Yoga, por supuesto que sí. Aunque la foto parezca algo extraña, muestra un ejercicio de yoga. Unos días antes del 21 de junio, el Día Internacional del Yoga, estas estudiantes musulmanas partcipian en una clase, en una de las ciudades más pobladas de India, Ahmedabad.

Están en fila, con el mismo uniforme y la misma posición. Es lo que solemos conocer de un ejército. En este caso, se trata de yoga. No está muy claro si esta clase las conducirá a conocerse mejor a sí mismas. No todas parecen tener ganas de hacer los ejercicios.

El yoga también puede ser así. La profesora Pratibha Agarwal (centro) y sus alumnos disfrutan. Se les nota en la cara. Practican yoga aéreo, donde las personas, colgadas del techo con largos trozos de tela, realizan ejercicios sin tocar el suelo. Esta imagen fue tomada en Hyderabad, la quinta ciudad con más habitantes de India; 6,81 millones.

La mujer no está precisamente pensando en volar, porque los ejercicios de esta variedad de yoga son agotadores y son para personas experimentadas. Las caídas al suelo pueden ser muy dolorosas. Por eso, es importante tener un buen profesor en la materia.

Cambiemos de continente. Aunque proceda de la India y sus raíces están en el hinduismo y el budismo, el yoga se practica en todo el planeta. En la imagen, la gente lo ejercita en la playa Amphitheatre Gardens, en la ciudad sudafricana de Durban. Es una disciplina que fortalece el cuerpo y el alma.

Aunque parezca que la gente lleva la ropa de presidiario, como en Estados Unidos, se sigue tratando de Durban y de cientos de personas que se han reunido para practicar yoga en la playa. Una de las metas de esta disciplina milenaria es lograr el equilibrio mental y físico: tener una mente clara es tan importante como tener un cuerpo en forma.

Aunque en la imagen parece que las mujeres intentan caminar como en los jeroglíficos egipcios, en verdad están practicando yoga en los médanos de Samalayuca, en el estado mexicano de Chihuahua. La palabra "yoga" procede del sánscrito, una lengua clásica de la India y significa "esfuerzo", "juntar". Es decir, no tiene nada que ver con "relajación".

Independientemente de si la respiración, la concentración o los ejercicios ayudan a autoconocerse mejor, con un calor desértico como el del lugar de la imagen es imposible encontrar la paz interior. El yoga no debe debilitar el cuerpo, sino fortalecerlo. En el desierto, por lo menos, se está alejado del ajetreo cotidiano.

Ya se sabe que los ejercicios de yoga son muy diversos. Este hombre de la ciudad Prayagraj, hasta 2018 conocida como Allahabd, cuelga de un árbol porque se trata de una forma especial de practicar dicha disciplina. No está intentando competir con un camaleón para ver quién puede pasar mejor inadvertido.

Sin él, quizá no tendríamos el Día Internacional del Yoga. El primer ministro indio, Narendra Modi (centro), fue quien luchó para que hubiera un día dedicado a dicha disciplina. El 11 de diciembre de 2014, las Naciones Unidas aprobaron la propuesta. La razón que expusieron fue que "la salud global es un objetivo de desarrollo a largo plazo". El 21 de junio de 2015, se celebró por primera vez.