Es audaz y critica el capitalismo. Tras ocho años en el poder, Cristina Fernández de Kirchner abandonará la presidencia argentina después de las próximas elecciones. Pero quizá no sea el fin de la era Kirchner.
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“Espero que en 2019 no me necesiten”. Esa fue la imprecisa frase que dirigió Cristina Fernández de Kirchner a la prensa para referirse a una posible vuelta a la vida política. Dörte Wollrad, directora de la sucursal de la Fundación Friedrich Ebert en Buenos Aires, traduce las palabras de la presidenta: “Eso significa: 'Me necesitarán'.
Lo cierto es que la despedida del palacio presidencial le va a resultar difícil a Fernández de Kirchner. Ya en 2013 trató de prolongar su mandato impulsando un cambio en la Constitución. Pero para tal modificación le hubieran hecho falta dos tercios de los votos del Parlamento. Tras ocho años en el poder, deberá abandonar el cargo. Su más seguro sucesor será Daniel Scioli, a quien apoyó durante la campaña electoral.
"No se puede continuar como hasta ahora"
Inflación, deuda fiscal, falta de divisas, proteccionismo y recesión. Argentina amenaza con sumirse en el caos económico. Y, por si fuera poco, los precios de los principales productos que exporta han caído en el mercado mundial entre el 20 y el 35 por ciento. Todos los expertos coinciden en que, dada la aguda crisis, el nuevo presidente se verá obligado a recortar en programas sociales y subvenciones.
“No se puede continuar como hasta ahora”, confirma Dörte Wollrad. “Cristina Fernández de Kirchner observará desde lejos las reformas y en 2019 retornará cual ave fénix resurgida de sus cenizas para postularse de nuevo a la presidencia”, pronostica. Marcos Novaro, politólogo argentino, no está tan seguro de eso: “Es cierto que ha cuajado su imagen como la de una bienhechora”, admite Novaro, que dirige el Centro de Investigación Política de la Universidad de Buenos Aires (Cipol).
Protestas masivas contra la corrupción
Pero cree que sus opciones de regreso son escasas. “La mayoría de la gente hace un balance crítico”, explica. Esto ya se dejó sentir en 2013, cuando más de un millón de personas protestaron en las calles de Buenos Aires contra la corrupción en los círculos del Gobierno y el estilo autoritario de Cristina Fernández.
Pero en los barrios pobres periféricos de la metrópolis argentina, la lucha contra la corrupción no importa tanto como la pura supervivencia diaria. Es ahí donde la presidenta es celebrada como bienhechora, gracias a sus programas sociales. El gasto social del país ha crecido entre 1990 y 2010 del 18.5 hasta casi el 20 por ciento del Producto Interior Bruto.
Actualmente, hasta los más encarnizados enemigos de la presidenta le muestran su respeto: “El Gobierno de Cristina Fernández tiene una extraordinaria cualidad: la audacia”, declaró al diario El País el columnista argentino Jorge Lanata: “Cuanto más arrinconados están, más doblan la apuesta”. Esa frase encarna la obstinada negativa del Gobierno a cumplir con las expectativas de los llamados “fondos buitre”. Esta audacia ha conducido al país a un “default” técnico en 2014 y a un bloqueo en los mercados financieros internacionales.
Fórmulas peronistas
Dörte Wollrad reconoce la habilidad política de Cristina Fernández: “Es una populista nata. Sabe dónde hacer escuchar su voz”. Así, su iniciativa de reclamar en la Asamblea General de la ONU un derecho de insolvencia para los Estados, le trajo un ascenso en las encuestas, “aunque a Argentina esto no le sirva para nada”.
Su relación con el Papa es otro ejemplo de sus estratégicas habilidades. De la mañana a la noche, convirtió a Jorge Mario Bergoglio, de arzobispo enemigo de Buenos Aires, a santo de Roma. Su indignación por las críticas de Bergoglio al matrimonio homosexual pareció quedar atrás. Tras su elección como Papa, Fernández de Kirchner se convirtió en su más profunda admiradora. Aunque no se postule a la presidencia en 2019, los argentinos no olvidarán fácilmente a esta presidenta: “Ha dividido a la sociedad entre sus contrarios y sus seguidores”, dice Marcos Novaro, feliz de que concluya la era Kirchner. “El próximo Gobierno dispondrá de menos poder y eso es algo bueno”.
