Afganistán es el principal productor de amapola del mundo. En 2012, el 75 % de la heroína mundial procedía de este país; los ingresos que genera el opio financian el 15 % de las actividades de los talibanes.
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Apenas 12 páginas bastan para dejar por escrito, en crudas cifras y algunos gráficos, el mayor fracaso de todas las partes presentes en Afganistán desde 2002, resumido en que la producción de opio aumentó un 43% este año respecto de 2015 y que nada parece poder parar la transformación del país en un narco-Estado.
La zona norte del país, donde los insurgentes ganaron terreno en los últimos meses, registró un fuerte aumento en el cultivo de adormidera, de acuerdo con la Encuesta de Opio en Afganistán 2016, realizada por el Ministerio de Antinarcóticos afgano y la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). A pesar de ello, la mayor parte de la producción, un 59 %, se concentró en la región sureña, la cuna del movimiento talibán y tradicionalmente la principal zona de dominio insurgente. La provincia de Helmand (sur) volvió a concentrar un año más el grueso de la producción, con más de 80.270 hectáreas de terreno dedicadas al cultivo de la substancia.
Pese a los miles de millones de dólares gastados en campañas antidrogas, el informe de la UNODC publicado hoy apunta a que la cosecha ha llegado hasta las 4.800 toneladas métricas este año, y el área de cultivo de la adormidera (la planta del opio) se ha ampliado un diez por ciento, hasta las 201.000 hectáreas.
Caída en la erradicación
Las causas de la expansión son el aumento de la superficie y una caída en la erradicación de un 91 por ciento. Y el mensaje es claro: la industria del opio crece sin freno y los líderes talibanes se han convertido en príncipes millonarios de la droga.
No es casualidad, por tanto, que el cultivo aumente desde el regreso de los talibanes a partir de 2006. "La relación entre la falta de seguridad y el cultivo de la adormidera está bien documentada", señala Jelena Bjelica, del instituto de investigación Afghanistan Analysts Network. "La adormidera tiene menos riesgo en un entorno peligroso. Es una elección natural para los campesinos en tiempos de guerra".
El opio afgano no es solamente un problema sanitario y de criminalidad global, sino también de seguridad. Por cuanto que con ese dinero se financia el terrorismo, los talibanes son uno de los engranajes de la mafia de la droga. En Helmand controlan un 85 por ciento de los 14 distritos y, por tanto, también la producción y el tráfico.
El director de operaciones de la policía antidrogas afgana, Abdul Bakhtiar, estima que el año pasado los talibanes obtuvieron al menos 500 millones de dólares del opio, y que si siguen avanzando en Helmand también profundizarán en el negocio, por ejemplo produciendo heroína.
FEW (dpa, EFE)
El terrorismo, un cáncer global (03.2016)
En Pakistán, en Afganistán, en Siria y en París, los atentados terroristas causan dolor y angustia. Los últimos datos hablan de un aumento del 80 por ciento en las muertes causadas por estas acciones.
Imagen: Reuters
Europa, una víctima entre tantas
La prensa suele dar amplia cobertura a los atentados perpetrados en Europa. Pero distan de ser los únicos. Los países más afectados por el terrorismo están lejos del Viejo Continente (Irak, Afganistán, Nigeria, Pakistán y Siria, en ese orden según un informe del Instituto para la Economía y la Paz). Acá les mostramos algunos casos. Y nos faltan: Uganda, Mali, Camerún, China, Yemen, Egipto...
Imagen: Getty Images/AFP/E.Dunand
Irak, donde sunitas y chiitas se odian
No pasa una semana sin que las bombas exploten en ciudades de Irak, afectando principalmente a civiles. Las disputas religiosas entre sunitas y chiitas suelen estar detrás de estas acciones, realizadas por milicianos del Estado Islámico, aunque también por miembros de Al Qaeda y otros grupos. El más reciente ocurrió en el estadio de Iskandariya, el 25 de marzo de 2016, donde 41 personas murieron.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/K. Kadim
Pakistán, víctima del horror talibán
El último atentado en Lahore, donde un grupo talibán atacó un parque lleno de cristianos el domingo 27 de marzo, matando a 72 personas, es solo uno más en la larga lista de actos de terror cometidos en ese país. El más tristemente célebre de los ataques de los últimos años es el de la escuela de Peshawar, en diciembre de 2014, cuando seis hombres armados talibanes asesinaron a 145 estudiantes.
Imagen: picture alliance/dpa/R. Dar
Nigeria, a la sombra de Boko Haram
El grupo islamista Boko Haram, que busca crear un califato en el norte de Nigeria, tiene mala fama. Y justificada. Junto a Estado Islámico, son responsables del 51 por ciento de las muertes causadas en el mundo por acciones terroristas. Boko Haram actúa con brutalidad, atacando poblados, saqueando y quemando a la población civil, entre otras barbaridades. Desde 2009 ha matado a 14 mil personas.
Imagen: Getty Images/AFP/Stringer
Siria, una guerra de todos contra todos
Los rebeldes, el Ejército, el Estado Islámico, el Frente Al Nusra, facciones que no responden a grandes grupos... La situación en Siria es tan delicada en términos de seguridad como cabría esperar de un país en guerra con múltiples grupos combatiendo por sus propios intereses. El ranking del Instituto para la Economía y la Paz ubica a Siria como el quinto país del mundo más afectado por el terror.
Imagen: Getty Images/AFP/L. Beshara
Afganistán y las ofensivas talibanes
Famosas son las ofensivas de verano de los grupos talibanes, que en el invierno se refugian en las regiones montañosas de Afganistán y Pakistán. Sus ataques poco a poco han derivado de operaciones contra las fuerzas de seguridad a centrarse en la población civil. Afganistán es, tras Irak, el segundo país con mayor incidencia terrorista del mundo. En 2014 hubo 4.505 muertos por esta causa.
Imagen: Reuters/M. Ismail
Kenia y Somalia, donde Al Shabaab quiere dominar
Al Shabaab desea imponer un estado islámico en Somalia. Controló Mogadiscio hasta que fue expulsado por las fuerzas somalíes, apoyadas por tropas de la Unión Africana. Si bien está en retirada, cuenta con al menos 7.000 hombres y ha perpetrado atentados también en Kenia, que apoya al Ejército somalí, y en Uganda. En septiembre de 2013 atacaron un centro comercial keniano, matando a 72 personas.