Cada vez que escucho las palabras Mar Mediterráneo o Lampedusa, me da escalofríos y siento una profunda tristeza, porque sé que una vez más “mi gente”, es decir africanos, luchan por sobrevivir o mueren frente a las costas europeas.

Probablemente la gente espera que, como africana, esté enfurecida con Europa, así como aparentemente lo están muchos europeos. No obstante, estoy enfurecida sobre todo con los líderes de los países africanos y con el hecho de que eludan su responsabilidad.

Europa, ¡no necesitamos tu compasión!

No logro entender que nadie en Europa tenga la intención de que los gobiernos africanos tomen cartas en el asunto y asuman su responsabilidad para encontrar una solución a esta crisis. Los políticos europeos sí buscan soluciones y quieren mejorar las condiciones en los países de procedencia de los refugiados. Pero aparentemente han perdido la esperanza de que los líderes de África los apoyen en esta búsqueda.

Nosotros los africanos no necesitamos la compasión de los europeos. Nosotros mismos tenemos que hacer frente al conflicto. Sí, es cierto que Europa se beneficia de la miseria y de los salarios bajos en muchos países africanos. Sí, las flotas de pesca europeas están saqueando los mares frente a las costas de África. El cacao, las frutas y las verduras, así como las flores que crecen en mi continente son exportadas a Europa. Pero nosotros, los africanos, debemos permanecer fuera del Viejo Continente, no quieren que sigamos la ruta de nuestros productos de exportación.

África no actúa

Desde que, en 2013, los gobiernos europeos comenzaron a abordar seriamente el fenómeno de la migración procedente de África, los líderes de este continente han llevado a cabo apenas una conferencia sobre el tema de los refugiados. Yo, por mi parte, dudo que jamás una sola recomendación de esa cumbre se haya llevado a la práctica.

Es tiempo de que África entienda que el éxodo masivo es, en primer lugar, un problema africano. Me avergüenzo de ser africana, y también me avergüenzo de los gobiernos en África. Quiero que la migración figure como tema prioritario en las agendas de los incontables encuentros de la Unión Africana, así como de los grupos de países regionales.

El mayor reto consiste en cambiar la percepción que los africanos tienen de Europa. Y es que Europa no es ningún paraíso terrenal – para muchos más bien es un infierno terrenal. He conocido a africanos que en Europa solo ganan tres dólares al día o incluso menos. Sé de gente que duerme en la calle, vende productos piratas, se convierte en delincuente o es explotada en la prostitución. Muchas veces sus condiciones de vida en Europa son peores que las que dejaron atrás en África.

Este es el mensaje que tengo para mis hermanas y mis hermanos africanos: dejen de creer que Europa solucionará sus problemas. La posibilidad de que terminen viviendo en un cuarto miserable, como en África, es alta. Despierten y piensen en una solución para lograr salir adelante en casa, en lugar de hacer castillos en el aire.