Menos solicitantes de asilo, más trabajadores migrantes. Es la síntesis del último informe sobre migración de la organización de países industrializados que exige más apertura a los gobiernos, sin negar los problemas.
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La cifra más importante carece de dramatismo: en 2018, el número de migrantes permanentes hacia los países de la OCDE aumentó en un 2%, en comparación con 2017. En términos absolutos, los países industrializados occidentales recibieron a unos 5,3 millones de migrantes permanentes en 2018. Estados Unidos y Alemania son los países preferidos por los migrantes.
El mayor grupo es el de trabajadores temporales. En 2017 (no hay cifras para 2018), había alrededor de 4,9 millones de personas, un aumento del 11 por ciento con respecto a 2016. Quizás sorprenda que Polonia sea el primer destino de los trabajadores migrantes temporales de todos los países de la OCDE, seguido de Estados Unidos.
Más restricciones
Aunque los solicitantes de asilo son a menudo el centro de debate, en 2018 representaron solo una pequeña parte de los migrantes. Su número cayó en 2018 a poco más de un millón. En comparación con los años récord de 2015 y 2016, esta es una disminución de un tercio. Afganistán, Siria, Irak y Venezuela son los países que obligaron a la mayor cantidad de ciudadanos a emprender los caminos de la emigración. El número de refugiados registrados en 2018 proviene de 2017. En ese momento, se otorgaron 700.000 permisos de residencia, en comparación con 900.000 en 2016.
Muchos países de la OCDE han endurecido sus políticas sobre todas las formas de migración, aunque busquen trabajadores migrantes con cada vez más altas calificaciones. Por otra parte, las oportunidades en el mercado laboral de los migrantes han mejorado. En promedio, dos tercios de todos los migrantes tenían trabajo en los países de la OCDE en 2018, y su tasa de empleo era solo 2,4 puntos porcentuales más baja que la de la población local. Pero hay grandes diferencias de país a país. En Francia e Italia, por ejemplo, solo alrededor del 40% de todos los migrantes tenía empleo.
El migrante como chivo expiatorio
El informe aborda abiertamente las preocupaciones de la ciudadanía frente al alto de número de migrantes. Preguntas como quién puede ingresar al país y quién puede permanecer allí legalmente, si los migrantes pueden traer a sus familias y cuándo y quién puede adquirir la ciudadanía y las consecuencias de la migración para la sociedad de acogida son muy controvertidas en muchos países, admite la OCDE. Por lo tanto, el control de la migración y la integración de los migrantes son desafíos importantes en todas las sociedades. Todavía existe una percepción distorsionada de los migrantes en muchas sociedades, en las que a menudo sirven como chivos expiatorios para problemas que no tienen nada que ver con ellos.
Muchas personas confunden la migración legal con la ilegal. A menudo existe la impresión de que la migración no es controlada y es costosa para los fondos sociales, y que los migrantes le están quitando empleos a los locales. Estos miedos son conocidos por la OCDE. Varias investigaciones han refutado tales percepciones. La migración manejada inteligentemente puede traer beneficios económicos y sociales tanto a los países de destino como a los países de origen.
Sería absolutamente equivocado no atender las preocupaciones de los ciudadanos que critican la inmigración, advierte la OCDE, porque "no se trata solo de cuestiones económicas y empleo”. El escepticismo sobre la voluntad de integración de los migrantes debe tomarse en serio. Es correcto que se espere que los migrantes acepten, por ejemplo, los valores y las normas básicas de comportamiento del país de acogida. Está bien que el estado de residencia permanente dependa de los resultados de la integración.
(jov/elm)
¿Qué pasa con los inmigrantes cuando salen de los centros de detención de Estados Unidos?
Cada día, cientos de inmigrantes son liberados de los centros de detención estadounidenses después de haber cruzado con éxito la línea que separa al país más poderoso del mundo con una región en crisis.
