El jugador de fútbol Mesut Özil deja la selección alemana y denuncia racismo. Ahora Alemania está sumida en un debate que se aleja peligrosamente de las reglas del civismo, opina Ines Pohl, redactora jefe de DW.
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Al principio, parecíamos estar sencillamente ante una cuestión irritante en comparación con los grandes problemas que enfrenta el mundo. De hecho, parecía ser casi una minucia. Un jugador de la selección alemana de fútbol con raíces alemanas visita al presidente turco Erdogan, posa junto a él y la foto conquista internet. Comienza un debate que podría haber sido interesante. ¿Cuál es el rol de un deportista que representa a su país en los grandes torneos internacionales? ¿Cuánta fidelidad cabe esperar por parte de su país? ¿Dónde están los límites entre la figura pública y la privada? Y, sobre todo, ¿por qué los políticos pueden posar junto a los déspotas y los deportistas no? Interesantes cuestiones que fueron debatidas con cierto nivel antes del Mundial de fútbol. La discusión dejó momentos esclarecedores. Pero la selección alemana tuvo que volver a casa antes de lo esperado y Alemania mostró entonces su verdadero rostro.
Özil, "cabeza de turco"
De repente, Özil, el cuestionado jugador, se convirtió en "cabeza de turco" (o chivo expiatorio) del fracaso deportivo y blanco de las críticas. El debate perdió toda medida. El puro racismo ganó terreno. El espacio para la crítica neutra por la cercanía de Özil a Erdogan se hizo más pequeño. De pronto, la idea de la falta de lealtad de las personas con trasfondo migratorio determinó gran parte del debate público. Parece que la sociedad alemana está perdiendo la capacidad de enfrascarse en un diálogo serio que oponga un argumento contra otro. Estamos olvidando algo necesario en los debates políticos importantes: las buenas maneras basadas en un justo y claro intercambio de argumentos.
No solo en redes sociales, sino también en los ambientes políticos las opiniones diferentes acaban convirtiéndose en cuestiones irreconciliables de fe. Parece que el poder lo es todo y la contra argumentación no se percibe como contribución al debate sino como ataque. Parece banal, pero las discusiones se mantienen vivas cuando se escuchan con atención los argumentos de los demás. Para que las sociedades puedan desarrollarse, debe existir un espacio de empatía impulsado por el deseo de entender al contrario y que tenga el fin de revisar la propia posición. Para que una polémica acabe siendo fructífera, debe existir desde el principio el acuerdo de que lo que cuenta son los argumentos y no la confirmación de las propias convicciones.
Punto de inflexión
El candente debate alrededor de Özil muestra lo polarizada que está Alemania y el enorme peligro de que, también aquí, como en muchos otros países, acabe prevaleciendo el deseo de que un líder fuerte asuma el poder para que ponga orden y calle la boca a quienes tienen opiniones diferentes. Muchos comentarios en las redes sociales parecen indicar que se está produciendo en ese sentido un inquietante punto de inflexión en el signo de los tiempos. A nivel individual, cambiar esta tendencia solo puede hacerse mediante nuestra propia forma de conducirnos y a través de una reflexión crítica permanente sobre la propia forma de debatir.
Autora: Ines Pohl (MS/DG)
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Mesut Özil: su carrera en imágenes
Este jugador de la selección alemana de fútbol era celebrado como excelente ejemplo de una integración exitosa. Después de su foto con Erdogan, la percepción pública de Özil se invirtió. Una mirada a su carrera.
De niño, Özil jugó en varios clubes en su ciudad natal, Gelsenkirchen, y luego, durante cinco años en Rot-Weiß Essen. En 2005 ingresa a la escuadra juvenil del FC Schalke 04. En 2009 fue campeón de Europa en los juveniles sub-21 de la DFB.
Imagen: Imago/Team 2
De Bremen a Madrid, y de España a Londres
Debido a desacuerdos en las negociaciones contractuales entre su padre, su agente, y el Schalke, Özil se va al Werder Bremen en 2008. Sus buenas actuaciones en la Copa Mundial 2010 despiertan el interés de los principales clubes europeos. En el mismo año se traslada al Real Madrid, que en 2013 lo vende al Arsenal por 50 millones de euros.
Imagen: Imago/Sven Simon
Ejemplo de integración
En 2010, el año de la Copa del Mundo, Özil es galardonado con un "Bambi", el premio de los medios alemanes por ser “un brillante ejemplo de exitosa integración”. A fines de 2007 renunció a su ciudadanía turca. Özil nunca ha ocultado su orgullo por sus raíces turcas. La tercera generación de su familia vive en Alemania. En 2016, el devoto musulmán publicó imágenes de su peregrinación a La Meca.
Imagen: picture-alliance/dpa/B. Pedersen
Campeón de los corazones
El delantero, al que la canciller Angela Merkel felicitó en 2012 por ganar el partido de clasificación para el Campeonato de Europa contra Turquía, es admirado por su modestia. Tras la victoria de la Copa Mundial 2014, Özil donó su bono a niños brasileños que necesitaban una cirugía. También ha visitado niños refugiados sirios en Jordania. Su postura social le ha traído mucho reconocimiento.
En el Mundial 2014, Özil jugó los siete partidos de la selección alemana. No solo era el jugador de Joachim Löw que resolvía las más intrincadas jugadas, sino que era una de las personas más importantes para el entrenador del equipo nacional. Durante el torneo, Özil creó la segunda mayor cantidad de oportunidades, después de Lionel Messi.
Imagen: picture-alliance/GES/M. Gillar
El escándalo con Erdogan
No era la primera vez que Özil era fotografiado con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, como aquí, en mayo de 2018. Pero en las anteriores ocasiones no causó tanto revuelo, como poco antes de la Copa del Mundo en Rusia. Algunos lo acusan de apoyar a un gobernante autoritario; otros de falta de lealtad a Alemania.
Imagen: picture-alliance/dpa/Presidential Press Service
Fin de una era
Alemania fracasó en la ronda preliminar en la Copa Rusia 2018. Este ha sido el mayor fracaso de un equipo de la Federación Nacional del Fútbol Alemán (DFB) en la historia de la Copa del Mundo. Reinhard Grindel, su presidente, acusó a Özil de generar tensiones dentro del equipo con su silencio sobre Erdogan. Grindel, a su vez, fue fuertemente criticado por dicha declaración.
Imagen: picture-alliance/Photoshot
El adiós
Özil dimitió este 22 de julio de 2018 del equipo nacional, a través de Twitter y en idioma inglés, después de haber jugado 92 partidos internacionales para Alemania, en los que anotó 23 goles y preparó 40. "Soy alemán si ganamos, y un inmigrante si perdemos", se queja Özil, y acusa a Grindel de “incompetencia”. Autora: Elizabeth Schumacher (JOV/CP)