Nobel de Literatura: “Una bofetada a la corrección política”
10 de octubre de 2019
El austríaco Peter Handke, ganador del premio Nobel de Literatura 2019, es uno de los escritores en lengua alemana más originales y exitosos de la segunda mitad del siglo XX y, sin duda, el más polémico.
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Peter Handke prefiere la ira a la rabia. Así lo afirmó una vez en una entrevista concedida al semanario alemán Die Zeit, explicando que la ira despierta los espíritus creativos, mientras que la rabia solo los hace resplandecer fugazmente.
Durante años, el escritor nacido en la región austriaca de Carintia, de madre perteneciente a la minoría eslovena y padre alemán, ha sido blanco de duras polémicas, por su postura proserbia en las guerras de los Balcanes en los años 1990.
"La ‘corrección política' ha recibido una estrepitosa bofetada, ha sufrido una derrota”, señaló el crítico literario Denis Schek, al comentar la concesión del Premio Nobel de Literatura 2019 a Handke. Lo calificó como un provocador, que demuestra que alguien puede extraviarse políticamente por completo y, al mismo tiempo, escribir literatura de talla mundial.
Afán vanguardista
Conocido en sus inicios por su irreverencia y su espíritu provocador, la primera obra con la que consiguió reconocimiento como dramaturgo fue "Publikumsbeschimpfung" ("Insultos al público", 1966), en la que cuatro actores analizan la naturaleza del teatro y se dedican a insultar al público y a elogiar su propia actuación.
La obra fue un escándalo y expuso el afán vanguardista de Handke, que exploró esa faceta en otras piezas, sin trama convencional, sin personajes lineales o sin separación entre actores y público.
Su consagración llegó con su novela más conocida: "El miedo del portero ante el penalti" (1970), de tono existencialista, en la que se relata la historia del antiguo guardameta Josef Bloch, después de ser despedido de su trabajo como mecánico.
La novela fue llevada al cine por su amigo el director alemán Wim Wenders, con quien ha realizado seis proyectos, como el guion de "Wings of Desire" (1987). La última colaboración ha sido "Les beaux jours d'Aranjuez" (2016), basada en una obra teatral homónima y con título sacado del Don Carlos de Friedrich Schiller.
En el centro de la polémica
Handke ha tenido una relación tortuosa con su país, que abandonó a finales de los 80 para irse a vivir en Francia.
La polémica marcó su vida a partir de la publicación de "Un viaje de invierno a los ríos Danubio, Sava, Morava y Drina, o justicia para Serbia" en 1996.
Los críticos han considerado esa obra como un panfleto proserbio y algunos sostienen que llega a poner en cuestión el genocidio de Srebrenica, en el que en 1995 fueron asesinados unos 8.000 varones musulmanes por las fuerzas serbobosnias. El autor ha negado que cuestionara o minimizara esa matanza y ha asegurado que solo se limitó a criticar que se hubiera demonizado a los serbios y se les achacase todos los males de la guerra.
Pero la polémica creció años después debido a su defensa del autoritario presidente serbio Slobodan Milosevic, a quien incluso visitó en su cárcel de La Haya en 2004 cuando era juzgado como criminal de guerra y en cuyo entierro tomó la palabra en 2006.
Ese año, la concesión a Handke del Premio Heine, dotado con cincuenta mil euros, desencadenó una enorme polémica en Alemania. El escritor renunció finalmente al premio y en 2014 también rehusó la dotación económica del Premio Internacional Ibsen tras la polémica que causó en Noruega su elección.
Algunos intelectuales, como Jelinek y Wenders, han defendido a Handke y criticado lo que consideraron una campaña de difamación por pensar a contracorriente.
er (efe, dpa)
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Controversias en torno al Nobel de Literatura
Debido a un escándalo de corrupción y abusos, no hubo Premio Nobel de Literatura en 2018. Pero también en el pasado ha habido problemas en torno a la entrega de este galardón literario.
Imagen: picture alliance/dpa/V.Bucci
Amenazado de muerte: Salman Rushdie
Para el ayatolá Jomeini, la novela “Los versos satánicos” de Salman Rushdie era una blasfemia. Por eso, ofreció una recompensa por el autor, que durante años tuvo que vivir escondido. En aquel entonces la Academia Sueca no se pronunció sobre el caso, por lo cual dos miembros del jurado renunciaron. Apenas 27 años más tarde, la Academia condenó las amenazas de muerte.
Imagen: Getty Images for Christian Dior Couture/N. Hunt
Un reconocimiento tardío: Thomas Mann
En 1929, el escritor alemán Thomas Mann fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura; no por su obra más reciente, “La montaña mágica”, sino por su primera novela, “Los Buddenbrook. Decadencia de una familia”. Este libro, sin embargo, se había publicado casi 30 años atrás. Pero como “La montaña mágica” le pareció “difusa y pesada” al jurado, éste se decidió por la primera obra.
Imagen: picture-alliance/dpa/Bifab
Palabras fuertes: Winston Churchill
En dos ocasiones, el ex primer ministro británico Winston Churchill estuvo en la lista de posibles candidatos al Premio Nobel de la Paz. Sin embargo, en 1953 recibió el Nobel de Literatura. El jurado alabó “su maestría en la descripción de sucesos históricos y biográficos”, así como su excelente “retórica, con la que defendía valores humanos”.
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No pudo recoger el premio: Boris Pasternak
En 1958, el escritor soviético fue distinguido por su novela “Doctor Zhivago”. Sin embargo, su gobierno amenazó con expatriarlo en caso de que recogiera el premio. Puesto que Pasternak cedió, fue excluido de la Asociación de Escritores de la URSS. Pese a ello, Pasternak permaneció en la Unión Soviética. En 1989, su hijo recogió la medalla del Nobel en Estocolomo.
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Galardón rechazado: Jean-Paul Sartre
En 1964, el autor y filósofo francés Jean-Paul Satre fue seleccionado como ganador del Premio Nobel de Literatura. No obstante, lo rechazó sorpresivamente (“todos los premios te vuelven dependiente”). Se dice que años más tarde le preguntó al Comité del Nobel si no era posible recibir el dinero del premio. Sin embargo, parece ser más bien una anécdota inventada.
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"No es literatura": Dario Fo
Cuando el autor italiano Dario Fo fue distinguido con el Nobel en 1997, la élite literaria de ese país criticó que solo era un “entretenido charlatán, pero no un autor de nivel internacional”. Fo respondió con las armas de la sátira. Su discurso en la Academia Suiza se tituló “En contra de los charlatanes sinceros” y la ceremonia de entrega se convirtió en un show satírico.
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Demasiadas personas: Elfriede Jelinek
La escritora austriaca Elfriede Jelinek no quiso acudir a la ceremonia de entrega, cuando fue distinguida con el Nobel en 2004. La cantidad de gente y su repentina popularidad le dieron miedo: “A nivel sicológico no estoy en condiciones de lidiar con todo esto personalmente”. Eso lo tuvo que aceptar el Comité del Nobel. Jelinek por lo menos grabó su discurso de agradecimiento en video.
Imagen: Imago/Leemage/S. Bassouls
No quería hablar: Bob Dylan
Bob Dylan fue el primer músico en obtener el Premio Nobel de Literatura, en 2016. El mundo de la música lo celebró, pero Dylan se mostró distante y no parecía estar muy interesado en la alta distinción. Rechazó su participación en la ceremonia de entrega y envió a un representante a leer su discurso de agradecimiento. En marzo de 2017 por lo menos viajó a Estocolmo para recoger su medalla.