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Nueva crisis política en Bélgica

Eva Usi15 de julio de 2008

El primer ministro belga, Yves Leterne, presentó su dimisíón. Su gobierno no logró un acuerdo de reforma que ponga fin a las rivalidades entre francófonos y flamencos.

El primer ministro belga, Yves Leterme, presentó su dimisión.Imagen: AP


Bélgica amaneció nuevamente sumida en una crisis política después de que su primer ministro Yves Leterme, presentara su dimisión como respuesta al fracaso de su gobierno, integrado por una coalición de cinco partidos, en encontrar un acuerdo para realizar una reforma constitucional.

El rey belga Alberto II no aceptó la renuncia del primer ministro cristianodemócrata, sin embargo pese a las deliberaciones no se llegó a un acuerdo definitivo respecto a su dimisión. Líderes de la oposición pidieron nuevas elecciones.

Mapa de Bélgica.Imagen: AP Graphics Bank/Wolf Broszies

Rivalidades entre flamencos y francófonos

A la luz del problema de fondo, unas elecciones anticipadas tampoco serán la solución. Se trata de poner fin a las rivalidades entre los dos grupos dominantes en Bélgica, la población neerlandesa que habita la región de Flandes, al norte y la francófona de Valonia, al sur.

Al iniciar su gobierno hace tres meses, Leterme prometió que presentaría a más tardar el 15 de julio propuestas concretas para una reforma constitucional que supere las aspiraciones independentistas de Flandes, región que genera dos terceras partes del ingreso nacional y que subvenciona a Valonia con sumas millonarias cada año.

Durante su audiencia nocturna ante el rey, Leterme explicó que las contradicciones entre las distintas comunidades linguísticas para conformar un nuevo equilibrio en el Estado no pueden ser superadas actualmente. La reforma constitucional fue una parte sustancial del acuerdo de coalición.

Aunque la Constitucion belga se adoptó en 1831, tras su independencia de los Países Bajos un año antes, sucesivas reformas han conformado un sistema federal formado por tres regiones, Flandes, Valonia y la capital, Bruselas, en las que coexisten tres comunidades linguísticas, la flamenca, la francófona y una minoría germanoparlante.

La llamada "marcha por la unidad", en noviembre pasado, congregó a miles de belgas.Imagen: picture-alliance/ dpa

¿Nuevas elecciones?

Los socialistas flamencos demandaron nuevas elecciones. “Si el primer ministro Yves Leterme, no es capaz de desactivar la crisis habrá que celebrar nuevos comicios”, dijo la presidenta del partido Caroline Gennez, cuya formación no pertenece a la coalición gubernamental.

El vice primer ministro, Didier Reynders, perteneciente a los liberales francófonos, se pronunció en cambio a favor de que el gobierno bajo Leterme continúe. El Parlamento belga canceló una sesión ante la cual el jefe de gobierno debía informar sobre los avances de la reforma. Los nacionalistas flamencos demandaron que la región de Flandes adopte una decisión en solitario. “Tras el fracaso de Leterme habrá que formular un Plan de división patrimonial”, exigió el partido separatista Vlaams Belang.

Desde hace años se discute en Bélgica, un país de unos 10 millones de habitantes, sobre una reforma constitucional que permita un mayor equilibrio en la influencia y la competencia de las dos regiones dominantes. Los flamencos cuya población equivale a un 60 por ciento aspiran a una mayor autonomía a nivel regional. Los francófonos habitantes de Vallonia y Bruselas temen que una reforma que debilite las instituciones del Estado, les acarreará desventajas.

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