Imagen: DW/J. Jeffrey
Libres por ahora
Los autobuses llegan a lo largo del día a la estación de McAllen, Texas, con inmigrantes liberados de los centros de detención de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) a los que se les permitió permanecer en EE. UU. mientras se procesan sus casos. Entre octubre de 2018 y marzo de 2019, unos 268.000 inmigrantes fueron detenidos en la frontera, según las autoridades fronterizas estadounidenses.
Imagen: DW/J. Jeffrey
Entregados a voluntarios
Una vez fuera del autobús de Seguridad Nacional, los inmigrantes esperan que un agente los entregue a un voluntario de las Caridades Católicas del Valle del Río Grande (CCRGV). Debido al gran número de familias que cruzan la frontera y la magnitud de la crisis humanitaria que agobia al gobierno de EE. UU., organizaciones civiles ayudan a los inmigrantes en la frontera entre Texas y México.
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Caos organizado
En el Centro de Ayuda Humanitaria de CCRGV, las personas pueden comer y bañarse antes de viajar con los que los recibirán mientras esperan las audiencias de la corte de inmigración. Hasta 800 inmigrantes llegan al centro cada día. "Ninguna de las partes políticas de EE. UU. parece tener una respuesta", dice Brianna Trifiletti, una ayudante. "La solución tiene que venir de América Central".
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Largo camino por delante
Los inmigrantes son devueltos a la estación una vez que obtienen un boleto de autobús. Aquí, la voluntaria Melanie Domínguez usa un mapa del país para indicar a los inmigrantes, muchos de los cuales solo hablan un idioma indígena, donde necesitan cambiar de autobús. "Es ocupado pero también es gratificante, ya que fui inmigrante una vez", dice. "Siento que es mi lugar estar aquí".
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Los números detrás del muro
Al este de McAllen hay un larguísimo muro construido en la década de 2000. En ese entonces, el número de inmigrantes detenidos en la frontera, en su mayoría hombres solteros, eran 81.550 por mes en promedio. Ahora son 32.012 por mes y el dilema es diferente, ya que los que vienen son en su mayoría familias inmigrantes con niños pequeños, que son más difíciles de detener y procesar.
Imagen: DW/J. Jeffrey
Río de muerte
"Cada semana escucho sobre otro ahogado" en el río Bravo, dice Jennifer Harbury, quien trabaja con personas que huyen de la violencia en Centroamérica. "Una madre le pagó a contrabandistas para que la llevaran a ella y sus tres hijos en una balsa. Su hija de dos años cayó al agua luego de una turbulencia. 'No nos detenemos en medio del río', dijo el hombre de la balsa mientras el niño se hundía".
Imagen: DW/J. Jeffrey
Medidas de Estados Unidos para limitar el flujo de migrantes
En el lado mexicano del puente International Gateway, que une a las ciudades de Matamoros y Brownsville, los inmigrantes revisan listas que indican el orden en el que las personas podrán cruzar y acercarse al lado estadounidense. Esta es una de las muchas políticas nuevas introducidas por la Administración Trump que muchos argumentan contravienen las leyes de asilo internacionales y de EE. UU.
Imagen: DW/J. Jeffrey
Migrantes económicos vs. solicitantes de asilo
En otro puente, una madre e hija nicaragüenses esperan poder solicitar asilo. Uno de los debates es que si los que vienen deben obtener asilo, que es para los que huyen de la persecución y no de las dificultades económicas. "Tenía un trabajo como ingeniero civil, pero igual vine", dice Erving (27), de Nicaragua. "Estamos huyendo de la violencia, no se trata de encontrar trabajo".
Imagen: DW/J. Jeffrey
La esperanza se mezcla con el miedo
De vuelta en la estación de autobuses de McAllen, Valeria, de 9 años y de Honduras, espera el autobús que la llevará a ella y a su familia al norte. Los inmigrantes tienden a estar de buen humor una vez que han descansado y han sido alimentados en el centro de CCRGV. "Pero todavía hay miedo", dice una mujer hondureña. "No sé si después de mi audiencia en la corte podré quedarme o me deportarán".