La comunidad científica advierte que las emisiones contaminantes siguen estando fuera de control, pero señalan que moderar el aumento de la temperatura promedio en la Tierra de aquí a fin de siglo todavía es factible.
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Joyce Msuya, subdirectora del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), presentó el reporte "Brecha de emisiones 2018” este martes (27.11.2018). Su mensaje principal fue, al mismo tiempo, una advertencia: los Estados deben triplicar o incluso quintuplicar sus esfuerzos para cumplir con los compromisos adquiridos en la XXI Conferencia sobre Cambio Climático (COP 21) de 2015, donde se firmó el Acuerdo de París.
Si de aquí al año 2030 no se reducen las emisiones contaminantes producidas por la actividad humana, será muy difícil mantener el incremento de la temperatura promedio en la Tierra –comparada con la que prevalecía en tiempos preindustriales– en menos de 2 °C, de aquí a fin de siglo. La posibilidad técnica de lograr la meta de 1.5°C está decreciendo porque las circunstancias no son auspiciosas, explican los autores del informe.
"Un planeta muy distinto”
La producción global de gases que generan el efecto invernadero volvió a aumentar en 2017 después de un período de estabilización de tres años: 53.500 millones de toneladas. Esa cifra debe bajar a 40.000 millones de toneladas de aquí al año 2030, si se aspira a la meta de los 2 °C, y a 24.000 millones de toneladas, si se aspira a la de los 1.5°C. Si la tendencia de 2017 no se revierte, la temperatura global subirá 3,2 °C en ocho décadas.
"Llegado ese punto, viviríamos en un planeta muy distinto al que conocemos”, dice Stefan Rahmstorf, del Instituto Potsdam para la Investigación de las Secuelas Climáticas (PIK). No todas las medidas imprescindibles para ralentizar el fenómeno en cuestión son conocidas, admiten los redactores del reporte "Brecha de emisiones 2018”. Pero la buena noticia es que todavía es viable ponerle coto al calentamiento global.
Cooperación imprescindible
En ese sentido, la cooperación de los Estados –a escala municipal, provincial y federal– con la sociedad civil, las universidades, las empresas y el "gran capital” es vital. Juntos pueden facilitar la implementación de mecanismos para aminorar las emisiones contaminantes que no serían factibles de otra manera. Por ejemplo, una reforma sostenible del sistema financiero que le ponga precio al dióxido de carbono y otros gases.
En el informe de la ONU, Brigitte Knopf, del Instituto de Investigaciones Mercator para los Recursos Globales y el Cambio Climático, señala que los ingresos que resultan de pechar los gases contaminantes pueden ser aprovechados para reducir otros impuestos, invertir en infraestructura sostenible o compensar a hogares de bajos ingresos. Hasta ahora, la mitad de las emisiones de energía no tienen un precio asignado”, explica.
El desarrollo de las energías renovables sigue siendo una de las prácticas que mayor potencial tienen de cara al proyecto de frenar el calentamiento global. "Desde que se suscribió el Acuerdo de París, el costo de la energía verde ha bajado en un tercio. De ahí que, hoy, muchas iniciativas climáticas sean más viables que antes”, asegura Niklas Höhne, del New Climate Institute, coautor del reporte "Brecha de emisiones 2018” de la ONU.
(ERC/CP)
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Sequía: Alemania está encallando
Fue en 1975 cuando el artista Rudi Carell se quejó del clima lluvioso: "¿Cuándo es verano otra vez?", dijo. Si Carell estuviera vivo, ¿qué diría? Alemania está seca.
Imagen: Getty Images/M. Hitij
¿Corrientes peligrosas?
La Binger Mäuseturm (a la derecha) y una boya a la izquierda se encuentran en el curso del río Rin. La boya lleva la inscripción: "Atención: remolinos y corrientes peligrosas". En otros tiempos, ciertamente es útil. En este momento, sin embargo, parece fuera de lugar.
Imagen: Imago/R. Peters
En el medio, por favor!
El Rin cerca de Kaub: dos barcos de carga se abren paso lentamente a través del lo que queda de agua en medio del río. Esto tiene graves consecuencias para los capitanes, pues dependiendo de la ruta, muchos barcos solo pueden llevar la mitad de la carga habitual a bordo. El daño económico es enorme. En el Rin, la llamada tasa de flujo ha disminuido durante meses.
Imagen: Getty Images/M. Hitij
El ferri no navega
Los pasajeros que usualmente toman el ferri del Rin entre Niederrheimbach y Lorch han debido encontrar un medio de locomoción diferente: el ferri del Rin no puede circular debido a la poca agua que hay en este momento.
Imagen: picture-alliance/dpa/T. Frey
Spree: todavía hay agua, aunque...
¡Bienvenido al embalse Spremberger en Brandeburgo! Aquí, el nivel del Spree en Berlín, mantiene constante el suministro de agua desde Brandenburgo y Sajonia. Debido a que esto todavía funciona, es posible que no hayan escuchado mucho sobre la sequía en la capital, pero el gris oscuro en la pared de la presa muestra que ahí había agua.
Imagen: Imago/R. Weisflog
El Biggesee sin lago
Al oeste se encuentra el Biggetalsperre, cerca de Olpe. Debido a que el lecho del río y las áreas ribereñas ahora están secas, los caminantes (estos son los pequeños puntos oscuros a la izquierda de la imagen) también pueden caminar por senderos donde no se permite cruzar.
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Seidel
Camping en el lago, pero con menos
En el este de Alemania se encuentra el camping Neumannshof, en Gössitz. Sus visitantes generalmente pueden navegar hasta su alojamiento con barcos de todo tipo. Pero eso ahora no es posible porque los muelles ni siquiera llegan al agua. La Hohenwartestausee en Turingia ha registrado desde abril solo una parte de la cantidad habitual de precipitaciones.
Imagen: Imago/C. Fischer
Por qué las papas fritas están más caras
Esta foto es un poco más antigua, es de agosto y muestra un campo de papas marchito cerca de la ciudad de Geestland. Pero justo ahora, la asociación federal competente advierte del aumento de los precios en vista de una cosecha de papa históricamente pobre, finalmente, las papas fritas son más caras.
Imagen: Getty Images/AFP/P. Stollarz
No queda combustible en Colonia
Debido a que los petroleros pueden cargar solo la mitad o incluso menos de su capacidad, en las gasolineras del Rin también hay menos gasolina o diesel. Los surtidores de combustible en Colonia, por lo tanto, no tienen suministro. También es un punto de inflexión en la crisis del diesel, aunque involuntario.
Imagen: Imago/Manngold
El rastro que queda del verano
La gran pregunta que queda en medio de esta sequía es ¿a dónde conduce todo esto? Los agricultores asumen que las consecuencias de 2018 serán notorias hasta el próximo año. Sin duda este ha sido uno de los años más secos, así lo ha informado el Servicio Meteorológico Alemán que indica que hasta ahora, 1921, 1947, 1976 y 1991, son los años que lideran en la sequía en Alemania.