La plataforma de pago por acceso exclusivo a videos y fotografías quiere ampliar su universo más allá del mundo del sexo, para llegar a la música, la comedia y el yoga.
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Pagar por recibir acceso "exclusivo” a videos subidos de tono o pornográficos. Básicamente esa es la premisa de OnlyFans, una plataforma web que ganó seguidores y fanáticos durante la pandemia y que ahora ha anunciado una decisión radical que, para algunos, debe ser lo más parecido a la destrucción de la humanidad por una lluvia de bombas atómicas: se acabó el contenido sexual explícito en el sitio web.
La idea de OnlyFans, cuyas oficinas centrales están en Reino Unido, es aplicar esta nueva política a partir del 1 de octubre, como una manera de satisfacer las demandas de socios comerciales e inversionistas, aparentemente incómodos con la enorme cantidad de generadores de contenido que, básicamente, se dedicaban a ofrecer pornografía a sus seguidores.
La compañía intentó tranquilizar a sus dos millones de "creadores” al indicar que seguirá permitiendo la desnudez, siempre y cuando ésta se atenga a una "política de uso aceptable” que OnlyFans se encargará de dar a conocer en los próximos días. Como una muestra de sus buenas intenciones y de su afán por ampliar el abanico de ofertas, la firma anunció que quiere abrirse a nuevos espacios, como fotos y videos de cocina, música, comedia o yoga.
"Seguimos dedicados a nuestra comunidad de 130 millones de usuarios y más de dos millones de creadores que han recibido más de 5.000 millones de dólares en nuestra plataforma" desde su fundación en 2016, indica el comunicado de la firma, que se convirtió rápidamente en el lugar donde las estrellas porno hacen importantes cantidades de dinero extra gracias a un público ávido por pagar para acceder a videos o fotografías "exclusivas”.
A través de OnlyFans, también trabajadoras sexuales pudieron diversificar su rubro al generar ingresos de manera relativamente segura. La noticia se da después de que el operador de Pornhub, MindGeek, revisara sus políticas este año ante la presión de procesadores de pago preocupados por las quejas sobre publicación de contenido ilegal en el sitio, como videos pedófilos o de violaciones.
DZC (AFP, AP)
Lucha contra la explotación sexual infantil en Colombia
La ONG holandesa “Down to Zero Alliance” combate la prostitución infantil. Eline van Nes visitó Bogotá y Riohacha en Colombia para averiguar más sobre esta lucha contra el abuso comercial de niñas y niños.
Imagen: DW/E. van Nes
Vendiendo su cuerpo como mercancía
En Santa Fe, un populoso barrio de Bogotá conocido como la "zona de tolerancia", niñas, niños y travestis se paran en las calles para vender sexo. La edad de consentimiento en Colombia es de 14 años. Sin embargo, es un delito grave si alguien paga a una niña o un niño menor de 18 años por sexo. La prostitución es legal en Colombia, pero se limita a los burdeles y zonas designadas.
Imagen: DW/E. van Nes
Un lugar para sentirse seguro
Esta es una de las 16 niñas acogidas por la Fundación Renacer, un refugio para víctimas de explotación sexual comercial. La explotación sexual comercial de la niñez comprende la prostitución infantil, la pornografía infantil y el tráfico infantil con fines sexuales. A las niñas y niños - de 7 a 17 años de edad - se les brinda ayuda y apoyo psicológico.
Imagen: DW/E. van Nes
Un techo sobre sus cabezas
En el refugio, cada niña y niño tiene su propia cama y casillero para sus pertenencias. En promedio, las víctimas permanecen un año aquí, en donde reciben alimentos y asistencia psicológica. Algunos niños fueron abandonados por sus familias, otros tienen familiares que los visitan de vez en cuando, pero no tienen los medios para protegerlos de la explotación sexual comercial.
Imagen: DW/E. van Nes
Un hogar para niños colombianos y venezolanos
Una de las chicas en un refugio para víctimas de explotación sexual comercial frente a un mural de la organización. Las dos banderas representan los países de origen. Hay chicas colombianas, venezolanas e indígenas wayuu. Las niñas y los niños sufren cambios de humor extremos, pasando del llanto incesante a la violencia física.
Imagen: DW/E. van Nes
Creciente sensibilización
Mario Gómez es un fiscal de Bogotá, especializado en trata de personas. Gómez dirige una campaña nacional para aumentar la conciencia sobre los peligros que se esconden tras ofertas de trabajo que parecen demasiado buenas para ser honestas. Muchas víctimas no quieren hablar de su situación. Algunos no se ven como víctimas de la explotación sexual, otros se avergüenzan o tienen miedo de represalias
Imagen: DW/E. van Nes
Reflexionando sobre su futuro
William Plazas, un voluntario de 17 años, en su habitación. Según William, muchos colombianos y venezolanos en problemas económicos consideran la prostitución como una salida a la falta de dinero. Él conoce a muchas niñas y niños que son explotados sexualmente, pero no son conscientes de ello. Algunos niños, niñas y jóvenes hacen “favores sexuales” por conseguir un nuevo teléfono móvil.
Imagen: DW/E. van Nes
Un vínculo fuerte
Luz Ángela Lavao, la madre de William, protege a sus hijos, especialmente a su hija de 13 años, Valentina, porque viven muy cerca del distrito rojo de Bogotá. William tiene una fuerte relación con su madre y comparte todo con ella. Fue gracias a su madre que William terminó siendo voluntario de la Fundación Renacer, donde se involucró en proyectos de prevención.
Imagen: DW/E. van Nes
Superando su trauma
Una joven víctima de explotación sexual muestra un dibujo de su hogar. Para proteger a los niños, sus caras son ocultadas. La fotógrafa tampoco le hace preguntas sobre sus malas experiencias a los niños. Sus dibujos y juegos revelan cuán traumatizados están los niños y jóvenes, qué extrañan o sueñan. Y, en el caso de los venezolanos, a quién y qué han tenido que abandonar en su país.