El saldo de muertos que dejó el atentado de este viernes (17.1.2014) contra un restaurante libanés de Kabul asciende a 25. Los talibanes se atribuyen la autoría del ataque perpetrado contra el establecimiento, ubicado en Wazir Akbar Jan, una zona donde se encuentran varias misiones diplomáticas. El portavoz de los talibanes, Sabiullah Muyahid, describió el atentado como una represalia por la “masacre” de esta semana, aludiendo al ataque aéreo de la OTAN que mató a siete niños y una mujer en la provincia de Parwan.

Un muyahidín hizo estallar los explosivos que llevaba consigo en la entrada del restaurante y puso fuera de combate a los guardias. Poco después, otros dos talibanes entraron al local y dispararon contra los comensales; casi todas las víctimas murieron a causa de las balas y no de la explosión inicial. Los agresores terminaron siendo abatidos por los agentes de seguridad. En los últimos días, la capital afgana se ha visto sacudida por varios ataques; pero el de este 17 de enero ha acaparado la atención de la prensa internacional.

Un suceso “totalmente inaceptable”

La identidad y nacionalidad de algunas de las víctimas hacen de este incidente un suceso conspicuo para los medios. Entre los trece extranjeros que murieron en el ataque figuran cuatro colaboradores de la ONU, así como el emisario del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el país, el libanés Wabel Abdallah (60); su deceso fue confirmado por la directora gerente del organismo internacional, Christine Lagarde. Dos miembros de la tropa policial europea para Afganistán (EUPOL) –un danés y un británico– perecieron en el atentado.

Dos civiles estadounidenses, dos británicos y dos canadienses murieron también en el ataque. También el dueño del restaurante libanés, que era muy popular entre los extranjeros radicados en Kabul, perdió la vida en el atentado. Ocho civiles afganos perecieron en el incidente. Los talibanes aseguraron haber asesinado a varios alemanes en el restaurante, pero las autoridades de Berlín no han confirmado esa información. Según los extremistas, los muertos de este 17 de enero ascienden a 37: “29 invasores extranjeros de alto rango y ocho mercenarios afganos”.

Es habitual que los talibanes exageren sobre el número de víctimas de sus acciones. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó la agresión contra el restaurante. Este tipo de atentados contra civiles son “totalmente inaceptables”, acotó Ban, pidiendo que cesen de inmediato.

ERC ( dpa / Reuters )