¿Nos salvará este señor de la pandemia del coronavirus?
23 de octubre de 2020
Ugur Sahin es oncólogo, cofundador de la firma Biontech y, quizás, el futuro héroe de la humanidad. Su vacuna podría librarnos de una pesadilla.
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Ugur Sahin (55) llegó a Alemania con solo cuatro años. Sus padres emigraron desde Turquía para desempeñarse como "trabajadores invitados” en una fábrica de Ford en Colonia, en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia. Ugur estudió medicina, se doctoró y en 2008 fundó, junto a unos amigos, la empresa Biontech, de la que es director ejecutivo desde entonces. Su carrera ha sido la de un empresario, sí, pero sobre todo la de un científico, y ha estado llena de grandes logros.
El más reciente de ellos tuvo lugar en 2019, cuando recibió el Premio Alemán contra el Cáncer por el desarrollo de unas vacunas contra esa enfermedad, así como por su trabajo pionero en inmunoterapias individualizadas. Sin embargo, ahora podría estar frente a su mayor triunfo. Uno que podría convertirlo en un héroe para toda la humanidad. Uno que, de hecho, lo tiene ya entre los cien hombres más ricos de Alemania.
Ya en abril de 2020 Biontech empezó a trabajar en una vacuna que detuviera la entonces inminente pandemia. En septiembre, Sahin dijo que tenía grandes esperanzas en el desarrollo de una inmunización altamente eficaz contra el SARS-CoV-2. Se llama BNT162b2. Y ahora la firma presentó oficialmente una solicitud para que se autorice el uso del preparado, tras haber superado con éxito prácticamente todas las fases de investigación. La última, la fase III, está en sus etapas finales. La confianza es tanta que, en paralelo, ya se fabrican millones de dosis para ser puestas a disposición de las autoridades una vez que la aprobación esté sellada.
Proceso acelerado
La Agencia Europa de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) confirmó que está examinando la vacuna por medio de un proceso acelerado de revisión de emergencia, impulsado por los alentadores datos clínicos que entregaron los ensayos clínicos. Biontech, en tanto, ha multiplicado por tres su valor comercial y actualmente la firma, cuyas oficinas centrales están en Mainz, tiene un valor en el mercado de 20 mil millones de dólares, superior al de Lufthansa o el Commerzbank.
El entusiasmo es tanto que el ministro de Salud de Alemania, Jens Spahn, él mismo contagiado con el coronavirus, expresó una repentina confianza en que las vacunas estarán pronto a disposición de la población. "Tendremos una vacuna tan rápido como nunca antes en la historia de la humanidad”, dijo el político, que espera que todo esté listo "a comienzos del próximo año”, según declaró a RTL.
Sahin dijo que Biontech y su socio, la farmacéutica estadounidense Pfizer, espera tener a fines de este año listas 100 millones de dosis, y que presentarán los estudios de forma transparente, explicando con claridad los efectos secundarios que puede tener la vacuna. En paralelo, la firma compró las instalaciones de la suiza Novartis en Marburg (Alemania), para acelerar la producción.
"Velocidad de la luz"
La pregunta que surge es cómo pudo Biontech llegar tan rápido a su meta, y sin tomar atajos. Ugur Sahin lo explicó a Business Insider: "Leí en enero un artículo en la revista The Lancet que hablaba de este virus. Me alarmé, porque deduje que ese brote no se limitaría a China, sino que se convertiría en una pandemia mundial. Eso fue crucial para el desarrollo de nuestro plan maestro”.
Y en ello tuvo un rol central la vacuna contra el cáncer por la que fue premiado en 2019. Con ese estudio tan avanzado, y aplicando la misma tecnología de mRNA o ARN mensajero, una parte importante del camino ya había sido recorrido. Se trató, básicamente, de aplicar conocimientos previos a un desafío nuevo. Dos mil científicos de Biontech y Pfizer están trabajando en el proyecto "Velocidad de la luz” para sacar a la brevedad la vacuna. Sahin explica el nombre: "Se llama así porque no podemos perder tiempo”.
DZC (RTL, Business Insider, Der Spiegel)
Medidas antipandemia: ¿Cuánta distancia física es suficiente?
El distanciamiento físico evita infecciones. Pero las reglas de distancia no tienen en cuenta todos los factores de la propagación del coronavirus, dicen ahora investigadores británicos. ¿Cuáles son las alternativas?