Cristina Fernández de Kirchner vuelve al ruedo
A la expresidenta argentina algunos le reprochan su estilo entre autoritario y maternal y una peculiar tendencia a la dramaturgia. Sin embargo, muchos otros claman: "Abrázame hasta que vuelva Cristina".
Imagen: Getty Images/AFP/F. Monteforte
El retorno de Cristina
La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner obtuvo poco más del 34 por ciento de los votos en la provincia de Buenos Aires en las primarias celebradas el 13 de agosto, prácticamente igualando al candidato oficialista. Se posiciona así como candidata con opción a un escaño en el Senado y como figura de liderazgo en la oposición al gobierno del presidente Macri.
Imagen: Getty Images/AFP/E. Abramovich
Oposición contra Macri
Cristina Fernández de Kirchner es vista por la oposición como una figura capaz de aglutinar el descontento contra la presidencia de Macri y las medidas económicas que ha adoptado, con fuerte impacto a nivel social. El gobierno afirma que han sido medidas necesarias para rectificar las fallidas políticas del gobierno anterior.
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Saliendo del tribunal
La expresidenta ha estado en el blanco de investigaciones judiciales por presuntas maniobras de lavado de dinero y pago de sobornos. Cristina Fernández de Kirchner ha negado haber cometido cualquier acto ilícito durante su gobierno.
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Cristina Fernández, "relato" y dramaturgia
La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, marcó con su estilo, su "relato" propio de la realidad y su dramaturgia casi una década de gobierno. Ahora, luego de las elecciones, abandona el sillón de Rivadavia, pero sigue influyendo en la política argentina, ya que el Congreso aún cuenta con una mayoría kirchnerista. A pesar de eso, la era de CFK llegó a su fin.
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La sucesora de Néstor Kirchner
Cristina Fernández de Kirchner comenzó su carrera política en 1989 como diputada provincial de Santa Cruz. Conoció a Néstor Kirchner durante su militancia peronista, en 1974, y se casaron en 1975. Llegó a la presidencia argentina en diciembre de 2007, y fue reelecta en 2011. La muerte de Néstor Kirchner, el 27 de octubre de 2010, fue un duro golpe para ella y para sus hijos, Florencia y Máximo.
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Fuertes vínculos en el Mercosur
Aquí, la presidenta y su homólogo de Bolivia, Evo Morales, comparten la indumentaria típica boliviana durante una ceremonia en la Casa Rosada. La presidenta anunció en 2013 que impulsaría "la reconstitución del Mercosur" y siempre resaltó los vínculos con los países vecinos. También instó a "un fuerte pronunciamiento" del Mercosur por el espionaje cibernético de la NSA a países lationamericanos.
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Victoria con el 54,11 por ciento
Aquí, Cristina Fernández saluda al público tras su investidura como presidenta de los argentinos en su segundo mandato, en 2011, al que accedió con un 54,11 de los votos. Posa junto a sus hijos, Máximo y Florencia frente al Congreso Nacional, en Buenos Aires. Máximo, candidato a diputado, es investigado por presuntas cuentas secretas en EE. UU. e Irán. Él niega las acusaciones.
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Un vicepresidente en apuros
La designación de Amado Boudou como vicepresidente en el segundo mandato de Cristina Fernández fue más tarde criticada tanto por el perfil un tanto frívolo de Boudou como por las acusaciones en causas aún abiertas en su contra, como el caso "Ciccone", por haber adquirido una empresa monopólica quebrada a fin de que pudiera operar con el Estado en la impresión de billetes y documentos oficiales.
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La pelea con el grupo "Clarín"
El debate sobre la concentración de los medios sigue abierto en Argentina. La presidenta sostuvo una larga disputa con el grupo Clarín, al que acusó de ser un monopolio mediático. Al mismo tiempo, se le critica que alentara el desarrollo de un grupo de medios oficialistas: "Cristina crea un holding de medios adictos al gobierno", dijo a DW la escritora y periodista Laura di Marco.
