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Nuevas esperanzas para el jaguar

29 de junio de 2018

Desde México hasta el norte de Argentina, el jaguar es un ícono de Latinoamérica. Un símbolo en peligro de extinción, que los gobiernos y la sociedad civil luchan por salvar. Dos buenas noticias generan cierto optimismo.

Jaguar
Imagen: CLT

Los dos primeros jaguares nacidos en una reserva en Argentina refuerzan la ilusión. Así como los resultados del censo que indican un aumento de la población de jaguares en México. Pero los expertos son cautos. El felino más grande del continente americano es una especie en peligro de extinción. En algunas regiones, en peligro crítico e incluso extinto en determinados territorios. Se distribuía desde el sur de Estados Unidos hasta Argentina y hoy se encuentra en menos del 40% de su área original, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) México.

La cacería furtiva, la pérdida de su hábitat por el avance de la agricultura, la ganadería y los poblados, y la escasez de presas han contribuido al estado actual. "En Argentina la especie está muy mal, en peligro crítico. Es el límite sur de su distribución y quedan unos 200 en poblaciones aisladas. El último censo mostró un leve aumento en una población en la provincia de Misiones, lo que generó cierto optimismo, pero la situación en general es muy mala”, afirma Ignacio Jiménez, director de conservación de la fundación The Conservation Land Trust (CLT), en conversación con DW.

Primeros cachorros tras medio siglo


Por eso la emoción por el nacimiento de dos crías, a principios de junio, en el centro experimental de CLT en los Esteros del Iberá, en Corrientes. En esta provincia del noreste argentino, de profundas raíces guaraníes, al felino se le llama yaguareté. Hace más de 50 años que no habita en la región y este proyecto de CLT, organización ambientalista creada por el fallecido empresario estadounidense Douglas Tompkins, se propuso traerlo de vuelta.

Para esto llevaron hace algunos años a cinco reproductores desde zoológicos y centros de rescate de Argentina, Brasil y Paraguay, los que viven en grandes corrales en medio de la naturaleza. La hembra Tania, nacida en cautiverio en un zoológico, dio a luz hace tres semanas a dos cachorritos sanos, a quienes cuida con maternal afecto.

Chiqui, el padre de los nuevos cachorros, nació en cautiverio, pero fue llevado a un refugio cuando cazadores mataron a su madre. Hoy vive en el Centro Experimental de Cría de Yaguaretés, de CLT, en los Esteros del Iberá.Imagen: CLT

Son los primeros nacidos en el Iberá en décadas. Si todo resulta como está previsto, pasarán a un gran corral de 30 hectáreas, donde hay diferentes ambientes y animales, para que aprendan a cazar. "Y de ahí, a la vida libre”, anuncia Ignacio Jiménez. Serán los primeros yaguaretés reintroducidos en libertad en el parque de casi 140 mil hectáreas que CLT está donando al Estado.

Esta zona tiene una profunda conexión con el felino. "Lo ven como parte de su herencia, como un pariente que se fue. Hay mucho folclor y canciones que hablan del yaguareté con nostalgia. Por más que es un zona ganadera, y los ganaderos y el yaguareté no se llevan particularmente bien, la identidad cultural de la provincia está muy unida a este animal”, dice Ignacio Jiménez.

Tras la euforia incial por el nacimiento de los cachorros, el biólogo llama a la prudencia. Todavía hay camino por recorrer, que la madre primeriza saque a sus crías adelante y, en el futuro, se puedan liberar muchos más yaguaretés, de diferentes orígenes.

México: más jaguares y nuevas amenazas


En tierras mexicanas, el censo 2018 genera optimismo. El reciente estudio de expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, con apoyo de WWF, Fundación Telmex Telcel y algunas instituciones académicas, muestra un aumento de la población de jaguares de 4.000 a 4.800 en los últimos ocho años, esto es, un 20%.

Los programas de conservación y concientización, la política de áreas protegidas y la consiguiente mayor disponibilidad de presas explicarían los buenso resultados. "Estamos muy contentos de ver señales positivas, pero todavía hay muchas amenazas latentes que trabajar tanto a nivel regional como nivel país”, afirma María José Villanueva, directora de conservación de WWF México, en entrevista con DW.

En México, el estudio realizado con cámaras trampa registró un aumento del 20% de jaguares en los últimos ocho años.Imagen: Alianza WWF-Fundación Telmex Telcel

Con su fuerte simbolismo cultural y religioso, "el jaguar es un representante de nuestra biodiversidad del cual nos sentimos muy orgullosos, es parte de nuestras culturas prehispánicas, pero aún hay conflicto con el ser humano, especialmente en zonas ganaderas. Hay que seguir sensibilizando para que puedan convivir en las zonas productivas y se entienda que no es una amenaza”, agrega.

A la caza como represalia en el conflicto con los rancheros, hoy se suma una preocupante amenaza a nivel regional: la caza y el tráfico ilegal de partes de jaguar. "Hay un aumento importante en zonas como Bolivia, Surinam, Guyana y Belice, donde se están encontrando cráneos sin colmillos o sin dientes en general. Podría ser una fuente para suplir el mercado asiático de partes de tigre”, dice María José Villanueva. "Si no lo tomamos con la precaución adecuada, esto puede exacerbarse a un nivel que ponga a los jaguares en severo riesgo”, advierte la experta de WWF.

Agenda pro jaguar

 
La protección del jaguar exige una acción coordinada de los gobiernos y la sociedad civil. A la Agenda Jaguar 2030 acordada en marzo en la ONU por representantes de 14 países, se suma el trabajo de organizaciones y científicos para apoyar la toma de decisiones, como ocurrió en el simposio internacional realizado este mes en Cancún.

En julio se reunirá en Nueva York el comité de la Agenda Jaguar para seguir impulsando estrategias conjuntas y específicas para cada país. Mientras en Panamá el felino se encuentra en estado crítico, en Brasil se mantienen poblaciones mejor conservadas. "En el Pantanal, los rancheros han aprendido a convivir con el jaguar  y no lo ven tanto como un problema, sino más como un recurso turístico”, afirma Ignacio Jiménez. En ese sentido, el creciente turismo de avistamiento puede fomentar la protección del jaguar. "Obviamente con una serie de medidas, turismo y jaguares se pueden reforzar mutuamente”, agrega.

Para María José Villanueva, hay que tener en cuenta que este felino "no conoce fronteras y se mueve más allá de las áreas protegidas. Son bastiones importantes, pero debemos buscar formas de reducir los conflictos con el sector productivo y aprender a convivir con el jaguar”.

Victoria Dannemann (er)

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