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¡Mantén la distancia, por favor!
Estas son las reglas contra el coronavirus tal como las conocemos: mantener una distancia de 1,5 a 2 metros de los demás, observar una buena higiene y usar mascarilla. Pero esto no tiene en cuenta la compleja realidad de cómo se propagan los aerosoles, según los investigadores de Oxford, Londres y Cambridge MA (EE.UU.)que publicaron los resultados de un estudio en el British Medical Journal.
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¿Tanto? ¿O más?
El Primer ministro británico Boris Johnson trata de hacer una demostración. Pero, ¿qué significa exactamente su gesto? ¿Tienen que estar las puntas de sus dedos a un metro y medio de las puntas de los dedos de la otra persona? Esa sería una interpretación razonable de la regla. Pero ya solo dos brazos miden cerca de 1,5 metros, por lo que podrían resultar fácilmente distancias mayores.
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¿Basta una distancia de una oveja o dos?
La Asociación Islandesa de Criadores de Ovejas ha establecido sus propias reglas: dos longitudes de oveja son apropiadas para evitar la infección. Es válido preguntarse si las mascarillas también deben ser tejidas con lana de oveja real. Este joven pastor en Senegal puede estar tratando de averiguar la longitud de una oveja tirando de su pata trasera. Los islandeses ya saben la respuesta: 1 metro.
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Espaciadores naturales
Por supuesto, esto también podría funcionar. La longitud estándar de la correa de un perro corresponde exactamente a las reglas actuales del coronavirus. ¿Podría ser una coincidencia que una correa de dos metros se prescriba normalmente para lugares donde las correas son obligatorias?
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¿De dónde viene la regla de los 2 metros?
El equipo de Lydia Bourouiba, experta en dinámica de fluidos y transmisión de enfermedades en el MIT, afirma que la regla es obsoleta. Dos metros era la distancia recomendada por el médico alemán C. Flügge en 1897. Las gotitas que había atrapado a esa distancia aún eran contagiosas. Un estudio de 1948 demostró que el 90% de los estreptococos tosidos en las gotas no volaban más allá de 1,7 metros.
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Dos metros no son suficientes
El estudio de 1948 se publicó en el American Medical Journal y mostró que el 10% de los estreptococos volaban mucho más lejos: hasta 2,9 metros. Si ese fuera el caso, tal vez la gente en este prado a orillas del Rin en Düsseldorf estaría a salvo, si cada segundo círculo quedara libre. Pero espere un momento: aquí no se trata de estreptococos - que son bacterias -, sino de virus.
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Los virus de la gripe y el coronavirus se propagan a través de aerosoles
Los virus son mucho más pequeños que las bacterias, por lo que pueden flotar durante horas. Por eso los investigadores recomiendan que la distancia entre las personas no sea el único criterio de seguridad, sino que se consideren también otros factores: buena ventilación de una habitación, que las personas lleven mascarilla y sean silenciosas, y si hablan, cantan o gritan que lo hagan suavemente.
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No cantar ni toser
Numerosos estudios recientes también han demostrado que la tos puede propulsar verdaderas cargas de virus hasta 8 metros a través del aire. Hablar o cantar en voz alta también esparce muchos aerosoles y gotitas por la habitación. Sin embargo, si la gente sólo habla en voz baja, como en una biblioteca, y se sienta al aire libre, las distancias de seguridad pueden volver a ser menores.
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¿Cuánto tiempo puedo permanecer en una habitación?
El tiempo en una habitación contaminada y el número de personas que se encuentren en ella son también factores decisivos para evaluar el riesgo de infección. Esos factores fueron tenidos en cuenta en un modelo de semáforo: en habitaciones con una alta ocupación, generalmente se debe permanecer solo por un corto tiempo, asegurarse de que estén bien ventiladas, usar mascarilla y hablar en voz baja.
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En cubierta no se necesita mascarilla
Aquí, sin embargo, el semáforo del equipo de investigación británico-estadounidense estaría en verde. Afuera, la gente puede estar segura por largos períodos de tiempo incluso sin protección, siempre que haya poca gente alrededor, todo esté bien ventilado y nadie hable mucho. Pero aún así, ¿será suficiente la distancia entre las sillas aquí?