Para los empleados de Opel en la ciudad alemana de Bochum, la primavera no empieza bien: las negociaciones en torno al despido de 1200 trabajadores han llegado a la conclusión de que éste tiene que ser llevado a cabo con celeridad.

Hasta el 1 de mayo, el nuevo presidente de Adam Opel AG, Karl-Friedrich Stracke, tendrá que haber decidido concretamente cómo llevará a cabo esta decisión. Así según información publicada por el diario alemán Rheinische Post, lo exige la central de GM en Estados Unidos.

Nadie quiere irse

“Las cifras se conocen desde hace un año; no hemos decidido despidos adicionales”, informa el portavoz de Opel en Rüsselsheim, Andreas Krömer. A comienzos de 2010 -de acuerdo al plan de saneamiento de la empresa que entró en una grave crisis en el año 2008- tenían que recortar 600 plazas; en este año otras 1200.

En un principio, los recortes en la planta de Bochum –en donde 4500 empleados se encargan de la construcción del Opel Zafira- tenían que llevarse a cabo a través de renuncias voluntarias, a cambio de hasta 250.000 euros de indemnización. También se ofrecía la posibilidad de optar a 300 plazas en la central en Rüsselsheim, con una prima de 25.000 euros. Pero el plan no fue tan popular como lo había esperado la empresa. El personal de Bochum no quiere abandonar la empresa y tampoco cambiar de ciudad.

Estaba previsto

Así, hasta el 1 de mayo los gremios de la empresa automotriz tendrán que desarrollar un plan de cómo llevar a cabo esos recortes hasta finales de año. “Tenemos que adaptar nuestra capacidad productiva en Bochum”, dijo Krömer.

El plan de saneamiento de la empresa que ha pasado ya por el amargo trago de cerrar la planta de Amberes, preveía el recorte 4800 puestos de trabajo en Alemania y 8000 a nivel de toda Europa. De llegar a buen fin el saneamiento, la balanza de la empresa podría escribirse con tinta en verde en 2012.

MB/dpa/afp
Editor: Enrique López