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Derechos humanos e individuales
Cristina Fernández dio continuidad a la política de derechos humanos de Néstor Kirchner, apoyando la búsqueda de nietos de desaparecidos, entre otras cosas, y amplió los derechos individuales con la aprobación del matrimonio igualitario y otras leyes en torno a la transexualidad. Aquí, con Estela de Carlotto, una de las Abuelas de Plaza de Mayo, y su nieto, que recuperó su verdadera identidad.
Imagen: picture-alliance/dpa
Discursos por cadena nacional
La presidenta argentina acostumbraba a hablar por cadena nacional, algo aplaudido por sus seguidores y denostado por la oposición. Al dirigirse al público, su estilo siempre fue personal y, para muchos, carismático. Según dijo en una de sus alocuciones, "el kirchnerismo dio independencia a Argentina".
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Reformas opacadas por falta de transparencia
En junio de 2015, la presidenta argentina anunció el envío al Parlamento de un proyecto de ley para que algunos beneficios sociales, entre ellos la Asignación Universal por Hijo (AUH), fueran ajustados periódicamente. Estos avances sociales se ven opacados por la falta de transparencia en los índices de pobreza, por una elevada tasa inflacionaria y por el déficit fiscal.
Imagen: Reuters/E. Marcarian
Larga disputa por los "fondos buitre"
La disputa entre Argentina y los “fondos buitre” sigue siendo explosiva, también en 2015. Cuando la ONU aprobó, el 10.9.2015, una resolución impulsada por Argentina que propone la creación de un marco regulatorio para la reestructuración de deudas soberanas, el ministro de Economía, Axel Kiciloff (dcha.), dijo que era "un paso fundamental contra esos ataques, también a otros países."
Imagen: Leo La Valle/AFP/Getty Images
Cristina y las religiones
El Papa Francisco recibió en septiembre de 2014 a su compatriota, la presidenta argentina, en una audiencia privada en el Vaticano. La presidenta de Argentina reveló que había sido "amenazada" por la organización terrorista Estado Islámico debido a su posición diplomática ante el conflicto en Cercano Oriente, en favor de "la existencia del Estado de Palestina y del Estado de Israel".
Imagen: picture-alliance/dpa
Gran impulso a la cultura
A nivel nacional, el gobierno de Cristina Fernández dio un importante impulso a las manifestaciones culturales y artísticas, pero con un estilo marcadamente personalista. En la foto, la inauguración del Centro Cultural Kirchner, en la capital argentina.
Imagen: Reuters/Argentine Presidency
Dos operaciones
Durante sus dos mandatos, Cristina Fernández fue sometida a dos operaciones serias: una, para drenar un hematoma cerebral, y la otra, para extirpar un tumor en la tiroides, recuperándose de ambas.
Imagen: picture-alliance/dpa
Negocios con Rusia
De la reunión de Cristina Fernández de Kirchner con Vladimir Putin, en abril de 2015, se derivó bastante más que la firma de acuerdos energéticos y económicos. En el año electoral de Argentina, este gesto de acercamiento a Rusia puede interpretarse también como una clara jugada en lo referente al alineamiento de Argentina con el eje Rusia-China.
Imagen: Reuters/A. Nemenov
El caso Nisman sacude al país
La muerte -aún no esclarecida- del fiscal Alberto Nisman golpeó a la sociedad argentina y sigue pesando como una deuda pendiente de la Justicia. Nisman fue hallado muerto en su vivienda el 18 de enero, cuatro días antes de presentar una acusación contra la presidenta por una supuesta complicidad con los implicados iraníes en el atentado de la AMIA, en 1994, que dejó 85 muertos.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/Pisarenko
Daniel Scioli, ¿continuador de la era Kirchner?
Daniel Scioli es candidato que, de ganar las elecciones, daría continuidad al programa político del kirchnerismo. Según expertos, el gobierno deja serios problemas económicos estructurales, pero también algunos logros sociales y un aumento en el nivel de consumo.
Imagen: Reuters/A.Marcarian
Adiós a una figura que polariza
Cristina Fernández de Kirchner polarizó a la sociedad argentina y la marcó con su estilo entre autoritario y maternal. Estuvo rodeada de acusaciones de corrupción y la inseguridad jurídica creció durante su gobierno, pero dio impulso a la cultura y a los derechos civiles. Su adiós deja un legado complejo al próximo gobierno, y es probable que no se aleje del todo del quehacer político de su país.