ONU: la pobreza detona el extremismo en jóvenes africanos
7 de septiembre de 2017
Una peligrosa mezcla de privación, marginalidad y frágil gobernanza está llevando a los jóvenes africanos al extremismo violento, afirmó el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
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Las carencias, la marginación y una gobernanza deficiente son las principales causas que llevan a los africanos jóvenes al extremismo violento, según un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentado hoy (07.09.2017).
"Este estudio hace sonar la alarma sobre el hecho de que, en tanto que región, la vulnerabilidad de África ante el extremismo violento está aumentando", informó el director del PNUD en África, Abdoulaye Mar Dieye.
La percepción de violencia estatal o de abuso de poder son considerados los disparadores para la decisión de unirse a un grupo extremista, según el informe de la ONU basado en entrevistas a 500 jóvenes que se unieron voluntariamente a este tipo de organizaciones, entre ellas Al Shabaab, en Somalia, y Boko Haram, en Nigeria.
¿Motivos religosos?
Más de un 70 por ciento de los consultados dijeron que algún tipo de acción gubernamental, como el asesinato o arresto de familiares o amigos los llevaron a unirse a un grupo extremista. "Más de la mitad de la población vive debajo de la línea de pobreza, incluyendo muchos jóvenes crónicamente desempleados", afirmó Abdoulaye Mar Dieye.
Asimismo, y pese a que muchos de ellos declaran haberse unido por motivos religiosos, más de la mitad de ellos admitieron que entienden poco o nada de textos religiosos o sus interpretaciones.
La mayoría de los reclutas, que reconocieron haber tenido una baja presencia parental en su infancia, proceden de zonas fronterizas y áreas periféricas que han sido marginadas durante generaciones. Estos individuos expresaron su frustración sobre sus condiciones económicas y señalaron la necesidad de empleo como la más crucial en el momento de unirse a un grupo.
En este sentido, alrededor del 80 % de los reclutas entrevistados se había unido al grupo extremista violento menos de un año después del primer contacto, y casi la mitad de ellos se unieron en solo un mes.
"Viaje hacia el extremismo en África"
En "Viaje hacia el extremismo en África: motores, incentivos y punto detonante del reclutamiento", el PNUD calcula que entre 2011 y 2016, el extremismo violento en África ha causado 33.300 muertes y desplazamientos generalizados.
El informe analiza la dinámica del proceso de reclutamiento y los factores que hacen inclinarse por el extremismo a algunas personas, mientras que la gran mayoría no lo hacen.
FEW (EFE, dpa)
Parque Nacional Gorongosa: guerra, muerte y esperanza
Esta verdadera joya enclavada en Mozambique vio diezmada su diversidad animal por los enfrentamientos y el abandono. Pero ahora revive gracias a un exitoso proyecto de restauración.
Imagen: Gorongosa National Park/Clive Dreyer
Nunca más solo
El Parque Nacional Gorongosa, en Mozambique, tiene una larga y turbulenta historia. En algún momento, este león pudo ser el único, el último quizás. Ya no: hoy la población de este felino se recupera a buen ritmo. El parque cubre actualmente más de 4.000 kms. cuadrados, más una zona oficial de amortiguamiento de 3.300 kms. cuadrados. Se trata de una joya en un país de 25 millones de personas.
Imagen: Gorongosa National Park/Ticky Rosa
Tan lejos como llega la vista
El parque está ubicado en un punto estratégico, en el extremo sur del sistema del Gran Valle del Rift que abarca Etiopía, Kenia y Tanzania hasta llegar a Mozambique. Esta fractura geológica única genera un enorme valle rodeado por mesetas. Cerca de dos tercios del parque está cubierto por sabana y un 20 por ciento, por pastizales. El resto es bosque.
Imagen: Gorongosa National Park/James Byrne
Una historia en portugués
Aunque parte del territorio que compone el parque había sido utilizado como coto de caza por una compañía privada en 1920, en 1960 el gobierno portugués que llevaba las riendas del país designó oficialmente al recinto "parque nacional". Tras la larga guerra independentista, Mozambique consiguió guiar su destino en 1975, aunque el portugués sigue siendo el idioma oficial.
Imagen: Gorongosa National Park/Jean Paul Vermeulen
Los años de la guerra civil
En 1977, dos años después de la independencia, una larga guerra civil se desató en el país. Para el parque esto fue devastador, pues el movimiento Resistencia Nacional Mozambiqueña tenía su puesto de mando justo dentro de los límites de la reserva. Ambas partes en conflicto arrasaron con la fauna para alimentarse o mataron elefantes para vender marfil. En 1983, el parque fue cerrado y abandonado.
Imagen: Gorongosa National Park/Jean Paul Vermeulen
Sean todos bienvenidos
Cuando en 1992 la guerra terminó, el parque era una triste sombra de sí mismo y siguió cerrado. Se estimaba entonces que entre el 90 y el 95 por ciento de la vida salvaje del lugar se había perdido. Estudios de esa época contaron 15 búfalos, 5 cebras, 6 leones, 100 hipopótamos y 300 elefantes. Los primeros animales en retornar fueron las aves. Ahora el parque es el hogar de más de 400 especies.
Imagen: Gorongosa National Park/Piotr Naskrecki
Clima especial para circunstancias especiales
Debido a sus características topográficas, el parque tiene muchos microclimas y un ciclo anual de estaciones húmedas y secas que crea condiciones especiales que explican su rica biodiversidad. En un esfuerzo por revitalizar el parque, en 1994 se contrató personal con la asistencia financiera del Banco Africano de Desarrollo y la Unión Europea. Lentamente el parque se recuperó.
Imagen: Gorongosa National Park/Paul Kerrison
Grandes, pequeños y todos los otros
En 2004, la Fundación Carr, de Estados Unidos, se unió al gobierno de Mozambique en un proyecto para reconstruir el parque y reintroducir animales, en un esfuerzo por restaurar la vida salvaje del lugar. Este proyecto piloto fue tan exitoso que en 2008 la fundación y su creador, Gregory Carr, apoyaron la idea de seguir trabajando y coadministrando el parque por otros 20 años.
Imagen: Gorongosa National Park/Piotr Naskrecki
Un final feliz
El Gorongosa pasó de ser una reserva de caza a un parque nacional, luego a un campo de batalla y nuevamente un parque nacional. En los últimos años, varios millones de euros se han invertido en el recinto e, igualmente importante, en las comunidades locales. Ésta es una prueba tangible de que las áreas salvajes puede revivir por más profunda que haya sido su destrucción.