Al parecer hay menos guardabosques que leñadores en el Parlamento Europeo: el voto sobre el reglamento anti-deforestación, en la sesión plenaria en Estrasburgo, supone "un hachazo a los bosques del mundo”, comentó a DW Tom Kucharz, consultor ambiental y activista de Ecologistas en Acción.

Los votos de la bancada de la derecha unida a los de los grupos de extrema derecha reabrieron el texto del reglamento anti-deforestación (EUDR) y pospusieron un año más su entrada en vigor. "Los grupos políticos retrasan la decisión basándose no en pruebas, sino en ideologías que niegan la emergencia climática o la pérdida de diversidad”, subraya Tom Kucharz.

"Esta decisión provoca inestabilidad y debilita a las empresas en los países socios, como los del Mercosur”, comenta a DW Saskia Bricmont, eurodiputada que integra la delegación para las relaciones con los países del Mercosur. "Acabo de volver de la COP30 en Brasil, y me consta que nuestro reglamento anti-deforestación estaba motivando a las empresas a invertir en trazabilidad. Es vergonzoso”, sigue la eurodiputada, del bloque ecologista.

¿De qué se trata el reglamento anti-deforestación?

Según el texto aprobado en la Eurocámara, las empresas tendrán un año adicional para cumplir con las nuevas normas europeas contra la deforestación. Los grandes operadores y comerciantes tendrán que respetar las obligaciones de la legislación a partir del 30 de diciembre de 2026, mientras que las empresas más pequeñas (menos de cincuenta empleados) y una facturación anual inferior a diez millones de euros) deberán hacerlo a partir del 30 de junio de 2027. Se trata de que los operadores y comerciantes tengan suficiente tiempo para adaptarse al sistema informático donde deben realizar su declaración de diligencia debida. Es más, en aras de la simplificación, solamente el que ponga, por ejemplo, el cacao en el mercado europeo está obligado a asegurar que no produce deforestación. Los que procesan ese cacao, no.

El reglamento de la UE aplica para siete materias primas principales y sus derivados. Ganado, cacao, café, aceite de palma, caucho, soja y madera. Se trata de certificar que estos productos no hayan ocasionado la destrucción o degradación de bosques (después del 31.12.2020) para su producción. 

Caos, incertidumbre, retrocesos

"En el mundo se están perdiendo 100 árboles por minuto”, recuerda a DW Anke Schulmeister-Oldenhove, gerente de la sección Bosques de la oficina del World Wide Fund (WWF) en Bruselas. WWW forma parte de la plataforma Together4Forest, que reúne, en torno a este reglamento, a 220 organizaciones de todo el mundo. Representan también a 1 millón 100.000 ciudadanos europeos que firmaron una petición a favor del reglamento. Cabe recordar que, en 2024, el 84 por ciento de los ciudadanos de la UE estaba a favor de la protección de los bosques; en 2019 era el 87 por ciento.

"Con este voto, el Parlamento Europeo crea caos, no hace ningún avance”, sigue Anke Schulmeister-Oldenhove. "De ser ésta la versión del reglamento definitivo, los desafíos para su implementación van a ser mayores. Las empresas van a perder inversiones. En el texto aprobado hoy se excluye del reglamento a los productos impresos, algo que está regulado ya desde hace diez años, para impedir que entren al mercado europeo productos de tala ilegal. Es un paso hacia atrás”, apunta la especialista de WWF.

"El que la Eurocámara pida su revisión para el próximo año -cuando ni siquiera habrá entrado en vigor- genera más incertidumbre aún en las empresas, tanto de los países socios como de los europeos”, añade. 

¿Una lista de sospechosos y de probos?

Cabe recordar que este reglamento es para las empresas que quieran colocar esos siete productos y sus derivados en el mercado europeo. No es para los países. No obstante, los países -en la propuesta de la Comisión Europea- son categorizados por su nivel de "riesgo de deforestación”. Todos los de la UE, Estados Unidos, Canadá, Vietnam, Chile y Surinam, por ejemplo, son de riesgo "bajo”. De riesgo "alto” son Rusia, Corea del Norte, Myanmar y Bielorrusia. Brasil, Honduras, Paraguay, Colombia y el resto de los países latinoamericanos y caribeños son de riesgo "standard”. Lo que signifique concretamente esta clasificación en los procesos de comprobación de la diligencia debida aún está por verse.

"Nuestra preocupación es muy grande”, afirma Saskia Bricmont que viene trabajando varios años a favor de este reglamento. "Hay que tener en cuenta que el Acuerdo UE-Mercosur entraría en vigor antes de que la EUDR esté activa y, según el mecanismo de revisión que incluye el acuerdo, los países del Mercosur -todos de riesgo estándar- pueden rechazarlo. Es absolutamente contradictorio a todo lo que ha venido afirmando la UE en cuanto a la protección del medio ambiente”, sigue la eurodiputada.

"Todo esto es realmente dañino, para los productores como los de Costa Rica que estaban listos y se hubieran beneficiado de este reglamento. Por otro lado, tenemos a los consumidores europeos que no quieren optar por la deforestación importada. Necesitamos árboles y bosques, también sistemas agropecuarios que los respeten”, añade Saskia Bricmont con la vista puesta en las negociaciones que tendrán lugar antes de que termine el 2025.

Su esperanza, más bien tenue, es que la Comisión Europea retire la modificación de un reglamento que debió haber entrado en vigor hace un año, cuando, según Together4Forest, cerca de 29 millones de árboles más.

(elm)