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NPD: Arriesgado intento de proscripción

1 de marzo de 2016

El Tribunal Constitucional alemán decide sobre el futuro de un partido política y financieramente debilitado. El camino emprendido para proscribir al ultraderechista NPD puede terminar en un callejón sin salida.

Imagen: picture-alliance/dpa

Alemania en la década del 90: ataques incendiarios contra albergues de solicitantes de asilo y viviendas de extranjeros, xenofobia en todas partes. Rostock y Hoyerswerda, Solingen y Mölln se convierten en sinónimo de pogromos y violencia. Muere gente en casas en llamas o por golpizas de extremistas de derecha. Bajo el impacto de estos hechos, el Gobierno federal, el Parlamento y el Consejo de los Estados Federados (Bundesrat) solicitan al Tribunal Constitucional la proscripción del Partido Nacionaldemocrático de Alemania, NPD.

Informantes del servicio de inteligencia

Esos tres órganos del Estado comparten la convicción de que el NPD es el instigador; un partido que quiere minar y destruir el Estado democrático de derecho. Luego se produjo el fiasco: los magistrados sobreseyeron el juicio, antes de que realmente comenzara. El motivo fue que las acusaciones contra el NPD se basaban principalmente en datos entregados por informantes de las filas del propio partido, pagados por el servicio de inteligencia alemán.

El argumento de los jueces fue claro: La presencia de infiltrados estatales en la cúpula de un partido vuelve inevitable una influencia en sus actividades. En consecuencia, se hace imposible un proceso imparcial.

Partido en declive

Distinta ha de ser la cosa en este segundo intento, con las vistas orales emprendidas este martes 1 de marzo. Se ha asegurado de entrada que, a más tardar desde el 6 de diciembre de 2012, ya no se obtiene información de fuentes de la cúpula del NPD. Ese fue el día en que los jefes de gobierno de los 16 estados federados de Alemania decidieron plantear una segunda solicitud de prohibir el NPD. Pasó un año hasta el que Bundesrat presentara dicha solicitud al Tribunal Constitucional. El Gobierno federal y el Parlamento no se sumaron esta vez a la causa, al parecer por tener dudas de su éxito.

Estas dudas quizás sean hoy mayores que hace dos años. Entretanto, el NPD ha perdido importancia. Solo está presente en un parlamento regional, con cinco diputados. Su potencial de poner en peligro la democracia alemana parece escaso. No obstante, los promotores de la prohibición sostienen que el partido se propone “eliminar en su totalidad el orden democrático libertario”. Pero se podría haber argumentado así ya en 1964, año de su fundación, ya que su cercanía al pensamiento nazi era reconocible desde el principio.

Propaganda electoral del NPD contra los extranjeros.Imagen: DW/M. El-Maziani

Fronteras difusas

La xenofobia que se aprecia con más intensidad nuevamente ante la crisis de los refugiados bien puede agradar al NPD, pero no se le podrá atribuir responsabilidad directa de lo que ocurre. Las fronteras entre el NPD, el movimiento antiislámico Pegida y el partido Alternativa para Alemania (AfD) son demasiado difusas.

Lo que motivó el segundo intento de lograr la proscripción de NPD fue el impacto de los 10 asesinatos cometidos por el grupo terrorista de extrema derecha NSU. El hecho de que un este caso se cuente entre los acusados un exfuncionario del NPD es una cosa. Otra distinta es poder establecer un vínculo directo entre el partido y esa célula neonazi.

En su página de Internet, el partido se muestra combativo. “¡El NPD se defiende!”, se lee en la pantalla. Tras un par de segundo, la imagen cambia automáticamente: “El bote está colmado. Paren la avalancha de refugiados”. Un consigna muy propia del NPD que, sin embargo, también han asumido otros desde hace tiempo.

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