Nueva masacre yihadista en Níger deja al menos 37 asesinados
17 de agosto de 2021
Las aldeas occidentales del país sufren habitualmente ataques de bandas ligadas a Estado Islámico o Al Qaeda, mientras en el sudeste del país actúan Boko Haram y Estado Islámico de África del Oeste (Iswap).
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Al menos 37 civiles fueron asesinados en el oeste de Níger, 14 de ellos niños y adolescentes, cerca de Malí, en una nueva masacre presuntamente perpetrada por yihadistas, lo que eleva a más de 450 el número de muertos en ataques de esos grupos en esta región desde inicios de año.
La matanza ocurrió en la tarde del lunes en la aldea de Darey-Daye, en la región de Tillabéri, 40 km al este de la ciudad de Banibangou, en la llamada zona de "las tres fronteras" entre Níger, Burkina Faso y Malí, escenario frecuente de la violencia yihadista. "Hombres armados en motocicletas" dispararon "contra la gente que cultivaba sus campos", declaró este martes (17.08.2021) a la AFP un político local, quien precisó que hubo 37 muertos.
"Los bandidos armados llegaron en motos, por la tarde, y abrieron fuego sobre todas las personas que había en los campos. Entre las víctimas hay desgraciadamente 14 niños y adolescentes y 4 mujeres", declaró a Efe a través del teléfono Zakou Adamou, un habitante de la aldea. Para Adamou, los atacantes quieren impedir que los aldeanos exploten los campos y así forzarlos a dejar la aldea. "¿Cuándo va a acabar este sufrimiento?", se pregunta.
Las aldeas nigerinas fronterizas con Mali sufren ataques regulares desde el comienzo de la campaña agrícola, atribuidos a grupos terroristas afiliados al grupo Estado Islámico y Al Qaeda. El último ocurrió el pasado 13 de agosto, cuando al menos 15 civiles fueron asesinados en la aldea de Falanzandan, en la región de Tillabéry. El 15 de marzo, presuntos yihadistas masacraron a un total de 66 personas en Darey-Daye en ataques contra vehículos que regresaban del gran mercado semanal de Banibangou.
Human Rights Watch (HRW) estimó la semana pasada que más de 420 civiles han muerto desde principios de año en el oeste de Níger en ataques de grupos yihadistas, que también han obligado a decenas de miles de personas a huir de sus hogares. El sudeste de Níger también debe enfrentar las atrocidades de los yihadistas de Boko Haram y del Estado Islámico de África del Oeste (Iswap).
lgc (afp/efe)
Exrehenes de Boko Haram: "Todavía duele"
Casi 300 mujeres que fueron liberadas de las garras de Boko Haram viven por ahora en campamentos para refugiados, pero su sufrimiento aún no terminó. Desde Nigeria, Jan-Philipp Scholz nos ofrece estas imágenes.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
Sonrisas ausentes
“Aquí uno enseguida se da cuenta de una cosa: los niños no sonríen”, cuenta un ayudante en el campamento de refugiados de Malkohi, cerca de la ciudad nigeriana de Yola. Allí viven cerca de 300 personas que fueron liberadas la semana pasada de las garras de la organización terrorista Boko Haram. Casi la mitad de ellas es menor de 18 años. Uno de cada tres niños está subalimentado.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
"Solo pude abrazar a mi hija"
Lami Musa es la madre de la habitante más joven del campamento. La semana pasada dio a luz a una niña, y unos días más tarde fue rescatada por soldados. Durante la liberación, los terroristas mataron a varias mujeres. “Solo pude abrazar a mi hija contra mi pecho y cubrirla para protegerla”, recuerda Lami Musa.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
Halima perdió un hijo
Halima Hawu tuvo menos suerte: uno de sus tres hijos fue atropellado y murió mientras los terroristas la secuestraban. Durante la liberación de los rehenes, un soldado le disparó en la pierna mientras un miembro de Boko Haram la usaba –como a tantas otras mujeres- como escudo humano. “Todavía duele, pero tal vez ya pasó lo peor”, espera Halima.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
Casi no hay alimentos para los niños
Durante seis meses, Babakaka, de tres años, tuvo que vivir con los miembros de Boko Haram. Solo algunas veces había suficiente comida para los niños, cuentan las madres. Cuando lo liberaron, el niño estaba por morir de inanición, y ahora sigue estando muy débil. En el campamento no se le pudo dar el tratamiento médico adecuado.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
Escapar a pesar de todo
La madre de Babakaka fue transportada con cerca de otros 20 heridos graves al hospital cercano, en Yola. Uno de los rehenes que caminaba delante de ella pisó una mina terrestre. La explosión fue tan fuerte que la mujer perdió al bebé que traía amarrado a su cuerpo y sufrió heridas de gravedad
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
Falta personal médico
A excepción de algunas donaciones de ropa usada, aún no ha llegado demasiada ayuda internacional para las mujeres y niños en el campamento de Malkohi. Les falta de todo, especialmente personal médico. No hay ningún médico, sino solo dos enfermeras y una partera que tratan de ayudarlos en lo que pueden.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
Importante ayuda de voluntarios
“No entiendo por qué nuestras autoridades responsables de casos de emergencia no hacen nada”, se queja la trabajadora social Turai Kadir, que logró que una especialista en niños subalimentados se hiciera cargo de ellos en el campamento. “En realidad, es tarea de NEMA, la oficina nigeriana para ayuda en casos de catástrofe, pero sus capacidades han sido superadas”, explica.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
"Resistencia increíble"
Regina Musa volvió hace poco de EE: UU. para enseñar Psicología en la Universidad de Yola. Ahora ayuda a asesorar a mujeres y niños. “Las mujeres han demostrado una resistencia increíble a la adversidad”, dice Musa, y cuenta que muchas incluso se ocuparon de niños de otras mujeres durante su cautiverio. “Tenemos que lograr que entiendan lo que fueron capaces de hacer”.