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Nuevos enemigos en el horizonte

Gabriel González6 de febrero de 2006

En los últimos años, la Conferencia de Seguridad en Munich se había convertido en un evento relativamente aburrido, reflejo de la crisis de la OTAN en busca de su nuevo papel. Esta vez fue diferente.

Protestas en Irán.Imagen: AP

La Conferencia de Seguridad en Munich sigue siendo el encuentro informal más importante sobre asuntos de defensa y seguridad a nivel mundial. Tradicionalmente sirvió para tomar el pulso a las relaciones transatlánticas, tratar asuntos internos de la OTAN, y para charlar y discutir en un ambiente informal sobre asuntos o conflictos internacionales.

El paulatino distanciamiento entre EEUU y sus socios europeos empezó con la desaparición del Pacto de Varsovia como enemigo común. Los valores fundamentales de la democracia siguen uniendo a las sociedades occidentales, pero se perdió la presión de, en el caso de los casos, tener que defenderlos con armas. Ni siquiera el 11 de septiembre 2001 fue capaz de rescatar la vieja solidaridad transatlántica. La movilización de fuerzas de EEU en su "guerra contra el terror" nunca llegó a despertar sentimientos similares en Europa.

Reacciones en el mundo árabe como catalizador

Sin embargo, el panorama de relativa tranquilidad en Europa parece estar cambiando, a velocidad extrema. El sentimiento de seguridad y tranquilidad se desvanece ante el furor islámico que se levantó por unas caricaturas mediocres pero ofensivas. En estos días se puede constatar una aceleración y un aumento de tensiones con el islamismo radical.

Angela Merkel en la Conferencia de Seguridad en Munich.Imagen: AP

Los gobiernos europeos observan atónitos las amenazas contra sus ciudadanos en los países árabes, los incendios en sus embajadas, la erupción de odio que nunca se esperaron, y encima un Irán que revindica su derecho de poseer armas nucleares como símbolo de la firmeza del Islam frente a los infieles.

En la conferencia de Munich, este ambiente tuvo el efecto esperado: la solidaridad demostrativa entre las democracias occidentales y la identificación de nuevos enemigos y amenazas.

Hay dos factores que apoyaron y facilitaron esta nueva solidaridad transatlántica. Primero, la frágil situación política en la que se encuentra el presidente estadounidense actualmente, y el redescubrimiento de la diplomacia tradicional por parte de Condoleezza Rice. Segundo, el cambio del Gobierno en Alemania.

Palabras claras de Angela Merkel

La canciller Angela Merkel fue sin duda la protagonista de esta 42 edición de la Conferencia de Munich. Merkel aprovechó el foro para dar resonancia internacional a las líneas maestras de la política exterior y de seguridad de su Gobierno de gran coalición.

El viceministro de Asuntos Exteriores de Irán, Abbas Araghchi.Imagen: AP

Merkel se mostró en todo momento muy segura y no dudó incluso en entablar un careo con el único delegado iraní en este foro, el viceministro de Asuntos Exteriores, Abbas Araghchi. Araghchi advirtió a la Conferencia de que si el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ponía el contencioso abierto con su país en materia nuclear en manos del Consejo de Seguridad, Teherán abandonará toda colaboración voluntaria con la comunidad internacional, "en cumplimiento con una de nuestras leyes". Merkel le respondió que si el problema era esa ley, "tal vez lo que tendría que hacer su Gobierno es derogarla", lo que provocó un sonoro aplauso en la sala.

"Tengo que decir que un país cuyo presidente niega la existencia de Israel y la realidad del Holocausto no puede esperar la menor tolerancia de Alemania", dijo Merkel. No obstante, Merkel emplazó a Teherán a no cerrar la puerta del diálogo.

Huntington a la vuelta de la esquina

El duelo verbal entre la canciller germana y el delegado iraní sentaron muy mal en Teherán y la respuesta no se dejó esperar. El domingo, el portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Hamid Reza Asefi señaló que "'una política no debería cerrar los ojos y abrir la boca, sino primero abrir los ojos y después poco a poco la boca".

Enemigos comunes promueven la unidad y solidaridad tanto en el mundo occidental como en el mundo islámico. Sin embargo provocan la incapacidad de diferenciar y de buscar soluciones para conflictos. Las profecías de Samuel Huntington no se deben convertir en realidad.

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