80% de refugiados venezolanos sufre inseguridad alimentaria
14 de septiembre de 2018
El ochenta por ciento de los refugiados venezolanos en Colombia sufre inseguridad alimentaria, según una encuesta elaborada por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), presentada hoy.
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Según explicó este viernes (14.09.2018) en rueda de prensa el portavoz del PMA, Hervé Verhoosel, las familias que huyeron de Venezuela pueden quedarse en los centros de asistencia en la frontera colombiana entre tres y cinco días y después deben partir para dejar espacio a los recién llegados, tras lo cual su situación es de extrema vulnerabilidad al no tener fuentes de ingresos para alimentarse.
"En el caso de que encuentren o alguien les de comida, no es ni suficientemente nutritiva ni suficientemente diversa", sostuvo Verhoosel.
El PMA está ayudando a los recién llegados pero existe "una amplia falta de servicios básicos, enfrentan riesgos de protección y no saben cuando comerán de nuevo".
El portavoz puso como ejemplo que a pesar de esta situación de vulnerabilidad alimentaria, solo el 1,7 por ciento de las mujeres lactantes recibe algún tipo de suplemento nutricional.
Hasta la fecha, el PMA ha entregado comida a los refugiados en los departamentos fronterizos de Arauca, La Guajira, y Norte de Santander.
Además, se han distribuido tarjetas prepago de un valor de 75 dólares a 19.500 personas en estos tres departamentos para que puedan comprar alimentos.
Casi un millón de venezolanos emigró ya a Colombia
Según datos gubernamentales colombianos casi un millón de venezolanos ha pasado a Colombia en los últimos meses, y la mitad lo ha hecho por fronteras informales.
Según datos de ACNUR hay 7 puntos fronterizos legales pero más de 110 ilegales, enfatizó el portavoz del PMA.
El influjo de venezolanos está afectando a las comunidades de acogida, especialmente a las indígenas, "que si bien han dado una buena bienvenida a los migrantes, no hay suficiente comida ni trabajo para todos, con lo cual pone a los locales en una situación complicada".
Verhoosel subrayó que los recientes avances logrados por el gobierno venezolano desde que acabó el conflicto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) están siendo "socavados" por el influjo de miles de venezolanos.
Por su parte, Unicef informó que hay 438.000 niños venezolanos refugiados en los países colindantes necesitados de asistencia.
CP (efe, dpa)
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El Páramo de Berlín: la montaña de la muerte para los migrantes venezolanos
Pocos comprenden aún las dimensiones del éxodo venezolano. "Su desolación es tal que primero tenemos que regresarles la dignidad", dice a DW Patricia de Puyana, de la ONG Entre dos Tierras, que asiste a los caminantes.
Imagen: Patrícia de Puyana
Frailejones, cardos y romero
El Páramo de Berlín, un paisaje que los colombianos visitan para descansar, acampar, avistar animales silvestres y observar el firmamento en las noches despejadas, pero que los venezolanos cruzan apurados evitando la noche con sus gélidas temperaturas. Una habitante de la zona cuenta que el nombre de Berlín se debe a un ingeniero alemán que comparaba el frío de allí con el de la capital alemana.
Imagen: picture-alliance/dpa/El Tiempo
Páramo de Berlín: fuente de vida, peligro de muerte
El Parámo de Berlín, forma parte de un sistema de siete Parques Naturales, fuentes del agua que provee a más de 30 municipios en faldas y valles de los dos departamentos que en Colombia llevan el nombre de Santander. El Páramo de Berlín está entre 2.800 y 4.290 metros sobre el nivel del mar, entre Cúcuta, en la frontera con Venezuela, y Bucaramanga, en la ruta hacia Bogotá.
Cúcuta, el inicio del recorrido por Colombia
En esta ciudad fronteriza comienza el recorrido para la mayoría de venezolanos. Los que no tienen dinero para un tiquete de bus, guardan sus ahorros y toman la vía esperando llegar a Bogotá, Quito, Lima o Santiago de Chile, a pie. Pero primero tienen que salvar el primer gran obstáculo: el Páramo de Berlín, entre Cúcuta y Bucaramanga. 195 kilómetros de marcha, entre el desconsuelo y la esperanza.
Imagen: Getty Images/AFP/L. Acosta
Una mirada de temor y esperanza
Dos migrantes venezolanos, asistidos por la Fundación Entre dos Tierras, con sede en Bucaramanga. Ellos tuvieron suerte de encontrar en el camino a voluntarios que los proveen de ropa contra el frío. Muchos van solo con vestuario para climas cálidos y se sorprenden de saber que el frío puede matar. Unos 17 caminantes habrían muerto, reporta una líder de la comunidad venezolana en Tunja.
Imagen: Patrícia de Puyana
La ruta del frío
Unos cuentan con suerte de recibir zapatillas para seguir el camino, mientras otros ven frustrado su camino porque las ampollas les impiden continuar. La ONG Entre dos Tierras busca coordinar la ayuda espontánea de lugareños y viajeros, para que no sea solo puntual sino permamente. El sueño de Patricia de Puyana es construir un albergue en Bucaramanga que ofrezca comida y atención médica.
Imagen: Patrícia de Puyana
Caminando y pensando en dónde conseguir un empleo
Los migrantes no siempre tienen un destino fijo. Ellos van de ciudad en ciudad en busca de un trabajo, que difícilmente encuentran. Esto tiene que ver con que ya cientos de miles de sus compatriotas han ocupado las pocas vacantes que el mercado laboral de Colombia ofrece, un país con 9,7% de desempleo, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
Imagen: Patrícia de Puyana
Entre dos Tierras: “Hay que dignificar esta migración”
Para la Fundación Entre dos Tierras es prioritario "devolverle la dignidad a los migrantes". Patricia de Puyana cuenta que el grado de desolación en que muchos salen de su país y emprenden la travesía es aterrador. "No solo necesitan comida, abrigo y techo, sino también recuperar su dignidad", concluye. "Todos los pensamientos en Venezuela rondaban sobre cómo comer", dice un caminante.
Imagen: Patrícia de Puyana
La ruta de la niebla
Migrantes venezolanos cruzan el Páramo de Berlín que durante buena parte del día permanece tras la niebla. La hiportemia y el mal de altura son algo con lo que pocos cuentan. Migración Colombia y delegados de la ONU recorren esta vía para confirmar las muertes reportadas a sus orillas, que no están hechas para peatones. "Después de caminar semanas perdemos la noción del tiempo", dice un migrante.
Imagen: Patrícia de Puyana
Llamado a ayudar
“Colombia y los colombianos tienen que enfrentar esta crisis humanitaria porque quienes la están sufriendo son seres humanos”, independientemente de su nacionalidad o su orientación política. Es el llamado de la Fundación Entre dos Tierras, que insta a hacer mucho más por quienes han tenido que huir del hambre y el futuro truncado en Venezuela. Autor: José Ospina-Valencia (er)