El equipo de expertos del científico Andre Seyfarth desarrolló en Jena un prototipo de robot basado en los llamados "caminantes pasivos" (del inglés passive walkers) que podría suponer un gran avance hacia el ser humano artificial. Con ese término se denominan los humanoides que funcionan sin propulsión, es decir sin motor, y que consiguen caminar e incluso bajar por una rampa.

Más cerca de la realidad

La diferencia del modelo de Jena con sus predecesores es que las piernas son flexibles. "El caminante pasivo tiene además un pie doblado y fijo. Por el contrario, el nuestro tiene talón y esferas en los pies y sobre todo, las articulaciones son elásticas", dice Seyfarth. Así consigue el prototipo de Jena un movimiento mucho más realista que el de los caminantes pasivos.

La flexibilidad del modelo de Seyfarth, con caderas, rodillas y tobillos acoplados es para el profesor Oskar Von Stryk, de la Universidad Técnica de Darmstadt, un enorme avance en la investigación sobre robots. El profesor trabaja desde hace años en prototipos que puedan jugar a fútbol y en un nuevo concepto motriz para los brazos del robot.

"Los últimos caminantes pasivos fueron considerados un gran avance pero al ver el modelo de Seyfarth se observa su desventaja al no contar con pies articulados", declara Von Stryck. El experto espera que en dos años pueda utilizar el modelo como robot futbolista: "así podríamos desarrollar modelos que superarían a los japoneses". Los científicos orientales están mucho más avanzados en robótica puesto que investigan desde hace años, mientras que en Alemania sólo se investigan estos prototipos desde hace poco.

Autocontrol del movimiento

La idea que persiguen los científicos con el prototipo de Jena y los caminantes pasivos es la estabilidad. En los robots de dos piernas, el control sobre el movimiento tiene suma importancia. Por ejemplo, las articulaciones de las piernas tienen motores y los científicos pueden así determinar los movimientos de las piernas. "Bajo este lema, se dedican mucho al control del movimiento y muy poco a la mecánica", opina Seyfarth.

Su principio se basa en usar la mecánica de las piernas para que a partir de un único movimiento inicial sigan caminando. Es decir, los investigadores no le dan órdenes al robot sobre como deben moverse sino que provocan un movimiento y a partir de él dejan oscilar a las piernas.

El sueño de los expertos sería encontrar la manera de que las piernas buscasen su propia manera de caminar. Por ejemplo, se podría poner a un robot a caminar cuesta abajo y a partir de una determinada velocidad, puesto que iría cada vez más rápido, el robot pasaría automáticamente a un movimiento de carrera. "Pero todavía estamos lejos de eso", dice Seyfarth. El científico considera que la investigación todavía está en proceso y todavía queda mucho trabajo por "andar": "lo que si hemos conseguido es descubrir una manera simple de provocar el movimiento de manera natural".