OEA: América Latina no gana la "guerra" contra las mujeres
29 de julio de 2019
Latinoamérica no frena los feminicidios, pese a avances legales y culturales de los últimos años, lamentó en Panamá el secretario general de la Organización Estados Americanos (OEA), Luis Almagro.
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"Nuestras sociedades y nuestros sistemas políticos están completamente estratificados y ninguno tiene esa capacidad de dar respuesta a esa situación de represión o de guerra no declarada a las mujeres", afirmó Almagro, que viajó a Panamá para celebrar el 25 aniversario de la Convención de Belém do Pará.
El tratado, también conocido como Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar, Erradicar la Violencia contra la Mujer, fue adoptado en 1994 por 32 de los 34 países de la OEA y es el principal instrumento jurídico para combatir la violencia machista en el continente americano. "No puede hablarse de seguridad nacional si las mujeres no pueden transitar libremente sin ser molestadas o víctimas de feminicidios", denunció el secretario de la OEA.
Un total de 2.795 mujeres fueron asesinadas en la región en 2017, la mayoría a manos de sus parejas o exparejas, según los últimos datos del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG), perteneciente a la ONU. En términos absolutos, la lista de feminicidios la lidera Brasil, con 1.133 víctimas en 2017, aunque proporcionalmente quien tiene la tasa más alta es El Salvador, con 10,2 feminicidios por cada 100.000 mujeres. Solo Panamá, Perú y Venezuela registran tasas inferiores a 1 asesinato por cada 100.000 mujeres, de acuerdo con el observatorio.
Una de cada tres mujeres ha sido o será víctima de la violencia en algún momento de su vida
"El camino aún es largo y los datos son poco alentadores. Estudios indican que una de cada tres mujeres ha sido o será víctima de la violencia en algún momento de su vida. Esta cifra no ha cambiado en los últimos 30 años", aseguró Almagro. El secretario indicó que ha habido "avances" en materia legislativa en los últimos años, pero que aún hay aspectos como la persistencia de sociedades machistas, la falta de institucionalidad y la impunidad que siguen lastrando la lucha contra los feminicidios.
"El orden patriarcal que tienen nuestros países es un fósil del siglo XX que arrastramos hasta el siglo XXI", agregó. En los últimos años, casi una veintena de países de la región han modificado sus leyes para tipificar el feminicidio. "La violencia contra las mujeres es de los principales desafíos que enfrentan nuestras sociedades, su eliminación permitirá que más del 50 por ciento de la población del hemisferio pueda gozar de derechos y contribuir al desarrollo de sus países", concluyó.
jov (efe, oea)
America Latina: la violencia machista en cifras
El machismo y la violencia contra las mujeres están más presentes de lo que se cree entre los jóvenes. Un estudio de la organización Oxfam revela creencias y comportamientos que explican las altas cifras de violencia.
Imagen: picture-alliance/epa/Guadalupe Perez
Víctima por el hecho de ser mujer
El 56% de las mujeres y el 48% de los hombres de 20 a 25 años en América Latina tienen alguna conocida cercana que ha sufrido violencia física o sexual en el último año, según un estudio de la ONG Oxfam. En la región muere una mujer cada cinco horas y sólo en 2016 se registraron 1831 feminicidios. En México, donde no está tipificado este delito, la población ha salido a la calle a decir basta.
Imagen: picture-alliance/epa/Guadalupe Perez
Normas heredadas
En la base de esta violencia están una serie de imaginarios y normas sociales que han dictado tradicionalmente cómo deben comportarse las mujeres y qué derechos tienen los hombres sobre ellas. El 60% de los amigos cercanos a los encuestados le grita a su pareja y el 40% las humilla y desvaloriza, según el estudio realizado entre jóvenes de 15 a 25 años de ocho países latinoamericanos.
