ONU protege al Nobel de la Paz congoleño Dénis Mukwege
10 de septiembre de 2020
La misión de la ONU en la República Democrática del Congo (MONUSCO) ha desplegado "cascos azules" para proteger al célebre ginecólogo congoleño Dénis Mukwege, Premio Nobel de la Paz (2018), amenazado de muerte.
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La MONUSCO movilizó ayer soldados para velar por la seguridad del Hospital Panzi, en la ciudad de Bukavu (este), un centro fundado por el ginecólogo y en el que ejerce su profesión.
"Damos la bienvenida a la redistribución de efectivos de la MONUSCO en Panzi esta mañana para garantizar la seguridad de nuestros pacientes y personal. Gracias a la ONU por asegurar nuestra protección", afirmó Mukwege en su cuenta de Twitter a última hora del miércoles (09.09.2020).
Organizaciones y manifestantes exigen su protección
Varias embajadas, organizaciones nacionales e internacionales, incluida la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos (OACNUDH) y el Parlamento Europeo, habían condenado públicamente las amenazas y exigido que se investiguen y se incrementen las medidas de protección del famoso médico.
La semana pasada también se desarrollaron manifestaciones en Bukavu y Kinshasa con el fin de demandar seguridad para el doctor, que ganó en 2018 el Premio Nobel de la Paz de forma conjunta con la activista yazidí Nadia Murad.
Las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU se habían ocupado de su seguridad hasta el pasado mayo, cuando empezaron a detectarse casos de COVID-19 entre los "cascos azules" y se retiraron.
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Campaña de intimidación
El pasado agosto, Mukwege volvió a recibir amenazas de muerte tras criticar la impunidad después de la masacre de un millar de civiles perpetrada hace 22 años por el Ejército ruandés en su país.
El doctor, de 65 años, fue objeto de una campaña de intimidación en redes sociales y de amenazas de muerte en su teléfono móvil a través de mensajes de texto procedentes de Ruanda.
Sobrevivió ya un atentado
Mukwege ha visto su vida en peligro en el pasado, como se pudo comprobar el 25 de octubre de 2012, cuando cuatro hombres armados atacaron su casa mientras él se encontraba ausente, tomaron como rehenes a sus hijas y esperaron su regreso para asesinarlo.
Al volver a la vivienda, el guardia del médico intervino y fue abatido a tiros por los asesinos, si bien no pudieron acabar con la vida de Mukwege, que se tiró al suelo durante el tiroteo.
Tras este intento de asesinato, el cirujano se exilió en Europa y no regresó a Bukavu hasta enero de 2013.
El noreste del país africano lleva años sumido en un conflicto alimentado por milicias rebeldes y ataques de soldados del Ejército regular, pese a la presencia de la MONUSCO, que cuenta actualmente con algo más de 15.000 efectivos en territorio congoleño.
VT (efe, afp)
Los bonobos luchan por su supervivencia
Son los parientes más cercanos del ser humano, y sin embargo el hombre es su mayor amenaza. En todo el mundo solo quedan unos 10.000 bonobos que luchan por sobrevivir. Una iniciativa en el Congo los ayuda.
Los bonobos de la República Democrática del Congo están en peligro de extinción. Solo quedan cerca de 20.000 de esos primates. Hace 40 años todavía había aproximadamente 100.000. El peligro más grande:el hombre. Los bonobos jóvenes son cazados y vendidos como mascotas. Su carne es famosa por ser “exótica” y se los vende en mercados locales. Pierden su hábitat por la deforestación de las selvas.
Bonobos solo hay en la República Democrática del Congo. Habitan en la Cuenca del Congo, una selva enorme, casi tres veces más grande que Francia, en el oeste del país. Esta región está limitada por varios ríos, también por el río Congo. Según expertos, esa es la razón por la que estos antropoides nunca salieron de esa región: los bonobos no saben nadar.
Un 98 por ciento del ADN de los bonobos es idéntico al de los seres humanos. Eso significa que los bonobos son parientes más cercanos del ser humano que gorilas. Por eso, los bonobos y los seres humanos son tan parecidos. Pero también hay diferencias fundamentales. Un ejemplo: los bonobos pueden sufrir de enfermedades como sida, pero son inmunes a la malaria.
Imagen: picture-alliance/imageBROKER/I. Kuzmin
"Haz el amor, no la guerra"
Los bonobos parecen vivir según esa divisa. Evitan las peleas, y, en situaciones de conflicto, tratan de tranquilizar al grupo. Se abrazan y comparten cosas en lugar de luchar. El método más popular de los bonobos para resolver tensiones: tener sexo y acariciarse unos a otros. Otra razón por la que los bonobos son tan pacíficos: las hembras son las jefas.
Eso significa "Paraíso de los bonobos”, y es el nombre de la única reserva natural del mundo para bonobos huérfanos. Se encuentra a media hora en automóvil de la capital del Congo, Kinshasa. “Lola ya Bonobo” fue fundado en 1994 por Claudine Andre. Allí se cuida a los bonobos salvados por los trabajadores de la reserva de ser vendidos en los mercados locales, y luego son liberados de su cautiverio.
Imagen: DW/S. Fröhlich
Preparados para vivir en la selva
En las 75 hectáreas de selva de la reserva “Lola ya Bonobo” viven más de 60 bonobos. Estos monos han sido encontrados y atrapados por los trabajadores de la reserva, y son criados y cuidados para prepararlos para su futuro en libertad, juntos con sus congéneres. Desde el año 2009, los trabajadores de la reserva pusieron en libertad a dos grupos de bonobos huérfanos.
Imagen: DW/S. Fröhlich
El país de los bonobos
Tan pronto como los bonobos sean mayores, pueden volver a su tierra natal. Son llevados en grupos a una reserva protegida que tiene más de 20.000 hectáreas de selva, en la provincia de Equateur. La reserva se llama “Ekolo ya Bonobo”, que significa “País de los bonobos”. Se planea ampliar el área a 100.000 hectáreas de selva, para poder proteger a los bonobos a largo plazo.
Los pequeños cuyas madres fueron asesinadas están gravemente traumatizados. Los bebés bonobos necesitan el cariño de sus madres hasta que cumplen aproximadamente cuatro años, y, si no lo reciben, mueren por el estrés. Por eso, los bebés tienen una madre sustituta humana en la reserva que los cuida, todo el día, dándoles seguridad para que puedan sobrevivir. Incluso lleva a los bonobos a la cama.
Imagen: DW/S. Fröhlich
Educación contra la extinción
Según los trabajadores de la reserva, más de 30.000 personas visitan el área protegida cada año. La mayoría son alumnos congoleses. El concepto de “Lola ya Bonobo” es educar para acabar con la caza de bonobos. Un guía acompaña a los turistas por la reserva y nativos informan sobre la vida de los familiares más cercanos de los seres humanos.
Imagen: DW/S. Fröhlich
¿Del enemigo al amigo?
75 años: ese tiempo les queda a estos primates sobre la Tierra, según los ecologistas. Si la gente no cambia su comportamiento, no habrá un futuro seguro en la República Democrática del Congo para los bonobos, ya que en 2100 podrían haberse extinguido para siempre.