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Nord Stream 2: el impacto de las sanciones

Notker Oberhäuser
18 de diciembre de 2019

En la pugna en torno al proyecto de gasoducto Nord Stream 2, Estados Unidos ha vuelto a imponer sanciones contra empresas puntuales. ¿Qué objetivo persigue? Expertos entregan las respuestas.

Deutschland Wirtschaft l US-Repräsentantenhaus stimmt für Sanktionen gegen Nord Stream 2
Imagen: picture alliance/dpa/B. Wüsteneck

Faltando poco para quedar listo, el gasoducto Nord Stream 2 corre peligro de sufrir contratiempos. Estados Unidos impuso sanciones contra empresas que trabajan en la instalación de las tuberías. Los autores de la ley en que se basan, el republicano Ted Cruz y la demócrata Jeanne Shaheen, hablan en un comunicado de sanciones devastadoras contra empresas puntuales.

Las medidas punitivas apuntan sobre todo a las operadoras de los barcos que realizan esa tarea. Se trata de firmas de Suiza e Italia. "La empresa italiana ya terminó su labores”, señala Sascha Lohmann, de la Fundación Ciencia y Política, de Berlín. Pero la empresa suiza Allseas se ve ante la interrogante de si podrá continuar. "La amenaza de sanciones está presente y Allseas también tiene intereses en el mercado estadounidense. Concretamente, está activa en el Golfo de México”, agrega.

Lastre para el diálogo con Ucrania

A juicio de Michael Harms, director de la Comisión del Este del empresariado alemán, las sanciones constituyen una amenaza para la seguridad energética de Europa. "Nord Stream 2 es un proyecto importante no solo para Alemania y Rusia, sino para toda Europa”, asegura. Y explica que compensa la reducción de la extracción de gas en el Viejo Continente y contribuye a que la región pueda posicionarse mejor ante los desafíos climáticos. A su juicio, la industria europea y los consumidores se verán afectados a largo plazo por las sanciones estadounidenses.

Harms considera que estas medidas torpedean al mismo tiempo las conversaciones sobre el transporte de gas a través de Ucrania. "Actualmente se desarrollan entre Rusia y Ucrania intensas conversaciones, bajo la mediación alemana, sobre la prolongación del tránsito del gas”, explica.

En general se impone la impresión de que se utiliza en exceso el instrumento de las sanciones. Solo en el curso de este año, Estados Unidos aplicó o prolongó sanciones contra Turquía, Irán, Corea del Norte, Venezuela, Hong Kong, Siria y Birmania, entre otros.

Más de un objetivo

Pero, ¿de qué sirven las sanciones? Su objetivo no es solo inducir un cambio de comportamiento, señala Lohmann: "Los observadores suelen fijarse solamente en los efectos que tienen en los países destinatarios. Y dicen ‘el comportamiento del Gobierno ruso no se ha modificado; ergo, las sanciones no sirven'. Pero el asunto no es tan sencillo”. En opinión de Lohmann, "los países persiguen con las sanciones una serie de objetivos: por ejemplo, disuadir a terceros de hacer negocios con el país afectado”. También se envían mensajes al propio electorado.

Las sanciones aplicadas en su día contra la política del apartheid en Sudáfrica son consideradas hasta ahora como el mejor ejemplo del efecto que pueden surtir las medidas punitivas. La ONU ya había condenado en la década del 50 la política de segregación racial sudafricana. En los años 70 se incrementó la presión sobre el país: muchas naciones boicotearon toda forma de intercambio cultural con Sudáfrica o negaron el ingreso a sus ciudadanos. En los 80, la economía sudafricana se vio progresivamente afectada por las sanciones comerciales impuestas por Europa y Estados Unidos. Sin embargo, los especialistas no están seguros de que finalmente hayan sido las sanciones las que condujeron al término del apartheid.

(ers/cp)

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