ONU denuncia genocidio intencional contra rohinyás
27 de agosto de 2018
La Organización de las Naciones Unidas exige que los responsables de las Fuerzas Armadas deben ser investigados y juzgados por un tribunal internacional.
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Según la Organización de las Naciones Unidas, existen elementos de "genocidio intencional" en la operación militar efectuada hace un año en el estado birmano de Rakáin (oeste) contra la minoría rohinyá. Soldados birmanos llevaron a cabo asesinatos, violaciones en masa, esclavización, violencia contra niños y quemaron pueblos enteros, señaló este lunes (27.07.2018) la Misión Internacional Independiente de la ONU en un informe.
"Los crímenes cometidos en el estado de Rakáin, y la manera en la que fueron perpetrados, son similares en su naturaleza, gravedad y alcance a aquellos que han permitido establecer un genocidio intencional en otros contextos", se lee en el documento.
Los factores que apuntan a esta intencionalidad incluyen, a juicio de la Misión de Naciones Unidas, el "contexto opresivo más amplio y la retórica del odio" contra la minoría musulmana rohinyá.
Acusado el máximo responsable de las FF.AA.
Según los expertos, la cúpula del Ejército debería ser llevada ante la Justicia, incluido el poderoso líder militar Min Aung Hlaing. El Ejército de Myanmar -antigua Birmania- entregó el poder tras las elecciones de 2011 pero en realidad sigue ocupando cargos importantes en el Gobierno y no está sometido al control civil del Ejecutivo.
El máximo responsable de las Fuerzas Armadas o "Tatmadaw", el general Min Aung Hlaing, dijo durante la fase más intensa de la ofensiva militar contra los rohinyás que el problema de esa minoría étnica se había convertido "en un trabajo sin terminar" y que su Gobierno tomaba mucho interés en "resolverlo".
También señala la Misión como elementos que pueden equivaler a un genocidio intencional las políticas excluyentes hacia los rohinyás; el nivel de organización de la operación militar en agosto del año pasado, que apunta a "un plan para la destrucción", y el "alcance extremo de la brutalidad de la violencia".
El 25 de agosto de 2017 se produjo un ataque de insurgentes del Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA), contra puestos policiales y militares en la zona que causó más de un centenar de muertos (la mayor parte guerrilleros), y que desató una nueva campaña militar en esa región de la que han huido unos 725.000 rohinyás en el último año a la vecina Bangladesh.
Expertos critican a Aung San Suu Kyi
Los expertos critican además a la líder de facto birmana, la nobel de la paz Aung San Suu Kyi, al afirmar que "no utilizó su cargo", "ni su autoridad moral para frenar o prevenir los acontecimientos en el estado de Rakáin".
Por todo ello, los expertos instan al Consejo de Seguridad de la ONU a referir el caso a la Corte Penal Internacional (CPI) o a crear un tribunal internacional penal "ad hoc" para juzgar los crímenes cometidos por las Fuerzas Armadas.
VT (efe, afp, dpa)
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No hay niñez para los rohinyás en Cox's Bazar
Tiene 12 años. Aun así, el rohinyá refugiado Nur Hafes cuida a su familia. Durante la huida desde Myanmar hacia Bangladesh su papá se fue. Ahora su mamá está sola con él y sus hermanos.
Imagen: Reuters/A. Abidi
El sostén de la familia
Nur Hafes, de 12 años, busca personas en el campo de refugiados de Palong Khali que quieran darle un poco de dinero si los protege con su paraguas del penetrante sol. Da una mirada hacia los sacerdotes musulmanes, quienes a veces distribuyen las donaciones que han recolectado en sus comunidades. Él todavía no es un adulto y, sin embargo, debe cuidar a una familia de nueve.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Un euro al día es un buen día
“A veces hago 50 o 100 takas, a veces llego a casa con las manos vacías”, dice Nur. Un taka es equivalente a un centavo de euro. Por 50 takas se compran alrededor de 250 gramos de chiles verdes en los mercados de los campos . Un pollo cuesta alrededor de 150 takas.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Sola con ocho hijos
Nur es el mayor de ocho hermanos. Cuando el ejército llegó a la aldea de los abuelos, el padre de Nur huyó sin la familia. No lo han visto desde entonces. La huida a Bangladesh cerca de la ciudad de Cox's Bazar ha dejado a la madre Rabia sola con los niños. Los ancianos hacen todo lo posible para ayudar a Rabia a mantener a flote a la familia en el campo de refugiados.
Imagen: Reuters/A. Abidi
"El ejército incendió casas"
Hace dos meses, Rabia y los niños fueron expulsados de su pueblo natal en la provincia de Rakáin, Myanmar. "El ejército incendió casas donde todavía había gente", recuerda la madre de 33 años. "He visto tanta gente con heridas de bala". La familia huyó a casa de sus abuelos, pero solo un día después llegaron los soldados.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Dependientes de la ayuda humanitaria
Como la mayoría en el campo de refugiados cerca de Cox's Bazar, Nur y su familia dependen de la ayuda humanitaria. Desde su casa solo pudieron llevar la ropa que tenían puesta, documentos de identidad, un par de fotos y una manta para protegerse de la lluvia. Como cabeza masculina de la familia, Nur acostumbra estar al frente ante las organizaciones de ayuda.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Sobreprecio en los campos de refugiados
Por lo general, solo se distribuyen alimentos básicos a los refugiados (aceite, lentejas, cebollas) y a menudo no lo suficiente. Es por eso que los campos de Cox's Bazar tienen una gran cantidad de comerciantes que, por ejemplo, venden chiles verdes o nueces, como también anticonceptivos y cigarrillos. La mayoría de los productos cuestan más que en los mercados de las ciudades vecinas.
Imagen: Reuters/H. McKay
Nur ya trabajaba en Myanmar
Antes de huir de Myanmar, Nur vendía productos que su padre compraba al por mayor. Como apátridas, los rohinyás tenían poco acceso al sistema educativo antes de que el conflicto estallara y eran discriminados en el mercado laboral.
Imagen: Reuters/A. Abidi
Los más jóvenes están desnutridos
A pesar de sus esfuerzos y la ayuda humanitaria, a la familia de Nur a menudo le falta lo más esencial. Los dos hijos más pequeños de Rabia, Fátima, de un año y medio (en la foto) y Mohammed, de ocho meses, sufren de desnutrición, al igual que muchos de los niños en los campos. Se estima que el 60 % de los refugiados rohinyá son menores de edad. Muchos sufren de enfermedades como diarrea.
Imagen: Reuters/A. Abidi
"Ya no se comporta como un niño"
"Es joven, pero entiende que tiene una responsabilidad. Ya no se comporta como un niño", dice Rabia sobre Nur. Sus deseos para su futuro son sencillos: espera que pueda montar un negocio como comerciante en Bangladesh. Pero a veces él sueña con otra vida, una educación adecuada, tiempo para jugar fútbol con amigos, y así poder ser un niño.