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Sexualidad, mitos y creencias
El 87% de los jóvenes encuestados opina que el deseo sexual de los hombres es mayor que el de las mujeres. Asimismo, está muy presente la idea de que si una mujer está ebria se presta para que tengan relaciones sexuales con ella aunque no esté consciente, que el hombre se enoja si la mujer no tiene relaciones cuando él quiere o que si él está ebrio se justifica que la golpee
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Acoso callejero
Existe una normalización del acoso callejero, con comentarios de tipo sexual, piropos o silbidos por parte de desconocidos en espacios públicos y del transporte. El 75% de las y los jóvenes cree que esto es algo normal. El informe “Rompiendo moldes: transformar imaginarios y normas sociales para eliminar la violencia contra las mujeres” pretende alertar sobre estos comportamientos.
Las redes sociales, internet y celulares se han convertido en instrumentos para ejercer control sobre las mujeres. El 33% de las mujeres y el 44% de los hombres (15 a 19 años) consideran que no es violencia revisar el celular de sus parejas. Asimismo, el 84% de las mujeres y el 77% de los hombres (15 a 25 años) creen que sus amigos lo hacen.
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¡No te pongas eso!
Otra forma de ejercer control y violencia sobre las mujeres tiene que ver con el vestuario. Pero la mayoría de los encuestados de 20 a 25 años cree que no es violencia que el hombre le diga a su pareja qué ropa usar. El 56% de las mujeres y el 59% de los hombres creen que sus amigos hombres lo hacen.
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Celos como expresión de amor
Otra creencia extendida es que los celos son una expresión del amor y quien cela está demostrando cuánto quiere a su pareja. Así lo piensa el 43% de las mujeres y el 63% de los hombres de 15 a 19 años. “En nombre del amor romántico, se cometen toda clase de abusos que atentan contra la libertad y el derecho a la intimidad”, acusa el estudio.
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¿No es sí?
Un lamentable concepto, en la base del machismo, es que las mujeres “se hacen las difíciles”: dicen no, pero en realidad quieren decir sí, opina el 45% de las jóvenes y el 65% de los chicos encuestados. En la misma línea, “un hombre puede tener relaciones sexuales cuando y con quien quiera; pero las mujeres, no”. El 81% de las y los jóvenes de 20 a 25 años cree que eso piensan sus amistades.
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¿Por qué las mujeres aguantan una relación violenta?
También presente está la idea de que el hombre tiene derecho a disciplinar el comportamiento de la mujer con cualquier tipo de violencia. Los y las jóvenes de 20 a 25 años dan diferentes razones por las cuales las mujeres no escapan de relaciones violentas: 80% opina que lo hacen por sus hijos, 63% porque amenazan con matarla, 59% porque dependen económicamente y 47% cree que es normal.
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Distintas caras del machismo
El machismo está presente por igual en toda América Latina, con algunas diferencias en la forma de manifestarse. El Salvador, Colombia, Honduras y Guatemala sobresalen en la normalización de la violencia y Cuba por los silbidos y piropos en la calle. En Bolivia, el 61% de los hombres de 20 a 25 años cree que cuando una mujer sale a trabajar, los hijos e hijas sufren abandono.
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Creencias positivas entre los jóvenes
Pero también hay conciencia de que la violencia contra las mujeres es un problema grave y las autoridades deberían hacer algo al respecto. Así opina el 72% de las mujeres y el 63% de los hombres. Asimismo, el 88% de las jóvenes y el 77% de los chicos estima que la violencia hacia las mujeres es producto de las desigualdades entre ambos.
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Moldes sexistas
Aunque persiste el concepto de hombres proveedores y mujeres cuidadoras, así como la idea mayoritaria (78%) de que todas las mujeres deberían ser madres, el estudio destaca casos de jóvenes que rompen con el molde sexista, y el valor de campañas e iniciativas para visibilizar los derechos de lesbianas y personas transgénero, quienes sufren todavía mayor discriminación y violencia.
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Transformar los imaginarios y normas sociales
Esa es la meta. Los jóvenes tienen un papel clave, como lo han demostrado con marchas y protestas. Pero el proceso, reconoce el estudio de Oxfam, es lento y complejo. La mayoría cree que el Estado debe actuar ante la violencia, pero admite que haría poco o nada frente a una situación de maltrato. Este informe permite reconocer estos moldes y alienta a no ser testigos silenciosos del maltrato.