no haber definido aún los objetivos que persigue en Irán: ¿el cambio de régimen, como lo prevé el asesor de seguridad John Bolton? ¿O solo un "mejor acuerdo", como ha expresado el presidente  Donald Trump? Y si realmente quieren conversar, como han asegurado Trump y su secretario de Estado, Mike Pompeo, ¿por qué decoran la oferta con un mayor endurecimiento de las sanciones, como sucedió el viernes pasado? En cualquier caso, la pregunta es: ¿por qué Teherán debería confiar en las nuevas promesas de la Casa Blanca, si Estados Unidos ni siquiera cumple con el acuerdo negociado?

Cada canal de comunicación es importante

Con todo, luego de que portaaviones, soldados y escuadrones de bombarderos han sido transferidos a la región del Golfo Pérsico, no es mala idea que los diplomáticos intervengan. La situación es extremadamente delicada. Aunque ningún bando quiere guerra, a excepción quizás de John Bolton, cada uno se prepara para ella, y la espera. Los malentendidos en esta situación pueden desatar la catástrofe y, por ello, cada canal de comunicación vale oro. Especialmente si Washington y Riad también están conectados de algún modo a estos canales, como ocurrirá en el caso de la visita del primer ministro japonés, Shinzo Abe, quien  viaja a Teherán este miércoles (12.06.2019) también en nombre de Trump. O en el de la visita del príncipe heredero de los Emiratos Árabes Unidos, Mohamed bin Zayed, a Berlín, igualmente este miércoles.

Al final, no hay otro camino que el de las conversaciones directas entre Teherán y Washington. El mundo entero sigue interesado en ellas y el ministro alemán de Exteriores se habrá pronunciado seguramente en este sentido en Teherán. Pero, es poco probable que Irán se siente a la mesa de negociaciones con el cuchillo de las sanciones en la garganta.

(pana/rml)

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